Capítulo 40 Instintos

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Capítulo 40

Instintos

--¡Te voy a matar! ¡Te voy a matar, maldito omega! ¡Te voy a matar!

Tironeando con todas sus fuerzas de los cabellos de Julián, Jaime lo zarandeó por toda la plataforma de la tarima de actos, hasta tenerlo de rodillas contra el suelo. Maestros, alumnos, padres de familia, todo el mundo miraba la escena con una consternación infinita en sus ojos. Nadie sabía cómo proceder; durante segundos que parecieron horas, todo el mundo quedó estupefacto... en shock.

--¡Suéltame! ¡Déjame ir!

Julián mordió la mano de Jaime con todas sus fuerzas y finalmente este lo soltó. Daniel se interpuso entre ambos, colocando sus brazos como poderosa defensa ante una nueva embestida de Jaime.

--¡Atrás, Jaime! ¡Te lo advierto!

-- Lo voy a matar -- gruñó el susodicho, frotando su mano herida --. Fue él. Fue ese infeliz el que encerró a Andrés. ¡Fue él quien lo dejó en ese estado! ¡Es un maldito!

Julián se puso de pie y sonrió con altanería. Así que de eso se trataba. Así que ese era el motivo del disgusto de Jaime. Pues qué bien. Perfecto. Qué se dieran cuanta de una buena vez con quién se habían metido. Que se enteraran de una vez por todas que el niño bueno y manso que les había aguantado tanto, ya no existía más. Se las iba a cobrar todas. Una por una.

-- Sí, es cierto. Yo cerré la puerta de esa despensa. Pero no sabía que había alguien allí -- mintió con todo el descaro. Jaime frunció el ceño y se intentó abalanzar de nuevo contra él. Daniel se interpuso de inmediato, pero esta vez, dos maestros se hicieron cargo.

--Jaime... no puedes atacar a tu compañero de esta forma. ¡¿Qué es lo que te pasa?!

-- Ese infeliz encerró a Andrés en el salón de utilería a sabiendas de lo mucho que le teme a los lugares encerrados y oscuros. ¡Y lo hizo a propósito!

-- ¡No es cierto! -- hizo pucheritos Julián, con toda la cara de niño bueno--. Yo no sabía que Andrés seguía allí adentro. Cerré la puerta por precaución.

--Estoy seguro de que escuchaste sus gritos. Andrés no hubiera resistido ni unos pocos segundos antes de ponerse a gritar. Su terror es muy fuerte.

Cuando Jaime finalmente se rompió, echándose a llorar, Julián mermó un poco su postura altanera. Sí, había sido una broma pesada, pero nada que ese bravucón de pacotilla no se mereciera. Por su culpa, Zully también había tenido una fuerte crisis el día que se extraviaron sus pastillas. La reacción de Jaime era... demasiado visceral; incomprensible.

--La claustrofobia de Andrés tiene un origen demasiado horrible -- explicó finalmente Daniel, dejando salir un largo suspiro--. Vio morir a su padre dentro del carro donde ambos se estrellaron, lo escuchó agonizar. Pasaron varias horas antes de que los sacaran de los metales retorcidos. Fue horrible.

El pecho de Julián se contrajo con horror. El solo hecho de pensar en que por su culpa alguien había revivido un episodio tan horrible le heló la sangre. Detestaba a Andrés, en serio lo hacía, pero jamás había hecho lo que hizo si hubiese conocido ese detalle.

-- Solo... solo mantente lejos de él -- masculló Jaime, secando sus lágrimas y sorbiendo sus mocos--. Te mataré si no lo haces, infeliz. Estás advertido.

Jaime se fue en compañía de uno de los maestros, presto a firmar su próxima suspensión. Esperaba no haber agotado del todo la paciencia del director, o de lo contrario ya no había otra oportunidad para él. Su decisión de abandonar la escuela había quedado descartada luego de lo sucedido. Ni loco iba a dejar a Andrés solo con ese omega psicópata y su pandilla de amiguitos trastornados a los que tenía comiendo de su mano.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2023 ⏰

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