Capítulo 17 Ruptura

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Capítulo 17

Ruptura.

Desde la primera mirada que William arrojó a Fabián a través de la mirilla de la puerta supo que no debía abrir. Decir que podía oler las feromonas que emanaban como un enjambre de avispas de la piel del Alpha a pesar de la gruesa madera que los separaba sería mentir, pero el sonrojo de su piel; la forma como se movía desesperado y tembloroso mientras tocaba y tocaba dejaba claro que estaba en celo.

William se tensó. Estaba solo y su padre iba a tardar en regresar. Fabián tenía la fuerza suficiente para echar la puerta abajo si eso quería, así que lo mejor era tratar de convencerlo por las buenas de que volviera a casa.

Volviendo la cabeza, miró el teléfono. Daniel vivía demasiado lejos, no llegaría a tiempo en caso de que lo necesitara. Su papá Brandon era el más cercano. A tan solo cinco minutos en auto. No quería hablar con él... estaba resentido y herido después de la última vez que se vieron, sin embargo era la opción más razonable. Fabián venía por algo muy claro, algo que William no podía darle. No quería darle. Era un poco su culpa por haber dejado que las cosas llegaran hasta ese punto, sin haber hecho nada para detenerlas, pero es que hasta ese momento él tampoco había pensado que algo podía ser diferente a lo que durante toda su vida le habían planeado.

Murmurando una rápida excusa, afianzó la cerradura y fue por el teléfono. Emilia le contestó al tercer timbrazo y Brandon le habló instantes después, lo que no le significó una sorpresa teniendo en cuenta que había pedido su custodia.

—¿Will? ¿Will... hijo?

—Papá, necesito que vengas —fue todo lo que dijo, con brusquedad—. Fabián está detrás de mí puerta y... y está en celo. Papá Oliver salió.

—Estoy llegando allí de inmediato.

William no necesitó más. Colgando el teléfono se acercó de nuevo a la puerta e intentó volver a mediar con Fabián por las buenas. Estaba asustado, no iba a negarlo. Conocía a Fabián y aunque sabía que conscientemente nunca le haría daño, con el celo encima la cosa podía ser muy distinta. Ya lo había probado por su propio pellejo ese mismo día con Daniel y sabía lo que las hormonas desbocadas podían provocar en los Alphas.

Qué cruel había sido con los omegas, culpándolos por los desenfrenos de sus contrapartes. Siempre había excusado los excesos de los Alphas como desastres provocados por la falta de autocontrol de los omegas. Ahora estaba recibiendo un trago amargo de su propia medicina, de la peor de las formas.

—Fabián... oye, es tarde. No eres tú mismo en este momento. Por favor, vuelve a casa. Hablaremos mañana. Lo prometo.

—¡No! ¡Ellos quieren separarme de ti! ¡Van a hacerlo! —El tono de Fabián era desesperado...abrumado y muy poco racional—. Mis padres quieren cambiarme de escuela y estoy seguro de que Daniel te anda metiendo cosas en la cabeza. ¿Qué está pasando con ese niñato... Zully? Le gustas. ¡Lo sé! El muy imbécil me está provocando y se atrevió a seguir rondándote a pesar de que se lo advertí.

—Zully no tiene nada que ver aquí.

—¡Zully tiene todo que ver! —bramó Fabián—. Lo olí en ti el día que entraste en celo... él puso sus feromonas en ti ese día. No sé qué pasó pero estoy seguro de que él hizo que se te adelantara o lo que sea. ¡Quería matarlo el día de la fiesta de Mario cuando me di cuenta que era él el dueño de esas malditas feromonas! ¡Voy a matarlo si se te vuelve a acercar!

—Necesitas calmarte, Fabián. El "modo ultra territorial" anula el buen juicio y lo sabes. Vamos, respira y contrólate.

—Lo haré cuando me abras la puerta— siseó el Alpha.

Cruel summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora