Cap8: ¡Eduard!

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(Annie)

—¿Que son estás horas de llegar, Annie Wills? —doy un respingo viéndola sentada cómo indio en el sofa.

Ignorando el hecho de que intenta imitar a mamá, tiene el aspecto de una niña de seis años que no ha dormido lo suficiente hoy.

—Sofi, ¿Que haces despierta tan tarde? —pregunto de vuelta—. Casi me matas de un susto —continuo con una mano en el pecho.

—Tuve una pesadilla y decidí ir a tu cua... ¡No me respondiste, señorita! —insiste frunciendo el ceño y cruzandose de brazos.

Perfecto, me voy de al lado de mi madre controladora y resulta que aquí tengo otra de 6 años.

—Y no lo pienso hacer, ahora vamos a dormir

Ella se levanta murmurando cosas y toma mi mano para dirigirnos a la habitación. Cuando por fin logro que Sofi se duerma decido ver mi móvil, tengo tres mensajes de texto de Cyn y... Ocho llamadas perdidas de Logan

Suspiro, esto es lo que va a pasar: él me pedirá explicaciones de por qué no lo respondi las llamadas, yo le diré la verdad y nada más que la verdad, él me dira que está apunto de matarse y que perfecto que para la próxima le avisé, y ya asi terminará la "pelea".

No me malinterpreten, Logan es un buen chico, él y Cynthia fueron los únicos que estuvieron conmigo en mi duelo, y lo quiero, lo quiero mucho, pero no lo amo.

Amar en una palabra muy fuerte. Amar es una palabra que se dice tan simple pero que conlleva tantos sentimientos que a veces los humanos pasan desapercibidos... Amar es meter las manos al fuego por esa persona, amarla por dentro y por fuera. Amar es querer ser mejor persona para él o ella, apoyarla, adorar todas y cada unas de sus imperfecciones y no tratar de cambiarlas o mejorarlas. Amar es una decisión.

Eso para mí es Amar. Y por muy cruel que suene, yo no amo a Logan.

Al otro día, me despierto con un grito que me retumba hasta el final del cerebro, tengo que recordarme cinco veces que la amo y no puedo matarla porque es mi sobrina.

¡Tia Ann, levántate! ¡Se hace tarde para ir al infi... Escuela!

Sí, con ese grito me levanté hoy, a eso sumemosle una pequeña niña saltando arriba de tu espalda y tendremos el motivo perfecto para estar de mal humor. ¡Ash! odio que me levanten gritando, odio el instituto, odio que ya sea lunes, y odio no encontrar las malditas llaves del auto.

—¡Las tengo! —grita Sofi mientras bajaba las escaleras con una lentitud desesperante, pero sé que lo hace de esa forma para no caerse, es inteligente.

—¿Dónde estaban? —pregunto abriendo la puerta de salida.

Tia Kelly se fue temprano hoy, dijo que tenía un caso importante que resolver en el buffet de abogados dónde trabaja así que solo seremos Sofía y yo.

—Abajo del trasero de perla —murmura con inocencia llegando hasta mi y tendiendome las llaves.¿Perla? ¿La gata de la vecina? Ugh

Nos montamos en el Corolla 2015 blanco que me regaló papá en mi cumpleaños número dieciocho, y finalmente nos marchamos, no llevamos ni cinco minutos andando cuando escucho su voz. Ruedo los ojos.

—¿Ya llegamos?

—No.

—¿Y ahora?

—No.

—¿Y ahora sí llegamos?

—Sofi, acabamos de salir de casa, falta mucho camino que recorrer —le informo casi gruñendo como una leona de mal humor —. Y si no quieres quedarte en medio de la carreta sola, es mejor que guardes silencio —amenazo.

—¿Estás de mal humor? —pregunta haciendo un puchero, oh no, va a llorar, falta poco.

—No, no, cariño, lo siento, es solo que... no he tomado café hoy —me excuso pateticamente viendo cómo ella cambia el puchero por una radiante sonrisa.

Entonces vuelve a preguntar.

—¿Ya llegamos?

Paciencia, eso es lo que necesito.

Las clases pasan igual de aburridas que siempre, las horas pasan más lentas de lo normal. Ya es la hora del almuerzo y estoy por dirigirme a la cafetería cuando unas manos tapan mi ojos ¿es que ahora no pueden aparecer normal o que?

—Cyn, si eres tú te jur...

—Annie Petrorcla Wills —dice la voz tras de mi, se trata de nada más y nada menos que...

—¡Eduard! —chillo con alegria saltando sobre su cuerpo y escuchando su risa. No puedo creerlo, tenía mucho tiempo sin verlo.

Eduard Hernert, 18 años de edad, moreno, alto y con unas pestañas envidiables. Ah, también es mi mejor amigo, nos conocimos al inicio del instituto cuando en un partido de fútbol golpeó accidentalmente a Cynthia con la pelota, ella se puso histérica y yo tuve que domar a esa leona, me debe la vida después de arriesgar la mía tratando de calmar a Cyn.

—¿Cómo has estado Petrorcla? —pregunta, dandome una sonrisa ladeada cuando me bajo de su cuerpo.

—Algo mejor—respondo sonriendole— y ya deja de llamarme así, sabes que lo odio.

—Lo siento por quererle poner sobrenombres cool a mi amiga —explica alzando las manos en modo de rendición, ruedo lo ojos. 

Seguimos caminando hasta entrar a la cafetería, a lo lejos vemos a Cyn y Ty en una mesa haciendonos señas para que nos acerquemos, por un momento disfrutamos ignorandolos para hacerlos rabiar pero al final terminamos yendo hasta ellos. 

No me he sentado muy bien cuando Cyn habla.

—¿Que paso anoche? —suelta la pregunta mirándome emocionada.

Tenía mi exquisita rebanada de pizza a la mitad del camino para ser devorado por mi boca, pero decido responder al ver su insistencia.

—Yo estoy muy bien ¿y tú? —ironizo, dándole un mordisco por fin.

—Si, si, yo estoy bien, ¿Que pasó anoche? —insiste de nuevo.

Bueno pues, el imbécil de Gus me obligó prácticamente a irme con él a casa, luego me dejó tres casas antes de la mía porque sigue traumado por la muerte de mi hermano entonces no tuvo la educación de llevarme hasta ls puerta de mi casa pero ¡Oye! No sé lo reclamo.

El drama y tú van de la mano.

Cállate, conciencia.

—Nada fuera de lo común —termino por decir. De inmediato tengo a los tres mirándome con fijeza— ¿Qué?

—Supongamos que te creemos —dice Ty, y los otros dos asienten estando de acuerdo con él.

Y como si la suerte estuviera de mi parte, suena el tiembre anunciando que finalizó la hora del almuerzo. Ty es el primero en levantarse, oh no, no se va a escapar tan fácilmente de mi interrogatorio.

—Hey, no tan rápido —digo mientras lo agarro del brazo, él me mira haciéndose el "confundido" pero sabe muy bien de que voy a hablarle.

De esa chica. Michell, o como sea que se llame.

—Chicos, nos vemos en el salón —se despide Cyn y empieza a caminar. Eduard la observa con ternura antes de seguirla. Está muy coladito por ella desde hace años, pero ella es una perra que ni siquiera se da cuenta de que tiene a un Adonis tras de si, ¿O tal vez si?

En fin, me concentro de nuevo en mi objetivo: Taylor.

—¿Que pasa? —pregunta Ty mirándome inocente. ¡Ja! Eso no funciona conmigo.

—A la salida necesito hablar contigo de algo importante —aviso empezando a caminar a la próxima clase, no sin antes escuchar su voz baja.

—¿Y ahora que hice? —murmura.

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Capitulo completamente editado.

Con mucho amor, Tina ❤️

Del odio al amor✓ (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora