XXVIII

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Caminé con aquellos papeles en mi mano, pensando seriamente como informarles de algo tan serio. Ni siquiera yo me sentía bien con la noticia, menos ellos estarían preparados de oírla.

Ande por los pasillos casi por inercia, sin saber muy bien cual sería mi destino, si la habitación de WooGi o algún otro lugar para echarme a cavilar sobre ello, mi respiración era lenta, y mis latidos pausados, casi perezosos, respiré profundamente quitando aquel sudor helado de mi frente. Me senté en las primeras sillas que vi, al sentir mis piernas desfallecer por completo.

Medité seriamente que hacer por lo que me pareció una eternidad. No estaba preparado para ello, para confesarles algo tan doloroso, hasta que al darme cuenta que necesitaba un poco de consuelo, e incluso unas palabras de aliento, me dirigí apresurado a la habitación de mi madre, quien estaba seguro me escucharía con atención y me daría ese empujoncito que necesitaba con sus amorosas frases.

Pero para mi sorpresa antes de entrar por las puertas entreabiertas, pude notar a Hoseok sentado en una butaca junto a la cama de mi madre, quien le acariciaba suavemente su cabello. Al parecer el idiota me había ganado el preciado tiempo que requería con tanta urgencia, retrocedí unos pasos temblorosos, y por alguna extraña razón me pegué a la pared continúa escuchando sus voces demasiado cerca a pesar de la distancia.

—¿Cómo se siente, Señora JunGah? —preguntó Hoseok con desasosiego en su tono de voz.

—Mucho mejor ahora que te he podido ver —admitió mi madre, quien sabia le tenía un gran cariño al muchacho, tanto que había estado decaída por unos días cuando se había enterado de su falsa muerte—. ¿Cómo has estado querido?

—Bien, me siento mejor que nunca.

—Has cambiado tanto en estos años, Hoseok —susurró maravillada, y podía estar seguro de que había acariciado el rostro del susodicho con una de sus manos, así como lo hacía conmigo cada vez que me veía después de meses sin visitarla, analizando con sus ojos cada detalle que creía diferente al de sus memorias—, te has puesto más guapo.

—No tanto, solo estoy más viejo de lo que me recuerda —se carcajeó divertido con lo que escuchaba, y sin poderlo evitar dejé escapar una sonrisa, porque mi madre tenía toda la razón, Hoseok se veía mucho más apuesto, vestirse todos los santos días de traje le sentaba muy bien y su nueva actitud, un tanto más madura que en el pasado lo hacía ver mucho más atractivo que nunca—, En cambio usted está mucho más hermosa, Señora JunGah.

—Siempre sabes que decir, muchacho —murmuró mi madre soltando unas risitas nerviosas, a las que el más alto se le unión sin dudarlo demasiado. No obstante, tras ir guardando silencio, mi madre por fin le preguntó lo que tanto ansiaba saber—. ¿Cómo van las cosas con TaeHyung?

—No sabría cómo describirlo, solo sé que es complicado —suspiró decaído, y pude notar desde donde me encontraba que al ver la mirada de preocupación de mi madre por la situación que desconocía de nosotros dos, - ya que yo había evitado en lo posible durante todo ese tiempo mencionársela, porque sabía no era bueno alarmarla en su delicado estado. - tuvo que intentar sonreír para tranquilizarla.

—¿Por qué lo dices?

—Creo que siente demasiado dolor cada vez que intentamos estar como en los viejos tiempo, pero yo sé que me quiere aun, que el también piensa en que sería genial tenerme para siempre a su lado, pero TaeHyung huye cuando se ve cerca de la frontera que él mismo se ha puesto, se aparta aterrorizado, e intenta controlar lo que realmente siente.

» No importa cuánto le asegure que lo quiero, y que estoy seguro de ello, él pareciera que, aunque me cree; tiene miedo de cruzar esa pequeña línea que nos separa, y no entiendo porque lo hace, cuando ambos sentimos exactamente lo mismo —masculló con su voz cargada de una tristeza, que me llego a lo más profundo de mi ser.

UNKNOWN ROMANCE [VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora