XXXVII

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Me encontraba sentado en aquella incomoda silla desde hacía más de cuatro horas seguidas, en las cuales las personas a mi alrededor no dejaban de parlotear a todo pulmón. Me removí en mi asiento intentando con todas mis fuerzas no caer dormido en aquel juicio, escuchaba la voz del abogado público de ChangMin, al otro lado de la estancia, los jueces y el jurado escuchaban atentamente sus argumentos, mientras mi padre se mantenía en su lugar cabizbajo sin absolutamente nada por decir, ni una mirada me dedicaba lo cual agradecía sobre manera, ya que me daba a entender que por fin comenzaba a sentir arrepentimiento por lo que había ocurrido. Ese horripilante hombre había logrado luego de meses en reposo y descanso absoluto, continuar con su vida como lo había hecho hasta ahora.

El abogado Choi YeonJun a mi lado, un simpático hombre que cruzaba casi por los cuarenta y tantos, se puso en pie de un salto para refutarle algo a su contraparte, obligando al juez a mandarlos a callar para que no se armara un alboroto innecesario en la sala.

Rasqué mi cabeza ansioso porque esa tortura acabase de una buena vez, sabía que eso se demoraba un buen tiempo, pero aquel encuentro se estaba tardando tanto que comenzaba a exasperarme el resultado definitivo que darían.

Luego de que el jurado se reuniera, y le pasaran su veredicto sobre lo vivenciado al juez, este nos indicó con un gesto que nos levantáramos de nuestros puestos. Con cara de pocos amigos le hice caso, y entonces, anunció su esperada decisión.

—Según lo que hemos escuchado de parte de los dos abogados, junto con las respectivas evidencias, y testigos de lo acontecido, sentenciamos al señor Shin ChangMin a cadena perpetua, sin posibilidades de libertad condicional —murmuró el anciano de toga negra con su semblante demasiado serio, permitiendo que su agotadora mirada vagase por toda la estancia—. El señor Kim TaeHyung, su hijo, observando el caso clínico de su estado psicológico a causa de lo que su padre le ha hecho desde que era niño, su reacción el pasado 27 de mayo en su apartamento...

» Se considera como una manera de defensa propia, además de que no estaba en su sano juicio a la hora de cometer la agresión, por ende, no se puede considerar intento de asesinato. Sin más, se le despoja cualquier cargo, o deuda —guardó silencio para observarme fijamente, petrificándome en mi lugar con su semblante impenetrable—. Sin embargo, el señor Shin tiene una pequeña petición, desea una última charla con usted señor Kim, solo si usted lo permite.

—¿Qué está pasando, Choi YeonJun? —inquirí al más alto cruzándome de brazos disgustado con lo que acababa de escuchar, se suponía que ChangMin no debería de volverme a molestar jamás en la vida.

—Solo acepta —contestó con una sonrisa malévola, mientras se acomodaba con uno de sus dedos el marco de sus lujosos lentes—, no te preocupes, no podrá hacerte daño aun si lo intenta.

Sin más remedio, ateniéndome de sus firmes palabras terminé por asentir al juez, accediendo un tanto temeroso a lo que sea que fuese a decirme mi padre. Las personas que presenciaban aquella intensa discusión en las bancas, se fueron marchando con cada segundo que pasaba. Y nosotros no nos quedamos atrás, luego de recibir las alegres felicitaciones y platicar con uno que otro conocido del abogado Choi YeonJun, este me condujo por los gigantescos pasillos del tribunal supremo, para detenernos tras recorrer un largo trayecto frente a una puerta metálica, la cual ni se habían tomado la molestia de pintar.

Entre en la gélida estancia con el corazón acelerado en mi pecho, escuché los pasos de Choi YeonJun tras mi espalda, sin embargo, desapareció veloz como un rayo por una puerta oscura antes de que pudiese decirle que se quedara conmigo haciéndome compañía en ese tormento.

No estaba seguro de que ocurriría, pero probablemente sería la última vez que vería a mi padre, lo cual no me entristecía en lo más mínimo, sin embargo, nuestra desgraciada relación de sangre no la podíamos ignorar por mucho que quisiéramos, al menos ese espantoso hombre se merecía una agradable despedida antes desaparecer de mi vista, para pudrirse en la cárcel.

UNKNOWN ROMANCE [VHOPE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora