STARVING #1 (Saga STARVING)|Christopher Vélez.(Completa)

C10. Bakula.

—¿Puedo pasar?—cuestiona la voz de mamá asomando su cabeza por la puerta de mi habitación.—Guau. ¿Qué pasó un huracán por aquí y yo no me di cuenta?—añade dejando escapar una risita.—¿Estás reorganizando tu guardarropa o algo así?

—No.

—¿Entonces qué es lo que hace todo esto encima de la cama?—pregunta en voz baja.

—Bueno…estaba buscando algo de ropa…

—¿Tienes algún evento importante…?—me rio.

—No, mamá.—hago una pausa.—Iré a comer con Danna.—suelto como si nada.
Los ojos de mamá siguen cada uno de mis movimientos por mi habitación. Me detengo, inspiro con fuerza y me giro un momento para mirarla finalmente.—¡Guau!

—¿Eso está mal, no?—niega.

—No me parece malo de ninguna manera.—acepta.—Chris…deja de complicarte la vida, mi amor…si todavía sientes algo por ella; lucha. Si todavía crees que puedes dejar el pasado atrás, sanar las heridas de tu corazón y darte una nueva oportunidad con Danna; lucha. Lucha siempre que tengas la oportunidad para que te cerciores que puedes tener algo lindo, para que disfrutes del amor y de todo lo que la vida tiene preparado para ti…eres demasiado joven para llevar tanta amargura…

—Solo iremos a comer…no es nada importante y nada diferente a eso pasará.—hago una pausa ignorando el resto de sus palabras.—Ayer cuando fuimos de día de campo realmente me comporté como un verdadero idiota con Danna así espero que con esto se arregle un poco…

—¿Qué pasa con que Danna se supone que no está aquí…?—bufo.

—Es una mierda…pero encontré una solución que espero que funcione.—admito.

—No entiendo…

—¿Recuerdas ese restaurante sobre la carretera al que solía llevarnos papá algunas veces?—los ojos de mamá me miran fijamente y una amplia sonrisa se abre paso en sus labios.

—Lo recuerdo a la perfección. Bakula.—asiento.

—Pues creo que será el lugar perfecto para comer rico y para que nadie reconozca a Danna.—hago una pausa.—Es pequeño y es intimo así que…

—Entiendo.—anuncia ella.—Así que por eso es que parece que por aquí ocurrió un desastre natural…—me rio.

—Estaba buscando algo de ropa…—susurro.—Ya sabes: salir con una súper estrella no es lo mío…

Ella niega rotundamente.—No tienes que hacer todo esto, mi amor. Sé tú mismo, Christopher…no tienes que aparentar ser quién no eres: y no tienes por qué hacer todo esto…—hace un ademán señalando hacia la cama.

—Estoy siendo ridículo. Lo sé…—acepto tomando asiento sobre el colchón de mi cama. Ella se ríe de nueva cuenta.

—No. Lo que me parece es que estás siendo el mismo Christopher de dieciocho años que estaba perdidamente enamorado de Danna…y aunque a ti no te parezca demasiado normal…yo tengo la fiel creencia de que cuando uno desea tanto algo al final de cuentas terminas obteniéndolo…

—Mamá…

—Está bien, Chris.—hace una pausa.—Solo sé tú mismo ¿De acuerdo? Pero piensa lo que te dije…—anuncia dejando escapar un pequeño suspiro.—¡Y disfrútalo mucho!

(…)

—¡Christopher!—saluda la señora Silvetti en cuanto abre la puerta de la casa sin perder la sonrisa del rostro.—¿Cómo estás, cariño?

—Yo…bien.—respondo en pausas.—Eh…yo venía…

—¡Estoy aquí!—anuncia la voz de Danna salvándome inconscientemente y en silencio lo agradezco; un momento después está delante de mí. Sus ojos miel me observan fijamente y una pequeña sonrisa fugaz aparece en sus labios pero muere un momento después.—Hola.