C12. Hans Christian Andersen lo dijo.

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—¿Puedo pasar?—cuestiona el abuelo asomando su cabeza por la puerta de mi habitación. Asiento lentamente y cuando una pequeña sonrisa se forma en sus labios en los míos también se abre paso una aunque un poco más pequeña y más fugaz.

—Hola.—saludo en voz baja.

—¿Qué haces aquí, mi amor?—pregunta y aunque no diga nada puedo darme cuenta que el desorden de mi habitación no pasa desapercibido para él.—¿Por qué no sales al jardín? Hace un sol increíble y deberías de tomar un baño de sol…si sigues encerrada en tu habitación, Danna al final terminarás pareciendo menos que un fantasma…

—Es que no tengo ganas de salir.—respondo sincera.

—¿Puedo sentarme…?—cuestiona y yo asiento de inmediato.—¿Me quieres decir que te pasa?—Lo miro en silencio.—Danna…llevas básicamente encerrada en estas cuatro paredes una semana completa… ¿Qué pasa? Todos estamos preocupados por ti…

—No me pasa nada realmente.—susurro lentamente.

—Dan…

—De verdad, abuelo.—murmuro.

—¿Es por Christopher?—cuestiona de golpe. Levanto mis ojos a los suyos pero me mantengo en silencio un largo momento.—Es por Christopher…—afirma.

—No, no es por él.—susurro.

—¿De verdad?—pregunta alzando una ceja.—Porque desde que tuviste esa cita con él has estado demasiado extraña…—hace una pausa.—Claramente algo pasó…pero después de eso te cerraste: y en ocasiones, mi pequeñita…no es bueno hacerlo.—inquiere sin dejar de mirarme fijamente.—Lo mejor siempre es decir las cosas que sentimos ¿sabes? Expresarnos.

—No fue una cita y tampoco tengo nada para decir.—murmuro.—Abuelo…las cosas no son tan fáciles como todo el mundo cree ¿sabes?—hago una pausa.—Las cosas son más complicadas de lo que parece y realmente no tengo nada para decir…todo lo que diga siempre se va a ver opacado por la persona que soy. Las personas no van a confiar en mí porque he mentido. Mucho. No voy a culpar a Marion siempre. Ellos dicen que tengo que decir y aunque algunas cosas son falsas…no hago nada para defender lo que pienso y termino cediendo. Las personas no sabrán cuando esté diciendo la verdad o cuando esté diciendo mentiras porque yo misma me he encargo de hacer que lo crean así…—largo un gran suspiro y niego lentamente.—Además no soy buena con las palabras…

—Pero eres buena con la música.—adivina él.

—Carece de sentido.—admito y él niega.

—No, mi pequeñita.—se ríe.—No carece de sentido de ninguna manera. Cuando eres bueno con la música pero no eres bueno con las palabras entonces tienes que hacerte comunicar de la mejor manera posible…—anuncia. Mis cejas se fruncen y él niega lentamente.—No me estoy dando a entender ¿verdad?

—¿Se supone que tengo que decir algo mientras canto?—asiente.

—En teoría: esa es la idea.—admite.—Pero claramente no se trata solamente de decir algo mientras cantas: se trata más bien de decir las cosas que sientes…no lo dije yo; lo dijo Hans Christian Andersen. Cuando las palabras fallan el amor y la música hablan…—suspiro.

—Aun así no tengo nada que decir…

—Me parece que sí.anuncia señalando el desastre de hojas de papel hechas bola esparcidas por el suelo de mi habitación.—¿Sabes? Creo que en el fondo tú lo sabes…y estás buscando la manera de hacerle saber a Christopher lo que significa para ti…

—No es por él.—repito.

—¿Ah, no?—niego.

—No.

STARVING #1 (Saga STARVING)|Christopher Vélez.(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora