¹· Te extrañaré...

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Todo es tan distinto desde que ya no estás aquí conmigo, todo fue tan repentino, te extraño tanto, extraño todo de ti, tus besos dulces, tus caricias, tus muestras de afecto hacia mi, todas las veces que me dijiste te amo, todas las veces que estuviste ahí incondicional para mí dándome ánimos, me haces mucha falta... me es tan difícil despertar cada mañana y no encontrarte a mi lado, pero hoy por fin iré nuevamente a visitarte mi bello niño...

Todo luce exactamente igual desde la última vez que vine...

Yiungeon y Minhee muy seguido preguntan por ti, les he dicho que sólamente estás de visita en el cielo, pero que desde allá nos cuidas a los 3, ellos se tranquilizan al escuchar eso, pero en las noches sin siquiera proponerso ambos lloran en silencio, y eso lo he notado ya que en las mañanas cuando bajan a desayunar se puede notar en sus caritas decaidas y apagadas, rastros de lágrimas secas, pues les haces mucha falta, nuestros bebés te necesitan, pero cuando ellos crezcan deberán entender que Dios necesitaba a un ángel más en el cielo...

Todo ocurrió tan de repente, no sé en qué momento se me zafó de las manos, cada que recuerdo eso, me queda un sabor amargo, muy desagradable en la boca, yo sólamente me echo a llorar como todo un niño pequeño, y cómo no hacerlo si la maldita vida me arrebató lo que yo más quise y sigo queriendo en el mundo, consiguió su cometido, yo sólamente le reclamo, mientras ella se burla de mi en mi cara...

Y desde que ocurrió todo esto, maldije aquel día en el que te fuiste de mi vida.

Todo comenzó un día como cualquier otro.

- ¡Gatitooooo!

- ¿Qué pasa mi amor?

- ¡Te amo mucho!

- Yo también te amo bebé y no te imaginas cuanto

- ¡Yo te amo mucho más!

- Sonreí - Ven aquí bebé - palmé mis piernas -

- ¿Qué pasa mi amor? - Se acomodó mejor en mi regazo -

- ¿Sabías que eres el ser mas bello y hermoso sobre el mundo?

- Ammm nop, no lo sabía - sonrió tan bellamente como sólo él sabía hacer -

- Pues ahora lo sabes - lo apegué aún más a mí, mientras le daba leves caricias en la espalda -

- ¿Sabes mi amor?

- ¿Mmmm?

- Estaba recordando el día que nos conocimos

- ¿Ah, sí?

- ¡Sí! ¿Tú lo recuerdas?

- Cómo olvidarme de ese día...

Años atrás. 

Me encontraba en la universidad, aburrido como siempre, recién iniciaban las clases, pero como de costumbre no entré a ninguna, ya que me faltaban ganas, además ¿Qué más da? A mis padres les importa un carajo si apruebo o repruebo, pero, sin embargo mi padre fue el que me escogió esta carrera aún sabiendo que yo no quería estudiarla, mi madre no dijo nada al respecto ya que ella siempre apoya en todo a mi padre, y se preguntarán ¿Por qué? Muy fácil, su único hijo no les importa en lo absoluto, sólamente piensan en ellos ese par de tacaños, en fin no puedo hacer nada al respecto.

Como estaba tan aburrido en la inmensa Universidad, decidí dar una vuelta por toda esta como de vez en cuando hacía, me faltaba poco para pasar por el salón de 4  semestre, grupo A, cuando de repente a lo lejos pude ver un grupo de muchachos, al parecer eran los de nuevo ingreso, pobres almas, bienvenidos al infierno - pensé burlonamente en mi mente - le resté importancia y mejor seguí mi recorrido, las clases que se jodan y ahora mismo se pueden ir al completo carajo.

•No es fácil decirte adiós•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora