Capítulo 28

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Nicholas está desayunando cuando llego a la cocina y me sonríe.

—Qué temprano —comenta sorprendido—. Buenos días, ¿cómo amaneciste?

Me siento frente a él mientras María prepara mi desayuno.

—Bien... —respondo tomando una tostada y evito mirarlo a los ojos porque descubrirá que estoy mintiendo.

La realidad es que no he podido dormir pensando en el pollito y en todo lo que ocurrirá a partir de ahora. Como no he podido pegar un ojo en toda la noche, me puse a leer para tener toda la información necesaria y la verdad es que cada párrafo que leía, más me abrumaba.

De repente la puerta de la cocina se abre y entran Isaac con América de la mano con una enorme sonrisa en sus rostros. Los observo con el ceño fruncido.

Demasiada felicidad para ser tan temprano, pienso luego de beber un poco de té.

—¿Ustedes qué hacen aquí tan temprano? —pregunta Nicholas mirando su reloj—. Isaac, ¿desde cuándo te despiertas a las siete de la mañana y estás fresco como una lechuga?

—No podíamos esperar para contarles algo...

—¿Qué? —pregunta Nicholas.

Me meto una galleta de avena casi por completo en la boca.

¿Si como tan rápido ahogaré al pollito?, me pregunto arrepintiéndome de meterme semejante galleta.

—Nos casamos —sueltan al unísono.

—Eso ya lo sabíamos... —respondo con el ceño fruncido y con la boca llena de comida.

América me tiende una servilleta con la nariz arrugada cuando ve que estoy hablando con la boca llena.

—No, honey... ¡Que nos casamos hoy! —exclama mi amiga con una sonrisa imborrable. Comienzo a toser porque me ahogo con la comida y cuando me recupero cruzo miradas con Nicholas sin entender.

—¿Hoy? —pregunta él.

—Sí, queremos casarnos hoy, no queremos esperar más.

Tomo un poco de té porque la garganta me quedó picando.

—A ver, a ver... —los freno—. ¿Están seguros?

América e Isaac se miran a los ojos y veo tanto amor que me va a dar diabetes.

—Jamás he estado tan seguro en mi vida —asegura Isaac. Acaricia la mejilla de América y luego voltea a vernos—. Y América también quiere lo mismo.

Amy asiente feliz y emocionada.

—¿Y dónde se casan? —pregunta Nicholas para luego terminar su café. Yo sigo comiendo. Mira las sonrisas cómplices de nuestros amigos y suspira—. ¿Y cuándo iban a decirme que se casaban en mi casa, eh?

Río en silencio.

—Bueno, tú anoche me dijiste que como padrino harías cualquier cosa por tu mejor amigo y... —comenta América con esa sonrisa compradora y reluciente, aquella con la que siempre consigue lo que quiere—. Además no será nada extravagante —asegura con su mejor expresión de inocencia.

Esta estudió las mismas tácticas que Lydia, no me jodan.

Nicholas se ríe incrédulo y asiente con verdadera felicidad.

—De acuerdo, barbie, tendrás tu boda aquí.

América chilla y se lanza a los brazos de Nicholas para decirle que le estará eternamente agradecida por ser el mejor padrino del mundo. Nicholas rueda los ojos mientras Isaac se ríe y observa a su futura esposa con ojos que desbordan de amor.

Mi problema para siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora