EXTRA: El amor de un ángel

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Cada estrella en el cielo brillaba aquella noche, pero una mucho más hermosa acababa de meterse en su corazón — Amor puro. Nathaniel Proulx.

Beso sus labios y ella me sonríe.

—¿Es posible que cada día te vea más hermosa? —pregunto como tonto enamorado.

Si Dustin me escuchara en estos momentos se burlaría de mí, pienso asqueado por mi desborde de dulzura.

Ella sonríe.

—¿Con ojeras y todo? —pregunta con párpados cansados.

—Con ojeras y todo.

—Arreglaré una cita con el oftalmólogo, a lo mejor necesitas lentes —bromea arrugando su nariz en un gesto que se me hace de lo más hermoso.

Acaricio su cabello y ella se acurruca contra mi pecho. Trazo círculos en su espalda desnuda sin dejar de mirar al techo.

¿Qué hice de extraordinario en mis vidas anteriores para merecer un ángel como ella?, me pregunto sintiendo el pecho lleno de felicidad y paz, dos cosas que he sentido pocas veces en mi vida.

—¿Sabes algo de Dustin? —pregunta ella de repente.

Suspiro y de repente mi felicidad se ve opacada por la preocupación que siento por el idiota de mi hermano pequeño.

—No —murmuro—. No contesta mis llamadas... ¿Bryanna lo sigue viendo?

—No sé —Apoya su mentón en mi pecho para observarme—. ¿Crees que esté bien? —Sacude su cabeza—. Por supuesto que no está bien, ¿qué tonterías estoy preguntando? —se responde sola—. Pero me preocupa cómo está actuando.

—¿Por qué crees que sea?

Sé que es por Isaac, pero siento que Dustin oculta algo más, algo que no se atreve a decirme ni a mí, ni a Natalie, las personas en las que más confía.

—¿No hablaste con él cuando te lo dije?

Niego con la cabeza.

Ella hace una mueca pensativa.

Ella sabe algo, pienso observándola con atención.

He aprendido a leer a Dylan como si fuera un mapa, he estudiado cada uno de sus gestos y cada una de sus palabras, así como sé que ella hizo lo mismo conmigo.

—¿Tú qué sabes?

—Nada.

Miente.

No insisto y no se debe a que no sienta curiosidad, hemos aprendido a ser sinceros con nosotros. Ya no hay más secretos, pero si Dylan elige no decirme es porque de verdad es algo importante, algo que queda entre Dustin y Dylan, como una promesa, un voto de silencio.

No me agrada que Dustin haga buenas migas con Dylan.

—Solo espero que entre en razón y deje de actuar como pendejo —murmura haciendo una mueca.

Sonrío.

—Lo hará, de lo contrario tendrá a mis hermanas y a mí como matones que lo dejaremos con marcas en el cuerpo hasta que se comporte como antes —comento ladeando una sonrisa perversa.

Ella frunce los labios no muy convencida, aunque sabe que estoy bromeando. Le doy un beso en los labios fruncidos y ella borra todo rastro de preocupación para luego dar un largo bostezo.

—Debes descansar.

—Debería... —comenta trazando una línea descendente por mi pecho.

Enarco una ceja.

Mi problema para siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora