Capítulo 12

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Mi olfato me despierta. Mi estómago ruge. Son las ocho de la mañana. Arrastro mi cuerpo hacia la cocina.

María nunca me defrauda, pienso inspirando el aroma de las posibles delicias que ella está preparando en este preciso momento.

Me freno en seco cuando veo a Nicholas preparando el desayuno. Frunzo el ceño. Camina de un lado para el otro. La mesa de la cocina está repleta de tostadas, galletas, huevos revueltos, frutas, cereales, waffles y jugo exprimido.

Parece un festín para alimentar a trescientas personas, pienso mientras me siento.

Nicholas voltea y sonríe cuando me ve.

—Buenos días, ¿cómo dormiste?

Su sonrisa me desconcierta. Está tan alegre y relajado que dudo si es el verdadero Nicholas Petrov o su gemelo malvado... O bueno, ¿su gemelo bueno?

—Ummm, ¿bien?

—¿Tuviste alguna otra pesadilla?

Niego con la cabeza.

Nicholas pone un tazón delante mío para que me sirva leche con cereales. Nicholas se sienta frente a mí y comienza a desayunar.

Evito mirarlo a los ojos, anoche fue demasiado para mi cabeza. Primero Nicholas diciendo cosas lindas, incluso cantando una canción a mi oído y luego los daga roja.

—Mañana tenemos turno con la obstetra, te hará una ecografía —anuncia mientras desayuna.

Asiento.

—¿A qué hora?

—Luego de tu horario laboral. —Aclara la garganta—. Puedo pasarte a buscar si quieres... —comenta encogiéndose de hombros.

Niego con la cabeza.

—No hace falta. —No quiero.

Él asiente un poco decepcionado y continúa desayunando.

—Isaac viene en camino —comenta apurando su café. Suspira cuando nota que lo miro confundida—. ¿Recuerdas lo que dijo anoche?

—¿Sé lanzar dagas?

—No, que tienes que prepararte para pelear —anuncia Nicholas mirando su taza vacía. Suspira—. Isaac te enseñará.

—Pero... ¿No pondré en riesgo a tu hijo? —Su hijo.

Él sonríe y niega con la cabeza.

—Isaac sabe que si pone en riesgo a las dos personas que más me importan en el mundo, es hombre muerto.

Aclaro la garganta y bajo la mirada hacia mi tazón. Es inevitable ponerse nerviosa ante la mirada penetrante de Nicholas.

¿Por qué hace esto? ¿Por qué insiste tanto?, me pregunto llenando mi boca con cereales para que no vea cómo me perturba su mirada azul.

Ya no siento nada por él, me recuerdo mientras siento su mirada y el silencio se hace palpable. Pero eso no quiere decir que mi cuerpo no reaccione en modo estúpido cuando un tipo como él me mira como si quisiera desnudarme lentamente el cuerpo y también el alma.

—Ponte ropa cómoda y cuando estés lista, ve al gimnasio de abajo —anuncia mientras toma las cosas del desayuno para ponerse a lavarlas.

***

América y Delta están trotando en las cintas cuando ingreso al gimnasio. Están sudadas, pero parecen bastante concentradas. Las observo con el ceño fruncido. A pocos metros, Isaac y Carlos están preparando la zona de tiro mientras Nicholas habla por teléfono. Este último parece bastante enfrascado en la conversación telefónica y no deja de poner caras de fastidio cada vez que escucha lo que tiene que decir la persona que está al otro lado de la línea.

Mi problema para siempre #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora