Lo observo estirar sus músculos. Grabo cada parte de su cuerpo en mi retina. Él está sudado y se seca el rostro con una toalla cuando termina de trotar.
—¿Perdiste fuerza en los golpes? —pregunta cuando se da cuenta que estoy golpeando la bolsa de box con desgano.
Se quita la camiseta llena de sudor y entonces mi cerebro se pone en alerta. Mis ojos disimuladamente buscan en ese cuerpo musculoso el maldito tatuaje.
—¿Se te perdió algo? —pregunta con el ceño fruncido.
Sostiene la bolsa de box para mí. Trago saliva y niego con la cabeza.
—Estás muy callada esta mañana y tú no eres callada —bromea frunciendo el ceño—. ¿Te sientes bien?
Se acerca a mí para tocar mi brazo, pero me aparto como si él fuera un veneno letal. No dice nada al respecto, pero sé que le llama la atención que yo esté como gato arisco y silencioso esta mañana.
—Estoy bien, estoy bien —murmuro. Me paso la mano por el cabello y suspiro—. Solo creo que es suficiente ejercicio... Quiero ir a la zona de tiro.
Y así podré analizarte mientras me enseñas a lanzar.
Isaac Wilson de repente es un enigma para mí. Todo lo que conozco de él podría ser una mentira y tengo miedo que esto afecte su relación con América.
Juro que si está usando a mi mejor amiga, lo asesinaré.
Nadie lastima a América Thompson y sale ileso para contarlo, Delta y yo nos hemos encargado de eso.
Me tenso cuando la posible idea de América con el corazón roto otra vez aparece en mi mente y como si fuera un libro fácil de leer, Isaac se da cuenta que algo me perturba.
Maldición, ¿es que él ya me conoce lo suficiente?
—Dylan... —murmura como advertencia—. La última vez que estuviste en la zona de tiro entraste en pánico y de verdad creí que tendríamos que llevarte al hospital —comenta y hay un deje de preocupación en su rostro, pero la verdad es que ya no sé qué creer.
He sido traicionada por tantas personas. He confiado en las personas equivocadas siempre y ahora tengo miedo de que Isaac sea uno más de ellos.
—Voy a estar bien —miento.
Isaac asiente no muy convencido. Camina hacia la zona de tiro y yo lo sigo. Observo su brazo en busca de algún tatuaje, pero ninguno de los que tiene parece ser de los daga roja. En su torso desnudo lo único que hay es músculos, varios tatuajes que no significan nada y sobre todo, varias cicatrices que al parecer se las hizo hace mucho tiempo porque tienen un tono rosado algunas y otras uno blanquecino.
¿Habrá pasado por muchas sesiones de láser para sacárselo?
¿O se hizo uno más grande para taparlo?
—Dylan, ¿me preocupas? ¿Qué te sucede? —pregunta cuando ve que no le estoy prestando atención.
—Lo siento, es que...
—Todo esto te tiene abrumada —corta haciendo una mueca, pensativo—. Te entiendo, son demasiadas cosas en poco tiempo y es como si en algún momento pidieras un respiro y nadie te escuchara —comenta sumergido en sus pensamientos.
—La vida es una mierda... —comento observando las dagas que acaba de dejar sobre la mesa.
Él sonríe y voltea a verme.
—La vida no es una mierda, Dylan —me corrige. Frunzo el ceño—. Los seres humanos lo son y supongo que todos nos terminamos contaminando de esa mierda tarde o temprano.
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Mi problema para siempre #3
Romance[COMPLETA] Empezar desde cero no siempre es tan fácil y menos si llevas contigo una mochila repleta de recuerdos y un corazón hecho añicos. Dylan intentará empezar de nuevo, lejos del drama, los daga roja... y lejos de Nick, pero a veces el destino...