❣ Sun-hee❣

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— ah, que aburro día sin la querida Calis cabeza de hongo y mal genio— suspira Sun-hee, mientras coloca un libro sobre la estantería más alta.

—veo que ustedes dos ya se han hecho muy amigos  — sonríe, detrás de el.

Sun-hee de un brinco en su sitio y se gira rápidamente detrás de el, tirando por error varios libros de la estantería con su codo.

— ¡Diablos! — murmura, al ver el desastre, luego levanta la vista y la mira — no me asustes así, Havana. Al menos hablame en español para que sepa que son una de ustedes.

— jajajaja, lo siento, pero fue divertido — sonrió, poniendose de cunclillas para juntar los libros caídos.

— solo para ti — murmura, uniéndose a Havana en el piso para ayudar a recoger los libros. Los recoge uno por uno en completo silencio.

— ¿Son esos pucheros los que veo? — le pregunta, con una sonrisa burlesca. — ¿No estás acostumbrado a que las bromas se te dirijan a ti?.

— no estoy haciendo pucheros, no soy un niño.

— ¿Ah si? Pues tu sonrisa se ah esfumado por completo, eso no es normal. — sintiéndose un poco culpable, Havana acaricia la cabeza de Sun-hee suavemente — ya, perdón, no lo volveré a hacer.

Sun-hee se desace rápidamente de la mano de havana quitando la cabeza, y poniéndose de pie rápidamente. Sin perder el tiempo acomoda los libros que recogió.
Havana se levantó, un poco dudosa, y le entregó los libros uno por uno. Sun-hee lo tomó sin poder ver la cara de Havana, con las orejas un poco sonrojadas.

— ¿Que pasa? ¿Estás nervioso? Es la primera vez que te veo así, es raro — sonrió, divertida.

— No eh tenido mucho contacto con mujeres desde hace muchos años, no puedo evitar ponerme un tanto ansioso.

— pero si pasas mucho tiempo con Calixta jajaja.

— Bueno... Calixta no es... Alguien a quien se le pueda considerar muy... Femenina, ¿Si sabes a lo que me refiero?

— jajajaj, creo que sí. Pero lo que le falta de femenina le sobra de energía jajajaja.

— Su energía sin límite aveces me ocaciona problemas — suspira, agotado.

— jajaja, perdón — río, nerviosa. — es algo... Atrevida, pero estos últimos meses ya a sabido comportarse un poco más.

— Si, que bien. Por cierto ¿Por que no ah venido a trabajar desde hace cuatro días? ¿Está enferma otra vez?

— Si. Llegó en la madrugada toda mojada. Se veía bien en la mañana pero antes de ir a trabajar le dió un ataque de gripa. Cuando llegamos tenía tos, y al día siguiente le dió fiebre. Pero ya está mejor, yo creo que pasado mañana ya podrá volver al trabajo.

— oh, eso es bueno. Si dura una semana entera enferma la mandarán a la cárcel, y la dejarán ahí hasta que se cure o muera, lo que pase primero.

— ¡No lo digas de esa forma tan tranquila! Eso es muy cruel. Los dejarán morir en lugar de gastar un poco por medicamentos — elevó la voz, molesta. Pero aún así con un tono no agresivo.

— lo siento... — parpadeó, sorprendido.

— ah, no, perdón. No quise elevar la voz — bajó la mirada, tapándose la boca con la mano.

— no, tranquila, tienes razón. Me sorprende el talento que tienes para gritarme y que no parezca que me estás regañando. Bueno, tengo que irme, nos vemos — le sonrió, dejando caer levemente su mano sobre la cabeza de Havana.

Esclava en CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora