❦Su presencia❦

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Buenos días — saluda Calixta, con un tono seco mientras Dae-hyun toma su café sin mirarla. «Quiero comer...».

Después de un par de días, Calixta ya se a acostumbrado más a su nuevo trabajo, aunque con el frío y menos tareas, ahora el tiempo parece avanzar de forma más lenta y aburrida que antes. Los soldados, tal como dijo Sun-hee, casi no salen, sus prácticas son más suaves. Se la pasan más tiempo en el comedor y en las aguas terminales que son solo para los soldados.

Casi no ve a Ema, y habana, aunque simpre la invita a ir con sus amigas, Calixta se niega, no queriendo convivir mucho con las personas de norcorea.
Ahora Calixta mira por la ventana viendo cómo la nieve es jalada por una ventisca leve. Un ruido detras de ella provoca que de un salto; la oficina de Dae-hyun suele ser el lugar más callado. Dae-hyun se ve un poco preocupado, y se apura a apilar unas hojas y guardar unos documentos dentro de un maletín.

Sucede algo? ¿vas a salir?

— No, solo estoy guardando esto.

— Ya veo... . Te vez... preocupado.

— No es nada.

Aunque dijo eso, su expresión seguía tensa, como si quisiera salir de ese lugar de inmediato pero algo se lo impedía. cuando terminó de arreglar su escritorio se la pasó viendo la pantalla de su celular varios minutos. Durante casi una hora, solo veía su celular, y de vez en cuando escribía algo, como una respuesta. Entre más leía, con más fuerza agarraba el celular, y su expresión se oscurecia cada vez más.

Calixta seguía mirando la ventana, hasta que el sol parecía estar a punto de querer esconderse. Ya eran las cuatro o cinco quizá, Calixta suspiró mientras se estiraba como gato. Se giró para ver lo que Dae-hyun hacia, pero en cuanto lo vio, noto que sus ojos estaban puestos sobre ella, como si ya tuviera rato viéndola; pero antes de que Calixta dijera cualquier palabra, Dae-hyun habló.

Ya es tarde, puedes irte.

—ah, claro. — responde, y un poco dudosa pasa a su lado para salir, pero antes de poder abrir la puerta, Dae-hyun la toma de la muñeca y la detiene firmemente.

Mañana ni pasado hay necesidad de que pongas un pie en esta oficina o cerca de aquí, así que no vengas. — dijo, en tono de orden.

— ¿Eh? Pero y su café y...

— Eh dicho que no hay necesidad. Yo me encargaré de todo. — afirma, soltado su muñeca velozmente.

— ¿Y que se supone que yo haga? — pregunta Calixta, con la nariz un poco arrugada.

— habla con la rata, emborrachate otra vez, haste amiga de suga, ten... Discuciones de chicas con tus amigas, no lo se. Lo que hagas con tu tiempo no es problema mío. — suspira, mientras la toma del hombro y la guía a la salida, dónde le cierra la puerta antes de que tenga tiempo a quejarse de nuevo.

—«Un día de estos yo voy a ser quien tenga la última palabra, !ya lo verá!» — grita mentalmente, mientras se retira a su habitación.

— Hello, Calixta — saluda Ema, cuando la ve entrar.

— ¿Ahora sucede que también sabes inglés?

— yes — le sonríe, burlescamente — ¿De que te sorprendes? Te dije que me atraparon en el barrio mexicano estando de visita, yo vivía en los angeles, obviamente se inglés.

— Bueno, por favor no me hables en inglés, me harías quedar en ridículo.

— Claro, no te quítare la poca dignidad que te queda. — le sonríe.

Esclava en CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora