❣Bitter y Suga❣

46 6 15
                                    



Dentro de la cueva daba la impresión de estar en una película de terror, porque el más mínimo sonido rebotaba varias veces haciéndolo más grande, y mientras caminabas sentías una placa de agua sobre tus pies. El ambiente era fresco y húmedo, daba la sensación de que alguien más estaba ahí observandolos.

Suga caminaba tranquilamente frente a Calixta dirigiendola por el camino que siempre tomaba, mientras Calixta caminaba torpemente detrás de él mirando a su alrededor sin poderse quitar su inquietud, esa extraña sensación de estar siendo observada por alguien. De pronto un sonido cómo de una fuerte pisada resonó hasta los oídos de Calixta, quién por el susto corrió con Suga y lo apretó fuertemente del brazo, obligándolo a detenerse

—¿Escuchaste eso? —murmuró.

— ah, si, creo que fue un soldado que nos estuvo siguiendo — le susurró cerca del oído.

—¿Que? ¿De verdad?

—sí, la verdad es que fingi no darme cuenta para no asustarte, y también para alejarlo del grupo y agarrarlo aquí mi compañero y yo, pero no lo veo por ninguna parte — miró a su alrededor y luego se dirigió de nuevo a Calixta cerca de su oído — creo que... Estamos atrapados.

—No me digas eso...

—seguro que afuera deben estar esperándonos una docena de soldados. Lo siento Calixta, venir aquí era muy peligroso, por eso te dije que no debías seguirme.

De pronto unos pasos resonaron; se dirigía desde las sombras hasta ellos. El susto hizo que Calixta se aferrara aún más al brazo de Suga mientras los pasos se escuchaban cada vez más fuertes.
Su corazón parecía estar a punto de salirse, latiendo cada vez más rápido, la tensión le provocó escalofríos y cuando menos lo espero alguien saltó frente a ellos lanzando un grito.

Calixta intentó gritar, pero el miedo hizo que sólo pudiera abrir la boca sin soltar sonido alguno. Al ver su reacción, Suga y el otro chico comenzaron a reírse a carcajadas. Ella tardó unos segundos en darse cuenta de que todo eso era una broma planeada en el momento.

Cuando por fin cayó en cuenta, soltó el aire contenido en un suspiro rápido y silencioso mientras caía al suelo de rodillas lentamente viendo manchas blancas y negras.

— Oye, estás bien? — preguntó Suga, aún con la sonrisa en la cara. Calixta aún no podía responder, sólo miró en su dirección, aunque sólo veía manchas. —Con un demonio, creo que sí la asusté mucho esta vez. — tomó su cara con ambas manos dándole pequeñas bofetadas para hacer que reaccionara, pero no parecía funcionar, como si aún estuviera en transe. — hey Bitter, ayudame a cargarla.

— Si, claro.

De inmediato, la tomó de ambos brazos y el otro de las piernas para moverla más al fondo, donde Bitter normalmente pasaba la noche cuatro veces seguidas cada quince días.
La acostaron sobre unas mantas dentro de un hueco de una pared y le dieron agua.

—Te pasaste Bitter. — espetó, cuando se hubieron sentado ambos frente a Calixta.

—Fue tu idea — dijo en tono bajo, aún sintiéndose mal por lo que le había pasado a la sibil.

—Yo no recuerdo haberte dicho nada.

— yo iba a salir tranquilamente para saludar a tu compañera, pero de pronto me cerraste los ojos en código diciéndo que me detuviera. Y comenzaste a inventarte una historia de terror, supuse que querías que la asustara.

—Ah, pero no te dije que quería que la asustaras.

—sólo quieres librarte de la culpa — murmuró, desviando la mirada. Tomó su mochila y empezó a rebuscar dentro de ella hasta que dentro encontró un pequeño dulce, lo abrió con calma y se acercó a Calixta colocando el dulce frente a sus labios — Toma, es un dulce, te ayudará para el susto.

Esclava en CoreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora