Prisionero (adaptación)

XXI: Una jeringa y un adiós

Stiles estaba sonriendo.

La aspereza del filtro de su cigarrillo acariciaba el borde de sus labios mientras le daba una profunda calada.

A poca distancia Derek reclamaba y gruñía fastidiado porque su viejo y decadente saco de boxeo finalmente había terminado por romperse del todo.

-Seguro ahora usará tu culo para practicar- Se burló Liam ganándose una risita baja en
respuesta.

Theo intentaba tranquilizar a Derek. Explicarle que había dos sacos más de boxeo y que podía seguir usando otro. Sin embargo, no. Su dueño parecía tener una pequeña ligadura emocional a ese bulto de cuero whisky y arena que se encontraba en el suelo.

-¡No quiero otro!- Gritó encolerizado..

Stiles rodó los ojos y botó el humo por la boca. Derek era alguien bastante caprichoso y cuando su poca paciencia se sumaba, el resultado no era muy agradable..

-¿Qué le pasó al cavernícola de tu novio?- Preguntó Jackson llegando al lado de Stiles.

Tenía un pómulo hinchado y teñido de matices rojizos.

Stiles frunció el ceño y recordó la escena del desayuno donde Whittmore se peleó con uno de los chicos de la mesa por una estupidez.

Si, estupidez. Ya que definitivamente no era algo muy importante quien tuviera el cabello más rubio y sin embargo Jackson había reaccionado bastante mal cuando el otro chico le dijo que solamente era un mal teñido ya que no era tan rubio.

Un espectáculo digno para comenzar el día. Con Derek celebrando la 'pelea de gatas' como lo había gritado a todo pulmón y con Theo vitoreando a Jackson, 'rubia loca te amo'.

-Rompió su saco de boxeo- Respondió Stiles con voz traviesa. -Y ahora está como yegua en celo.

-Hombres- Se burló el rubio tomando el cigarrillo de los labios de Stiles.

El ojimiel se encontraba sentado en aquella banca donde siempre se sentaban para ver a los chicos entrenar.

Si aquello fuera una mala comedia norteamericana, serían algo así como las porristas.

Pero él no tenía pompones ni falda, solamente un desgastado chándal y una camiseta dos tallas más grandes que tenía el aroma de Derek. Tampoco animaba, ni siquiera le dirigía la palabra y aún así a Derek parecía gustarle verlo ahí.

No lo decía, pero Stiles podía ver atisbos de sonrisas en el rostro de su dueño cada vez que él aparecía por la puerta para quedarse horas sentado, sin hacer nada más que fumar y ver a Hale lanzar golpes.

-Oye Sti, ¿Cómo está Ethan?.

-Mejor. En unos días saldrá de la unidad médica.

-Genial.

Nadie dijo nada más al respecto. No querían recordar el suceso del día anterior cuando Ethan fue pillado en las regaderas, abusado y golpeado.

Era el único del grupo que no tenía a alguien que velara por su seguridad y lo marcara como propio, dando la oportunidad a los abusivos para hacer y deshacer con él.

-Mira quien viene- Señaló Liam a la entrada. Javier se encontraba ahí, con sus ojos de cachorro en busca de Derek. -¿Todavía piensan que Hale lo protege?-. Stiles se encogió de hombros.

Como Derek lo había defendido una vez, y debido a que el chico prácticamente vivía pisándole los talones, al parecer se había generado un pensamiento colectivo de que el chico era un protegido del emperador.