Prisionero (adaptación)

III: Un beso y la gloria

Stiles tenía frío, más su cuerpo permanecía febril. La culpa era de Derek , de su mirada enardecida y aguda.

-Vístete - Le indicó finalmente. Colocándose de pie y tomando su propia camiseta. Stiles ladeó la cabeza sin comprender el actuar de Hale -¿No me escuchaste, corderito? Vístete o me arrepentiré de esto-.

-Uh. Sí.- Stiles tomó su ropa del suelo y con una rapidez apremiante, comenzó a vestirse.

Sin levantar el rostro, observaba a su dueño a través de sus largas pestañas. Derek fue el primero en estar listo, naturalmente. El escultural convicto se apoyó en una pared y con brazos cruzados, esperó a que Stilinski estuviese completamente envuelto en sus viejos harapos.

-Vamos.

Indicó cuando Stiles terminó de amarrarse los cordones de sus zapatos. El ojimiel asintió en silencio. No iba a preguntar por el cambio de opinión de Derek. ¿Había sido porque él se lo pidió? Bueno, quizás estaba siendo engreído pero vamos. No dañaba a nadie que pensara así. Solo sabía que era la segunda vez que el hombre estaba a punto de follárselo y no lo hacía. Bendito fuera su lindo culo que aún estaba a salvo.

Derek aferró su mano al pomo de la puerta, Stiles pisándole los talones. El ojimiel pensó que saldrían del camerino, más sus pensamientos fueron arrasados cuando Derek, en un movimiento súbito y violento, lo estampó contra la pared más cercana.

-Beso-. Gruñó el ojiverde.

Con manos ágiles sometió a Stiles, haciéndolo levantar sus brazos y apresándole las muñecas por encima de su cabeza con una mano. Este solo gimió, agudo y temeroso, Sin embargo, no alcanzó a reaccionar ante tal súbito cambio, cuando los labios de Derek se estrellaron contra los propios. Sus sentidos se estimularon, su torrente sanguíneo se hizo sentir por todo el cuerpo, haciendo palpitar los puntos donde su pulso se encontraba. El aire estaba retenido en sus pulmones y sus piernas cedieron.

Hale lo sostenía de la cintura con una mano, con una de sus piernas encajada en la entrepierna de Stiles. Respiraba jadeante y denso, expeliendo su caliente vaho sobre los labios del contrario.

La testosterona destilaba de su cuerpo en un arranque pasional. Stiles podía palpar el deseo de Derek en ese beso.
Los labios de su dueño eran calientes y llenos, sabían a tierra y sal; obscenos. Entreabrió los propios cuando la lengua de Hale lo demandó, queriendo abrirse paso en Stilinski. Jadeó de angustia al sentir a Derek presionándose contra él de manera animal. Sentía que el ojiverde lo rompería en cualquier momento. Sus bocas estaban fusionadas y la lengua de Derek le recorría su pequeña cavidad Bucal. Era lascivo y hambriento, un beso escabroso e inmoral donde sus salivas, espesas, se mezclaban en una sola. Donde sus respiraciones salían entrecortadas.

Stiles jamás había sido besado de esa forma, tan lasciva y picante. Derek se follaba su boca con aquel beso, no le daba la oportunidad de pelear, de siquiera intentar mover su lengua por voluntad propia. Lo guiaba con malicia; succionando, mordiendo y tironeando.
En un punto, Derek soltó sus muñecas y Stiles, sometido y manso las llevó hasta el cuello de Hale, rodeándolo como un borracho que debe sostenerse para no caer.

Bien decía, estaba embriagado del ojiverde.
Este gruñó, ronco y fastidiado ante la acción de Stiles, y aun cuando el ojimiel debería haberse retractado, quitar sus brazos del cuello del convicto, no lo hizo. Se restregó aún más en el ojiverde, gimiendo dulce y sumiso. Derek llevó sus manos hasta los glúteos de Stiles, levantándolo del suelo y haciendo que este enroscara sus piernas a su cadera.

-Dulce-. Susurró Derek cepillando el borde del labio superior de Stiles con la punta de su lengua.

-¿S-sí?.