XV: El coronel y el pasado

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-Derek, ¿Qué harías si pudiéramos irnos de aquí?.

El ojiverde levantó la vista de su bandeja de comida. Stiles lo miraba reservado y juicioso, a la espera de una respuesta. Masticó lentamente y tragó con ayuda de un vaso plástico de agua.

-No he pensado en eso.

Respondió antes de pinchar un trozo más de pollo y echárselo a la boca.

Stiles sonrío. -¿De verdad? Yo si lo he pensado.

Derek le dio una mirada rápida. Un ligero brillo en sus ojos lo delató, así como la curvatura de las esquinas de su boca que formaban a su paso aquellos hermosos dimples que derretían a Stilinski.

-Bah. No me extraña, con tu vena maricona. Seguro que ya tienes todo un plan, ¿me equivoco?.

-No. No te equivocas. De hecho, hay ciertos aspectos que estaría complacido de discutir- Derek rodó los ojos.

Acostumbrado a las excentricidades de su corderito, le hizo un gesto con la mano para que se animara a continuar. Stiles cepilló su labio inferior con los dientes, sus mejillas ruborizadas delatándolo.

-Venga. Lánzalo.

-No pienso ser el único que haga limpieza.

-.. Stiles.

-No me importa, Derek. Trabajo de equipo o nada y terminamos viviendo en la mierda.

-¡Pero si la limpieza se me da fatal! Olvídalo, vivimos en la mierda entonces- Stiles cimbró ambas cejas y apretó los labios. -Bien, quizás podría ayudar de vez en cuando.

-Comidas familiares una vez al mes.

-No me jodas.

-¡Mi familia es encantadora!

-Corderito... Prefiero meter la polla en un sartén con aceite hirviendo que participar en tus comidas familiares.

-..Eres odioso- Soltó un suspiro y se llevó una cucharada de puré de patatas a la boca. Masticó lentamente, pensando en su siguiente propuesta. -Tú te encargarás del desayuno y yo de la cena. Seguro y me toca almorzar en el hospital, así que nada.

-Hm. Si eres un puto holgazán, qué desayuno vas a preparar tú.

-Por lo mismo, Derek. Lo preparas tú y no puede contener ni carne, ni frituras o mierdas de alto valor calórico. Idealmente ligero y sustancioso.

-¡Que te follen, animal!-. El rostro de pánico de Derek era casi gracioso.

Labios entreabiertos y cejas profundamente fruncidas formando un pliegue al medio de ambas.

-¡Derek!

-¿Pero qué mariconería me estás diciendo? ¿Quieres alguna mierda de esas que pasan en los comerciales?- Stiles se encogió de hombros, con una sonrisa traviesa en sus labios- ¿Cereales con fruta y leche, un bollo recién horneado y un vaso de jugo de naranjas?

-Eso suena bien.

-Y un demonio. Comeremos costillas, patatas fritas.. Hamburguesas con barbacoa y café negro.

Contó con sus dedos todos los alimentos que pretendía desayunar cada día de su vida si lograban salir de ahí. Ambos disfrutando aquella mentira idílica.

-No pienso desayunar eso.

-Entonces te cagas de puta hambre. Jodido malagradecido... Mas encima te cocino y todo.

Prisionero (adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora