MIROH

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El nombre le venía de su piel amarillenta, de enfermo del hígado

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El nombre le venía de su piel amarillenta, de enfermo del hígado. Era un individuo pequeño y delgado, que arrastraba una cojera.

Operaba en un bar cerca del edificio del sindicato de marinos y de vez en cuando se atizaba una cerveza para
justificar la cantidad de horas que se pasaba allí sentado.

Estaba en libertad bajo fianza, y cuando se juzgó el asunto, le cayeron dos años.

Siguió un período de confusión durante el que era difícil encontrar algo.

Alguna vez me pasé hasta seis y siete horas dando vueltas en coche con Hwang, esperando y buscando a gentes diversas que a lo mejor tenían.

Por fin HyunJin dio con un buen contacto, a un dólar cincuenta la cápsula, compra mínima de veinte. El contacto era Dawn, uno de los pocos vendedores que he conocido en mi vida que no usase también el material.

HyunJin y yo empezamos a vender en pequeña escala, lo justo para mantenernos. Nos ocupábamos
únicamente de gente que Hwang conocía bien y de la que estaba seguro.

Nuestro mejor cliente era Bobby.

Trabajaba en un garito de juego y siempre tenía dinero. Pero era un drogado insaciable y no podía evitar que se le fuera la mano a la caja más de la cuenta.

Acabó por perder el trabajo.

D.O, un viejo amigo del barrio de HyunJin, trabajaba en el centro. Era inspector de algo, pero se pasaba la vida de baja por enfermedad. Nunca tenía dinero para más de una cápsula, y casi todo lo que tenía se lo daba su hermana. HyunJin me dijo que D.O tenía cáncer.

—Bueno —dije—, me imagino que se morirá pronto.

Y se murió. Se metió en la cama, se pasó una semana vomitando, y se murió.

Willy el Sifones tenía un camión de gaseosas que repartía por una ruta fija. El negocio le daba para dos cápsulas al día, pero no era un vendedor de gaseosas muy decidido. Correspondía al
tipo que se puede denominar inofensivo; era delgado, pelirrojo, de carácter suave.

—Es un tímido —decía HyunJin—. Tímido y estúpido.

Otro cliente ocasional era Lony el Chulo, que había sido educado en la casa de putas de su madre.

Lony intentaba espaciar sus pinchazos para no adicionarse. Siempre andaba lamentándose de que no le quedaba nada limpio, que tenía que apartar tanto y cuanto para cuartos de hotel, que la ley andaba pegada a sus talones.

—¿Tú me entiendes? —decía—. No hay porcentaje.

Lony era un rufián puro. Flaco y nervioso. No podía permanecer sentado, no podía tener la boca cerrada. Mientras hablaba movía sus manos finas y cubiertas de pelos largos y negros, grasientos. Pero no dudaba un instante en pedirnos una cápsula de dos dólares fiada.

Una vez que se había picado, y mientras se bajaba la manga de una de aquellas camisas de seda a rayas y se ponía los gemelos, decía:—Oigan, muchachos, ando un poco mal. No les importará ponerme ésta en la cuenta, ¿verdad? Ya saben que soy de fiar.

HyunJin lo miraba con sus ojillos negros. Una desabrida mirada de campesino.

—Por Dios te lo pido, Lony, nosotros tenemos que pagar el material. ¿Qué dirías tú si la gente viniera, se zumbara a tus chicas y luego quisieran dejarlo a deber? —HyunJin meneaba la cabeza—. Eres como todos. Lo único que les importa es meterselo por la vena. Uno tiene un sitio tranquilo a donde se puede venir y chutarse, y ¿qué le dan a cambio de dejarlos? En cuanto se lo han metido, todo les importa un rábano.

—Hombre, HyunJin, tampoco quiero que te fastidies. Toma un dólar ahora y esta tarde traigo el resto, ¿de acuerdo?

HyunJin tomaba el dólar y se lo metía en el bolsillo sin decir palabra. Fruncía los labios con desaprobación.

Willy el Sifones se dejaba caer sobre las diez, en medio del reparto, se atizaba una cápsula y compraba otra para la noche. Bobby aparecía sobre las doce, al salir del trabajo. Estaba en el turno de noche. Los otros venían cuando se sentían con ganas.

Dawn, nuestro contacto, estaba bajo fianza. Tenía un juicio en el Tribunal del Estado por posesión de droga, que es delito según las leyes de Louisiana. La acusación se basaba en huellas, esto es, se había deshecho de la mierda antes de que la bofia pusiese su cuarto patas arriba.

Pero no lavó la jarra en la que guardaba la mierda. Los federales no hubieran aceptado una acusación basada solo en "huellas", y se hizo a nivel de Estado. Esto, en Louisiana, es un procedimiento habitual.

Cualquier caso demasiado endeble para un Tribunal Federal pasa a los del Estado, que están dispuestos a cualquier cosa.

Dawn confiaba en ganar el juicio. Tenía buenas relaciones en la maquinaria política y, en cualquier caso, el Estado tenía unas pruebas muy débiles.

Pero el fiscal hizo aparecer los antecedentes de Dawn, que incluían una condena por homicidio, y le cayeron de dos a cinco años.

HyunJin encontró en seguida otro contacto y seguimos vendiendo.

Un trafica llamado Yonkers empezó a
vender en la esquina de Exchange y Canal.

HyunJin perdió unos cuantos clientes que se pasaron a Yonkers. La verdad es que el material de Yonkers era mejor y algunas veces yo mismo le compraba a él, o a su socio, un viejo personaje tuerto llamado Richter.

HyunJin siempre se daba cuenta de algún modo —era intuitivo como una madre posesiva— y se pasaba dos o tres días cabreado.

Yonkers y Richter no duraron mucho.

Canal y Exchange es uno de los sitios menos seguros de Nueva Orleans en cuestión de drogas.

Canal y Exchange es uno de los sitios menos seguros de Nueva Orleans en cuestión de drogas

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Heterosexual¹ /Chanho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora