CAPITULO 50 FINAL

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SI LO TOMAS DA CRÉDITOS POR FAVOR, RESPETA MI TRABAJO. ESPERO LES GUSTE Y DEJEN SU SÚPER VOTO Y YA SABEN QUE ESPERO SUS COMENTARIOS PARA SABER QUE LES PARECE

He pasado toda la tarde durmiendo junto con mis hijos. Parece un sueño hecho realidad volver a tenerlos conmigo. Cuando abro los ojos puedo ver por la ventana, que ya es de noche. A mi lado se encuentra Christian dormido. Con su largo brazo abraza a Teddy. Yo mantengo junto a mí a Phoebe.
Christian abre los ojos y me sonríe.

-Creo que necesitamos una cama más grande –murmuro.

-Ya me encargare de eso –responde.

-Solo bromeaba Christian.

-Yo no. Podemos tener una más amplia, no pienso volver a estar sin mis hijos… sin ti.

Sé que habla en serio. Si él quiere algo, es obvio que puede permitírselo. Christian me sonríe y una emocionada luz revolotea en su mirada. Ahora todos en casa podemos estar más tranquilos.

-¿Te sientes bien? –me pregunta.

Se ha puesto serio y recorre mi brazo. La herida de bala que recibí ya casi no duele, a menos que la toque.

-Sí. –Parece angustiado –Christian deja de culparte. Todos estamos bien ¿no puedes verlo? La pesadilla ha terminado.

Con sumo cuidado me pondo de pie. Pero fallo al no querer mover demasiado la cama. Ted abre los ojos y sonríe. Tan parecido a su padre.

-Me despetaste –me dice.

-Cuando lo siento cariño –me disculpo -¿Podrías perdonarme?

-Cado mami. –observa a su hermana –Es muy foja mi hemanita ¿vedad? Papi ¿Cuándo hademos la casita del abol?

-Pronto hijo. En cuanto volvamos a casa, sería una de mis prioridades.

-¡YUPI! –mi hijo grita emocionado y despierta a su hermana.

-Bien hecho hombrecitos. Han despertado a mi niña.

-Perdón –se disculpan al unísono.

-Perdonados. Ahora debo alimentarla y sinceramente también yo tengo hambre ¿ustedes no?

Realmente me siento hambrienta. Christian me guiña un ojo y se pone de pie rápidamente. Toma en brazos a Ted y salimos de la habitación.

-Avioncito –Christian eleva a Ted y mi corazón se detiene.

-Ta vez papi –chilla mi hijo emocionado.

Christian repite y me paralizo. Llegamos a la planta baja y suelto el aire cuando veo que lo pone sobre el piso. Me da terror pensar que pueda caerse en algún momento mi hijo. Pero él esta extasiado de poder jugar con su papá. Contra eso no puedo hacer nada, me gusta verlos felices.

-Podría acostumbrarme a esto –susurra en mi ido cuando estoy tomando unos platos para servir comida –La buena vida, en casa y con mi familia. Aunque deseo volver a nuestro espacio –sus ojos queman con sinceridad.

-También yo quisiera volver a casa.

-Oh Sra. Grey permítame. Yo les serviré.

Gail entra en la cocina y se apresura a meter al horno el guisado. Tiene los ojos rojos –supongo que es por el llanto- quiero verla directamente a los ojos, pero evade la mirada.

-¿Estas bien Gail? –pregunto.

-Sí señora, gracias por preguntar.

-Deja eso y mírame por favor –le pido.

Inmediatamente deja los platos sobre la mesa y me mira. Puedo ver el dolor en su rostro. Su sobrina ha muerto y ella sufre.

-Lo lamento –se disculpa –No puedo creerlo aun. Pensaba que Estefanie pagaría sus actos en prisión. Pero… está muerta y… Oh disculpen. –Limpia sus lágrimas.

-No tienes por qué disculparte –dice Christian –Es entendible, pero son las consecuencias de sus actos. Haberse unido a esa mujer no deparaba nada bueno.

-Lo sé Sr. Grey. Me siento tan apenada, era mi sobrina y causo muchos daños. –solloza.

-Esfanie me dijo que todo taria bien –dice mi hijo –Me llevo a un coshe con el hombe que tabaja con papi.

¿Estefanie y García protegieron a mi hijo? Ella desapareció con él y tardo un poco en volver. Nuestro plan hablaba de ponerlo a salvo, no imagine que Mike la ayudaría.

-¿Qué más te dijo cariño? –pregunto.

-Que mi papi lledaria ponto y que iba a volved a casa.

-Al menos hizo algo bueno –chasquea Christian.

Lo fulmino con la mirada. Debe respetar el dolor de Gail. Christian suaviza su semblante y se disculpa con Gail. No es para menos, pobre de ella.

-Ve a casa Gail. Christian y yo quizá lleguemos esta misma noche.

-Primero les serviré de comer. El pequeño Ted parece estar hambriento. –lo observa.

Mi hijo está comiendo un plátano. Pero es su delirio y lo saborea con gusto.

Gail se en cuanto nosotros nos quedamos en la cocina comiendo. Ha estado durmiendo en un cuarto de servicio desde que estamos en casa de mis suegros.
Cuando estamos por terminar, Mia entra en la cocina.

-Buen provecho –dice.

-Gracias ¿ustedes han comido? –pregunto.

-Si claro. Ustedes estaban dormidos, mamá no quiso molestarlos. -mira su reloj –Aunque en poco rato sirven la merienda ¿se quedan a merendar? Christian ha dicho que quieren volver a su casa.

-Bueno… es hora de volver. No queremos dar molestias.

-Ustedes son familia. Jamás darían molestias. –Grace nos reprende cuando llega.

-Por favor mamá –interviene Christian –Ya hablamos de eso.

-Claro. Necesitan su espacio. Saben que aquí también es su casa ¿verdad?

-Muchas gracias Grace –la abrazo.

-No tienes nada que agradecer querida. Sabes que la agradecida soy yo. Me han dado unos nietos hermosos.

Nos convencen de quedarnos a merendar. Pero apenas hemos comido, solo tomamos una taza de té –bueno yo- Christian bebe una copa de vino blanco.

-Puedes quedarte unos días en casa papá –pido a Ray.

-No hija. He visto que ustedes están bien, debo volver a mi casa. Me alegra verlos juntos y sé que podrán superar esta pesadilla.

-¿Sigues en Montesano? –pregunta Carrick.

-Sí. Mi vida está hecha allí.

-Te voy a extrañar papá –murmuro –Puedes visitarnos cuando gustes.

-También nosotros podemos ir a verte Ray ¿eso está bien? –Dice Christian.

-Claro que sí. Ustedes pueden ir ahí cuando gusten.

-Sí, yo quiedo id con el abueito. –chilla Ted.

-Espero que aún no regresen a trabajar –dice Carrick –Deben despejarse de todo esto. Estos días fueron realmente pesados hijo, tómense unas vacaciones. O quédense en casa, pero deben primero superar este mal momento.

-Algo así estaba pensado papá –Christian me mira ilusionado -¿Qué te parecerían unos días en Aspen nena?

¿Irnos? ¿Justo ahora? Me quedo pensando por unos segundos. Sería una vía de escape a nuestros problemas. ¿Qué problemas? –pregunta mi subconsciente. Todo está mejor ahora y pasar unos días en familia serian de gran ayuda.

-Podemos hablarlo con calma –digo –Suena buena idea –le sonrió.

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Una hora más tarde, hemos terminado de guardar nuestras mudas de ropa. Taylor y Sawyer han puesto todo en el maletero del coche. Cuando intente cargar una maleta y roce mi herida del brazo, Christian me lo quito de las manos. Me ha prohibido cargar nada. Incluso Phoebe, la carga él.

Estamos en la sala platicando cuando Taylor entra con José y su padre. No supe en que momento llego el Sr. Rodríguez. Me alegra que este cerca de su hijo, apoyándolo.

-Buenas noches –saludan.

-Sr. Rodríguez –le digo cuando lo abrazo -¿Cuándo llego?

-Mi padre llego desde ayer por la mañana –responde José –No lograste verlo cuando fuiste al hospital porque había ido a la cafetería.

-Oh ya entiendo. Es bueno verlo.

-Gracias Ana ¿Cómo estás? Han pasado unos tiempos difíciles.

-Por suerte mi niña está bien –Ray lo abraza también –Y el resto de su familia igualmente.

Me fijo en José. Tiene los ojos hinchados ¿Qué sucede? Ayer pude darme cuenta de que algo no iba bien.

-Kate, José ¿me acompañarían un momento? –les pido.

-Claro –dice Kate.

-No tardo –doy un beso a Christian.

Christian frunce el ceño pero no me detiene. Él debe comprender que es mi amigo y quisiera ayudarlo.

Salimos al jardín y me agarro del bazo de Kate. José viene tras de nosotras, sumido en sus pensamientos. Caminamos cerca del cobertizo para botes. Llegamos cerca del puente de la bahía. Jamás me canso de ver este lugar. Es impresionante y más a la luz de la luna.

-¿Todo bien José? –pregunto.

-No. –se limita a responder.

-Puedes confiar en nosotras ¿lo sabes verdad? –dice Kate.

-No quiero mostrarme vulnerable, pero… lo estoy.

-Cuéntanos.

-Leila sale mañana del hospital.

-Eso es una buena noticia –le digo –También paso unos días horribles.

-También me da gusto. –Dice con tristeza –Pero se ira de Seattle.

Oh ya puedo entender su tristeza.

-¿No es lo que querías? –pregunta Kate.

-No realmente. Es confuso –se deja caer en el pasto –No puedo aceptar del todo su pasado. Pero creí que podríamos intentarlo, juntos. Ya saben. Pero ella prefiere irse. La costa Este, me parece.

¿Seguía viviendo a donde la envió Christian? Recuerdo que la confino a un lado del país. A los pocos meses de su visita en mi oficina, Christian cortó toda su ayuda económica con ella. Al parecer Flynn dijo que consiguió un empleo y comenzó a valerse por ella misma. En una escuela de arte.

-¿Le has dicho ya que quieres afrontarlo con ella? –insiste Kate.

-Sí. No sirvió de nada. Me dijo que es su estilo de vida y yo no podría con él.

¿Leila dijo eso? ¿Sigue interesada en el BDSM? Me cuesta creerlo. Pensé que amaba a mi amigo. Ahora no sé qué pensar.

-Puede que solo este asustada –le digo –Y decida que no es buena para ti.

-Se lo dije, pero ella se rehúsa a quedarse. Se ira, es su decisión final.

-Lo siento.

-Gracias.

-¿Podemos ayudarte en algo? –ofrece Kate.

-No lo creo. No se preocupen. Iré unos días con mi padre y cuando vuelva me centrare en mi trabajo. Aunque ahora que lo mencionan –duda –Puedo aceptarles una salida a un bar. Me gustaría beber unas cervezas bien frías.

Los tres nos reímos. Estos momentos con mis amigos son más que valiosos.

–Claro –acepta Kate –Cervezas frías este fin de semana.

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Cuando estamos en casa. Un nuestra casa en la Península Olimpyc. Son cerca de las 10 de la noche. Mi padre no quiso venir con nosotros. Dormirá en casa de José y su padre. Mañana temprano iremos a dejarlo al avión de Christian para que regrese a su hogar.

Christian y yo recostamos a nuestros hijos en sus respectivas camas. La cuna de Phoebe está instalada en la habitación de Ted. Pegada a la de nosotros.

-¿Todo bien? –pregunta Christian.

Estoy parada en el umbral de la puerta con mis abrazos a mi alrededor. Christian me abraza de igual manera, en modo protector. Sus brazos, mi lugar favorito.
Se detiene, observando mi vendaje en mi brazo.

-¿Aun te duele?

-Es soportable.

Toca mi labio -¿Y aquí?

-Christian ya no me duele. Todo está bien. Vamos a la cama.

-Sra. Grey ¿quiere que la folle en este estado?

-Ummm. ¿Podrías?

-No quisiera lastimarte –arruga la frente.

-No lo harás. Al contrario, me harás sentir bien. –muerdo mi labio.

-No te muerdas el labio –en una fracción de segundo me toma en volandas y me lleva hasta nuestra habitación.

Recostándome en la cama. Comienza a quitarme los zapatos, desabrocha la cremallera de mis jeans. Yo jadeo, sus roces me vuelven loca.

-Quiero sentirte –acaricia de mis pies hasta mi trasero.

Llega a mi boca y me besa –Te amo –dice avivadamente sobre mi boca. –Sus manos comienzan a quitarme la blusa.

Mis manos viajan hasta su espalda, sus brazos, su rostro. Mi dios griego encendido, juguetón, seductor… complaciente.

Jadeo cuando su mano viaja hasta mi sexo. Traza círculos sobre mis bragas. Siento como mi corazón se acelera, el deseo se centra en mi vagina. Lo quiero dentro de mí. Ya.

Su peso sobre mí es resistible, cuando su mano roza mi brazo me quejo por el ardor que me causa que me toquen justo ahí.

-Lo siento –me dice y se retira.

-No es nada –lo jalo de nuevo.

Oh no Christian. No puedes dejarme así. Pienso que se va arrepentir y me tortura solo pensarlo.

-Mejor así –Se recuesta el sobre la cama y me encuentro a horcajadas sobre él.

-Sigo vestida –le digo.

Termina por desnudarme y yo me hinco a un lado de él para poder deshacerme de su ropa. Comienzo por sus zapatos, los calcetines, el pantalón, sus boxers y su camisa.
Me hago un poco hacia atrás para admirarlo. Mi hombre es sexy. Su respiración se acelera cuando paso mis dedos sobre su erección.

-Ana… ven aquí.

Vuelvo a acomodarme sobre él y lentamente hago que entre en mí. Se siente tan bien. Sus manos viajan por mis pechos, mis pezones. Juega con ellos y me hace enloquecer. Me hace desear mas ¿algún día tendré suficiente de él?

Gimo mientras la situación se desliza a través de mi cuerpo. Los músculos alrededor de mi ingle se tensan. Su aliento sisea mientras comienzo a moverme.

-Eres hermosa –me dice.

-¿Si?

-No tienes idea de cómo me vuelves loco –jadea.

-Déjame oírte –sisea –Muévete nena.

Acato sus órdenes y me muevo con más prisa. Mi cuerpo tiembla. Aún no. Bajo el ritmo para poder durar más. Quiero saborearlo.

-Muy bien –me dice –Has aprendido cariño.

Cierra los ojos y flexiona sus caderas para encontrarse conmigo, llenándome. Esto es la gloria.

Oh esto se siente tan bien. Poseyéndolo.

Tomo sus brazos para sostenerme y moverme más. Él me toma de las caderas para guiarme. Se mete dentro de mí con fuerza y me hace gritar.

-Oh Christian –jadeo.

Tiro mi cabeza hacia atrás y disfruto. Sigo cabalgándolo, saboreándolo.

-Siénteme –dice. Su boca forma una O y disfruta.

Estoy perdida este hoyo de placer. Gozando. Arriba, abajo, arriba. Una, otra y otra vez.
Lo miro a los ojos, su mirada ardiendo de deseo. Él gime con fuerza y mueve su cabeza hacia atrás, Disfrutando también de mí, de su posesión sobre mí.
Puedo sentirlo. Voy a venirme. Aumento el ritmo y colapso sobre él. Agotada, pongo mis manos sobre su pecho. Cuando Christian encuentra su liberación, grita mi nombre.

-¡Ana! Dios, eres increíble.

Me recuesto sobre él, aun sin moverme. Sigo penetrada por él. Recuperamos el aliento. Su pecho subiendo y bajando cuando respira. Lo beso y me responde el beso con urgencia, con amor.

-Mi Ana –me dice –Mi querida y hermosa esposa.

-Sí. Tuya, siempre.

FIN

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NARRA JACK HYDE

¡ELENA MUERTA!

Estoy leyendo el periódico y sale en las primeras páginas. Al parecer una enferma y obsesionada con el empresario Christian Grey. Secuestrando a sus hijos, su esposa. Intentando matarlos…. y termina muerta.

¡Maldita sea!

Ella me ayudaría a consumar mi venganza. Los Grey deben pagar ¿Qué debo hacer ahora?

He logrado mantenerme escondido desde que pude salir de prisión. Lo único que ahora me pone feliz es que no debo pagarle ni un solo centavo a esa mujer. Tendré que esperar más tiempo para poder volver a sus vidas.

Esa zorra de mierda, calientapollas. Debe pagar. Anastasia será mía, así sea lo último que haga. Christian Grey sufrirá. Debo juntar dinero, buscar ayuda para poder lograr mi objetivo. Mierda, todo iba tan bien y una vez más lo han echado a perder.

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ADELANTO SEGUNDA TEMPORADA

ALGUNOS AÑOS DESPUÉS…

-¡Papi! –Grita Phoebe –Date prisa papi, llegaremos tarde al colegio.

Mis hijos se divierten tanto en el colegio. Uno de los mejores en los Estados Unidos. Christian nunca permitiría que fueran a uno que no lo fuera.

-Ya vendrá tu padre, pueden esperarlo en el coche –le digo a mis hijos.

-Mamá ¿Por qué tarda tanto? –me dice Ted.

Mis recuerdos vagan hasta la noche anterior. Exhaustos sobre la cama después de hacer el amor. Y esta mañana no fue la excepción. Es por eso que Christian se ha metido a bañar tan tarde. Y mis hijos esperan por él.

-No se desesperen. Ya vendrá.

-Mamá, en la tarde cuando regresemos debemos hablar sobre mi cumpleaños ¿sí? Me gustaría una fiesta con mis amigos del colegio y nuestra familia. Pero que no venga ese amigo de Phoebe.

-Claro hijo. ¿Pero que tienes en contra de los amigos de tu hermana?

-Solo en contra de él. ¿Por qué debe tomarla de la mano? –frunce el ceño.

-Oh hijo, son solo unos niños. No te preocupes por ello.

-Exactamente mamá, solo es una niña, no debe dejar que le tomen la mano. Solo puedo hacerlo yo y mi papá.

-Ya estoy grande Ted. Eric es mi amigo. –chilla mi hija.

-No me importa hermana. Yo debo cuidarte y estoy seguro que si le digo a mi papá, me dará la razón.

-¿Decirme que? –Christian viene bajando las escaleras.

Todos estos años y aún me derrite verlo, recién bañado, recién follado. Pero ahora debo poner orden entre mis hijos. Ted y su sobreprotección con Phoebe. Y Christian inculcándoselo.

¿Qué podemos hacer? Somos mujeres de un Grey.

Continuara…

FINAL DE TEMPORADA

-LUNA<3

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