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Christian no da crédito de lo que ve. Me come con la mirada mientras avanza acercándose a mí y va quitándose el saco. Igualmente embobada lo observo, mi esposo aún se ve muy joven –claro no para de hacer ejercicio –y conserva un buen físico. Lo más fascinante es que ocupa la corbata gris que tanto me gusta.
Christian guarda con mucho cariño la corbata y aunque le he regalado una del mismo tono, él prefiere esta noche usar la primera que uso para atarme.
-Dios Ana ¿Qué te hiciste? –susurra cuando está frente a mí y me besa suavemente.
-¿No lo has notado? Me hice un nuevo peinado, me maquille, a y traigo puesto lo que me has regalado ¿te gusta?
-Más que gustarme te ves estupenda ¿ese vestido…?
-Yo iría a comprarme uno, pero Kate pensó en mí en sus últimas vacaciones y me trajo este obsequio.
-Recuérdame agradecerle.
¿Habla enserio? Justo estos días no llevan buena relación.
-Se lo que estás pensando –me susurra –Este vestido vale la pena para darle mis agradecimientos a Katherine.
-Si eso quieres.
-Realimente me has impresionado nena. El cabello lacio se te ve muy bien, el color del vestido resalta el de tus ojos. ¡Soy un maldito afortunado!
-Lo eres. ¿Quieres un bocadillo?
-Quisiera pasar directo al postre.
-Que impaciente eres Amo.
-Ana –balbucea- Cuando me llamas así me siento –me besa con más fuerza –No sé cómo explicarlo, me desarmas por completo.
Tan solo oír su voz ardiente, me enciende. Siento que mi cuerpo se convulsiona. Sus palabras por completo son mi perdición.
-Aunque si tienes hambre, podemos esperar. Quiero que primero te alimentes.
-Tengo hambre, pero no de comida exactamente. Aliméntame Sr. Grey.
-Sra. Grey –me levanta y me coloca sobre su hombro –Vamos al cuarto de juegos –me da un azote.
Madre mía. Aquí vamos.
Me dirige al piso de arriba y estando ahí, abre lentamente la puerta del cuarto de juegos.
Me pone en el piso y se hace a un lado para que entre yo primero. El cuarto esta idéntico a como lo dejamos la última vez que estuvimos aquí.
-¿Asustada?
¿Habla enserio? No es la primera vez que estamos aquí.
-¿Bromeas? –chasque la lengua.
-Sí, bromeo. Esto es muy familiar ¿no? –esboza una sonrisa.
Me sujeta la barbilla y me levanta la cabeza para que lo mire.
-Desnúdate para mí.
Pongo los ojos en blanco ¿Para quién más lo haría?
-Cuida tus modales, aquí yo soy el Amo.
-Sí. Lo olvidaba.
Vuelve a darme un azote -¿Cómo has dicho?
-Si Amo.
Christian se sienta en el borde de la cama con edredón rojo y me mira fijamente.
Estar aquí con él en estos años es divertido, ya no es como lo conocí, él tiene más control conmigo y nos dedicamos a complacernos uno a otro.
Me quedo situada frente a él y comienzo por quitarme el abrigo. Sin dejar de mirarlo. Dejo el abrigo sobre la cama y vuelvo a mi posición anterior. Sigo con el vestido, que tiene la bragueta a un costado, la bajo lentamente y continúo por ir quitándomelo poco a poco. Hasta que cae a mis pies.
Christian me mira expectante, su mirada lasciva y ardiente me corrompe. Pasa su dedo índice por sus labios, provocándome.
Llevo un conjunto de lencería de encaje negro pero cuando voy a quitarme el sostén, Christian está a mi lado y me detiene. Antes de que diga nada, me pongo en posición sumisa con la mirada al suelo rodillas separadas y las manos sobre los muslos.
Oigo que Christian camina por la habitación pero no veo completamente lo que hace. Hasta ver sus pies frente a mis rodillas.
-Mírame –me ordena y obedezco –Ponte de pie –nuevamente obedezco.
-¿Qué desea Amo?
-Todo tu placer para mí, pero iremos lento.
Madre mía. Esto es jodidamente erótico.
Christian se sitúa detrás de mí y me acaricia los hombros, va bajando hasta tomarme de las manos. Mientras mordisquea mi oído izquierdo.
Mete una de sus manos por debajo del sostén y toma uno de mis pechos. ¡Dios!
-Se acoplan tan bien, aún tienen el efecto que causa el embarazo.
-Es muy poco, mi cuerpo ha tomado su forma natural.
-Shhh. No hables.
Ambas manos tocan mis pechos y me tortura cuando comienza a pellizcar mis pezones. Echo la cabeza para atrás y me recargo en el pecho de mi esposo.
Sigue por subir el sostén sin quitármelo.
-¿Quieres que te haga venir así?
-No.
-¿No qué?
-No Amo.
-Entonces ¿Qué deseas Anastasia?
-A ti Amo, a ti.
Con sus hábiles y largos dedos comienza a masajearme el cuello. Umh, se siente bien.
-¿Te gusta?
-Si Amo.
Continúa torturándome cuando roza mis pezones que aun los siento sensibles. Con la boca entreabierta me dejo llevar. Gimo.
Termina por quitarme la parte de arriba y me toma de la mano para conducirme a la cama.
-Acuéstate –lo hago.
-¿Te gusta mi corbata? –me cuestiona.
-Me encanta –muerdo mi labio inferior y después paso mi lengua por donde acabo de morder.
Prosigue a atarme las manos en la cabecera de la cama, usa su corbata. Rápidamente se desnuda y no quita sus ojos de mi mirada mientras me despoja de mis braguitas.
-Me has sorprendido. Jamás dejas de hacerlo.
La diosa que llevo dentro está encantada. Lo hemos conseguido. ¡S!
-Para empezar, quiero disfrutarte. Debes seguir mis órdenes pero primero voy a saborearte. No te muevas o parare.
-Sí Amo.
-Quiero que cuides esto por mí –sostiene las bolas de plata, se las mete a la boca y chupa –Ahora tú.
Lentamente las introduce en mi interior, no sin antes posar su pulgar en mi clítoris y meterlo rozando mis paredes vaginales.
Cuando están dentro de mí, él se pone de mí y se desnuda completamente mi mirada va hasta su gran erecto miembro.
Me pone un antifaz y siento su peso sobre la cama, después sobre mí.
Me besa desde los pies hasta el ombligo. Muevo mis caderas en busca de él, siguiendo su ritmo pero se detiene y me pellizca un pezón.
-No te muevas.
Continúa besando mi abdomen hasta llegar a mi cuello. Mis manos inmóviles por la corbata y sin ver nada me parece majestuoso. Sentir su boca sobre mi cuerpo me enciendo mis entrañas se contraen.
Minutos después me desata y me quita el antifaz. Me pone acotada sobre su regazo y chillo, vienen los azotes.
-Ahora pagaras por todas las veces que has perdido educación.
Me da un pequeño azote y cierro los ojos, con tanto deseo no duele mucho.
-¿Por qué hago esto Anastasia?
-Porque puse los ojos en blanco.
-Al menos estas consiente.
Un par de azotes más y sin avisarme tira de las bolas de plata. Maldita sea que bien se siente. Gimo con fuerza. Aprieto mis muslos tratando de contener el orgasmo.
Christian me acuesta en la cama y rápidamente me penetra.
-Estar enterrado en ti –gime –Se siente tan bien.
¿Me lo dice a mí? Yo que disfruto tanto de que posea.
Continúa con sus embestidas hasta que exploto en un rico orgasmo. Dos penetradas más y se deja caer sobre mí.
Me besa y vuelvo a gemir sin apartar mis labios de su boca.
-Eres el mejor.
-Y el único –me dice.
-El único, claro que sí.
Momentos después continua por darme placer con su lengua, me tiene atada contra la grande cruz de madera. Completamente abierta para él. Su dulce tortura me vuelve loca.
-Siempre me ha impresionado lo receptiva que eres.
Cuando por fin vuelve a penetrarme ambos gemimos. Absorbemos nuestro placer. Se retira con una exquisita lentitud y nuevamente entra en mí, ahora si comienza a moverse. Yo muevo las caderas en busca de él, pero aquí en la cruz no puedo hacer mucho.
Cada vez hace mucho más. Con más prisa, sin piedad. Sus manos sostienen mi cabeza y me besa mordiendo mi labio, soltándolo de mis dientes.
-Joder…
Estoy bañada en sudor y mi cuerpo se arquea o más bien mi cabeza, estoy cerca.
-Siéntelo y córrete para mi nena.
Inmediatamente me dejo llevar cuando llego al clímax.
Me desata las manos y me recargo en su hombro, sigue con mis pies y me lleva a la cama.
-Un placer jugar contigo Sra. Grey.
-Mmmm.
-¿Estas muda? Ahora si aliméntame y prepárate porque aún no termino.-LUNA<3
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"Los Grey" Cincuenta Sombras Liberadas continua... FANFIC
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