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PARTE ANASTASIA
El resto del domingo pasa de modo tranquilo. La familia no pretende hacer como si nada sucediera pero si prefieren estar tranquilos y tratar de cierto modo que nuestra vida sea normal. Aun a pesar del riesgo que corremos teniendo a Elena desaparecida.
La mañana del lunes es muy ajetreada. Todos desayunamos antes de irnos a nuestras labores. Kate esta triste porque Elliot debe salir de viaje.
-Prométeme que te cuidaras mucho amor –le dice Kate con lágrimas en los ojos.
-Te lo prometo –Elliot le da un suave beso.
-Vete sin pendiente hijo –interviene Carrick –Tus mujeres están a salvo aquí en casa. Y trata de volver lo antes posible.
-Lo sé papá –sonríe –Y volveré en dos días, no es nada.
-Ya no llores amiga –le susurro a Kate –Tan solo son dos días.
-Es como una eternidad.
-No exageres.
-Solo deseo que le vaya bien y que si puede volver antes, lo haga.
Entiendo a Kate. Si Christian tendría que separarse de mí en estos momentos, no sé cómo reaccionaría. Necesitamos estar juntos.
Lo importante aquí, es que el objetivo somos Christian y yo, no sabemos si también el resto de la familia. Pero hay que ser precavidos.
Cuando terminamos de desayunar, Carrick y Christian acompañan a Elliot a tomar el avión privado. Las mujeres nos quedamos con bastante seguridad en casa. Tiempo que aprovecho para pasar con mis hijos. Cuando Christian vuelva iremos a nuestros respectivos trabajos para anunciar nuestra ausencia.
-¿De verdad dejaras el trabajo? –me pregunta Mia.
-Sí, es mejor estar en casa al cuidado de los niños.
-Me parece buena idea –apunta Kate –Yo no me siento bien estar sin trabajar, solo será el primer año de Ava, después no la descuidare pero si debo volver a laborar.
-Es bueno trabajar, en casa también el trabajo sobra pero no hay como dedicarnos a los que sabemos, por lo que nos preparamos. Aun siendo esposas de hombres ricos.
-Christian preferiría no verte trabajar, mi hermano es muy obseso del control y teniéndote en casa las 24 horas, sería feliz –se burla Mia.
-Ni que lo digas –le digo –Pero no me siento bien dejando que el lleve todos los gastos, bueno al menos yo puedo darles regalos a mis hijos sin pedirle a él.
Con Christian la vida económica es tranquila. Claro que desde que lo conocí lo supe, pero yo no amo su dinero. Lo amo a él.
-¿Cómo vas con Ethan? –pregunta Kate cambiando de tema.
-Vamos bien, pero… creo que le teme al compromiso.
-¿Por qué lo dices?
-Llevamos ya un año juntos y jamás me ha hablado de compromiso.
-Quizá lo haga, solo debes esperar y no presionarlo –le aconseja Kate –Mi hermano es enemigo de que lo presionen.
-Tienes razón. Iré por un helado a la cocina ¿Teddy me acompañas?
-Si tía.
Mi hijo se va feliz con Mia y deja abandonado su avioncito de juguete. Ava se divierte con los juguetes de Phoebe, que reposa en su pequeñita silla.
-No me has preguntado por José –Kate me observa atentamente.
-Me da miedo saber que esta tan mal… y no puedo ir a verlo, aun.
-Por la tarde lo harás ¿cierto?
-Claro, solo debemos ir al trabajo.
-¿Christian ira contigo a verlo?
Aquí está la inquisidora de Katherine. Tan habida de información.
-No se lo he dicho, pero supongo que sí.
Al menos eso espero. Que no se moleste y comprenda.
-José necesita ver que tiene tu apoyo.
-Lo sé Kate –me pongo de pie y me paro junto a la ventana –Christian no es malo, él comprenderá y me apoyara igualmente con José.
Defiendo a mi esposo. Y yo realmente espero que así sea.
-No te molestes conmigo –me toma del brazo –Es solo que tampoco quiero que tengas problemas con tu esposo, José no es quizá la persona favorita de Christian.
-No hablemos más del tema, yo visitare a José, así valla sola.
-Cualquier cosa me llamas y yo puedo acompañarte.
-Gracias.
Cuando llega Christian, enseguida nos montamos al Audi y nos dirigimos primeramente a Grey Publising.
-¿Qué les dirás en tu trabajo?
-Que me tomo unas vacaciones.
-¿Solo eso? –frunce el ceño.
-Sí. Soy la jefa, no creo que necesiten explicaciones ¿o sí? –le sonrió porque lo estoy imitando.
-De eso no me queda la menor duda –me toma la mana y acaricia mis nudillos –Ya vas aprendiendo.
-Tengo un buen maestro… uno que todo lo puede.
-Me gustas cuando estás tan juguetona.
Nerviosa miro a Taylor y me ruboriza. Christian y sus galanterías.
A Christian le brillan los ojos de deseo y de lujuria. A mí me bombea la sangre y recuerdo la ves que hicimos el amor en el coche.
Estos días de presión y miedo no hemos podido tener una vida sexual tranquila como antes. Y ambos lo extrañamos.
-Te deseo Ana –me surra Christian al oído.
-Yo a ti…mucho. Pero no aquí cariño –le guiño un ojo –Quizá por la noche…
-Que bien sonó eso. Ancio que llegue la noche.
Taylor carraspea y baja del auto. Hemos llegado. Sawyer –que nos seguía en otro coche –Abre la puerta para mí y yo bajo enseguida, camino hacia el interior del edificio junto con Christian, Taylor y Sawyer.
-Buenos días Ana, señor Grey –saluda Claudia en recepción.
-Buenos días señorita –responde Christian.
-Hola Claudia ¿Qué tal el fin de semana?
-Perfecto.
Viniendo yo con mi esposo, Claudia omite las bromas que después hacemos y se muestra como la profesional que es. Eso sí, noto como echa una fugaz mirada a Christian.
Continuamos nuestro camino hasta mi oficina, donde Hannah me espera con un late.
-Hola Hannah –la saludo de un beso en la mejilla.
-Buenos días, has llegado tarde… Oh perdón Sr. Grey buenos días.
-Buenos días.
Hannah continua –Pensé que no vendrías, lo cual me pareció extraño. He ido a preparar otro late.
-No tenías porque preocuparte, te lo agradezco. Pero solo he venido a hacer un pequeño anuncio. No tuve tiempo de pedirle a Bety que organizara una junta con el personal, pero tú te encargaras de informarle ¿sí?
Tomo asiento en mi silla. Christian y Hannah hacen lo mismo.
-Claro que si Ana ¿Qué sucede?
-Saldré de vacaciones unos días –miro nerviosa a Christian –No sé exactamente cuánto tiempo este fuera pero debo pedirte que te encargues de cancelar citas que tenga para los próximos días y apoyes a Bety con el trabajo.
-No hay problema, lo haré.
-Por favor llama a Jocy, necesito disculparme con ella, quizá su trabajo se atrase un poco.
-Enseguida le llamo.
Hannah toma el teléfono de mi escritorio y marca a Jocy.
El móvil de Christian suena y sale de la oficina ¿de qué se trata?
-Enseguida viene.
-Gracias Hannah.
-¿Puedo preguntarte algo? –Mira hacia la puerta y baja la voz -¿Por qué tan repentinas estas vacaciones? Tú no sueles dejar el trabajo de la noche a la mañana.
Confió en Hannah, pero no quiero correr riesgos.
-Es un pequeño problema familiar, necesito estar en casa unos días.
-Entiendo ¿tus hijos están bien? ¿Estas enferma?
-Todo bien, gracias por preguntar. Solo serán unos días –ruego porque así sea.
-Vete sin pendiente. Iré a ver si Bety esta desocupada. Oh casi se me olvida, te mandaron una postal.
Saca de su entre su libreta un sobre y me lo entrega.
-¿Quién lo trajo?
-Un chico, me lo entrego y enseguida se fue.
Que extraño.
-Gracias.
-Jocelyn no debe tardar, enseguida vuelvo.
Sale de mi oficina y justo entra Christian con el ceño fruncido.
-¿Qué ocurre? –le pregunto.
-Han llegado unos inversionistas con los que tengo un negocio.
-Han llegado ¿Dónde?
-A Grey Entreprises. Debo ir enseguida, no son personas que puedan esperar, son importantes. Al igual que el negocio ¿te importa si me adelanto? En cuanto termines aquí, Sawyer te llevara a la empresa. Prescott también viene para acá para escoltarte.
-No hay problema, ve a atenderlos. Solo espera… -dudo en decirle sobre la postal –Quiero visitar a José… No he localizado a su padre y necesito saber que él está bien.
Justo en ese momento entra Jocelyn y me da una idea para amenizar el enojo de mi esposo.
-Lo siento, debí tocar.
-No espera –le digo –Ya estoy lista, justo le comentaba a mi esposo que no tardaremos en la visita con José.
Jocy se queda sin habla y solo le queda seguirme.
-Claro será rápido.
Christian parece no fiarse de lo que le digo pero acercándose a mí me toma la cara con ambas manos y se acerca a mi boca.
-No desconfió de ti, solo me gustaría acompañarte. No le deseo ningún mal a tu amigo. Espera a que llegue Prescott y no tardes mucho nena. Nos vemos más tarde.
-No lo haré, gracias cariño –lo beso.
Christian se marcha con Taylor y me quedo sola en la oficina con Jocy que no da crédito.
Yo estoy contenta porque al final no tuve que mentirle a Christian –lo hiciste pero no te creyó, susurra mi molesto subconsciente –Lo tomo de buena manera.
-Perdóname Jocy, no quisiera ir sola ¿irías conmigo?
-¿A visitar a José?
-Sí, serán solo unos minutos. Su novia no ha vuelto y él está muy preocupado.
-Bueno yo… claro, puedo acompañarte.
No conozco muy bien a Jocy, pero puedo notar cierto entusiasmo en su rostro ¿le gusta mi amigo?
-Iré por mi bolso y regreso.
-Claro yo te espero.
Cuando sale yo tomo el sobre y lo abro. Contiene una hoja doblada. La extiendo y comienzo a leer.
“Querida cazafortunas, puedes detener tu búsqueda… estoy segura de que MUY PRONTO nos vamos a ver. No me extrañes.
Sra. Robinson
PD. Sigue causándome risa ese sobrenombre”
Elena. Madre mía. Elena ya no se esconde.
¡MUY PRONTO! Eso quiero. Que muy pronto den con ella y la detengan, que no cause ningún daño a nadie de mi familia.
No me dejo intimidar por su nota, tomo de nuevo el sobre lo guardo en mi bolsa trasera de los vaqueros y salgo en busca de Jocy.
Cuando llegamos al departamento de José, dudo en llamar a la puerta.
-Prescott.
-¿Sí señora?
-Quisiera entrar sola con José, dejare la puerta abierta si gustas pero necesito hablar con él.
-Debo estar al pendiente señora Grey, es mi trabajo.
-Solo son unos minutos.
-Yo aquí espero. –me dice Jocy.
-Solo un momento, gracias –le digo.
Toco a la puerta y no obtengo respuesta. Vuelvo a intentarlo hasta que un José desaliñado abre la puerta.
-Ana ¿Qué haces aquí?
-¿No es obvio? Vine a ver a mi amigo ¿Puedo pasar?
José observa a Prescott y a Jocelyn, donde se detiene más tiempo.
-Solo yo –lo animo.
-Pasa –se hace a un lado y entro.
-Solo empareja la puerta por favor.
Lo hace y me sigue hasta el sofá. Es la primera vez que vengo a su departamento. Desde que se mudó a Seattle.
-¿Gustas una copa? –me pregunta.
-No gracias.
Él se sirve una copa y sienta frente a mí. Realmente está muy mal.
Lleva la barba de dos días, la ropa arrugada y el cabello alborotado. Su mirada es extremadamente triste.
-Supongo que Kate te ha contado.
Valla. Directo al grano.
-Supones bien. José, tú amas a Leila, no puedes solo darte por vencido. Ella puede estar en peligro y tú aquí perdiendo el tiempo… emborrachándote.
-Me mintió Ana, una chica tímida, nueva en la ciudad ¡ERAN PURAS MENTIRAS! Es una zorra, una enferma sexual. No es la primera vez que ella estaba en Seattle.
-Ahora estas molesto, pero deja que…
-Y una mierda Ana –se pone de pie -¿Qué clase de chica se deja golpear por un hombre mientras la coge?
A mí se me dispara el corazón –si él supiera, me odiaría.
Se mete en una de las habitaciones. Yo giro para ver a Prescott en la puerta muy atenta. Jocy está tras ella, parece asustada.
José regresa con una caja y la pone en la mesita frente a mí.
-Velo por ti misma. Por más que intento, no logro entenderlo. Mira esta –me da una foto –Vela amarrada a esa gran cruz. Demonios si yo le hice el amor con ternura.
Observo la foto con manos temblorosas. Se ve a Leila atada a una cruz de madera y con los ojos vendados.
José sirve más bebida en su vaso. Realmente no sé qué es lo que toma, pero lo bebe como si fuera agua. ¿Qué puedo hacer por él? ¿Qué puedo decirle?
-José yo… bueno, deberías dejar que la misma Leila te lo explique.
-No me interesa volver a verla.
Mi IPhone suena avisando un mensaje y lo reviso inmediatamente, podría ser Christian.
Pero es todo menos lo que imaginaba.
-Es Leila –susurro.
-¿Qué dices? –me cuestiona José.
-Velo por ti mismo –le doy el móvil –Prescott llama a mi esposo, es urgente.
-Enseguida señora.
El mensaje contiene una foto de Leila amarrada con cadenas y amordazada. Además de tener el rostro ensangrentado.
-¿Quién envía esto?
-No lo sé, no reconozco el número. Leila necesita ayuda. Debemos encontrarla.
-Soy un hijo de puta, yo he parado la búsqueda. No quiero que nada malo le pase.
-No te preocupes, la encontraran. Christian sigue buscándola.
Pobre de Leila y pobre de José, está desesperado.
-Sra. Grey –me llama Prescott –El señor está en la línea –me da su celular.
Lo tomo enseguida.
-Christian.
-¿Qué sucede nena? ¿Estás bien?
-Es Leila. He recibido una foto suya, está muy mal Christian.
Observo que Jocelyn consuela a José y lo anima a que se dé un baño para calmarse un poco. Milagrosamente él acepta.
-¿Dónde estás?
-Sigo en casa de José, sospecho que la foto me la envía Elena. Christian Leila corre peligro.
-Voy saliendo de la empresa, pasare por ti.
-Aquí te espero.
Definitivamente ya no tiene nada que perder. Esa maldita mujer actúa sin importar las consecuencias. Desea lastimarnos ¿o lastimarme?
-¿Estás bien Ana? –Jocelyn se acerca a mí.
-Claro ¿Qué sucede?
-José… tu amigo, logre convencerlo de que se diera un baño y así se alistara para ir en busca de su novia.
-Muchas gracias Jocy. Necesita bajarse la borrachera.
-Busque en la cocina, encontré un poco de agua mineral. Hay poca comida pero puedo prepararle algo que ayude.
-Yo te ayudo, así esperamos en lo que llega Christian.
-Bien. Vamos.
Realmente agradezco el buen gesto de Jocy. Aún sin conocerlo bien, se apiada y colabora para que él se recupere. Definitivamente está interesada en mi amigo.
Más tarde, cuando Christian ha llegado, nos dirigimos a su empresa para ir con Barney, y el averigüe la dirección de donde viene la foto. Aún no he mencionado lo del sobre. Son tantas cosas en un solo día.
Miro mi reloj. Las 3 de la tarde.
José y Sawyer se fueron en busca del agente Johnson para reabrir la búsqueda de Leila y mostrar la foto que recibimos.
Christian me comenta que hablo con su madre y que le aviso que tuvo una emergencia en el hospital. Su padre salió desde temprano a su despacho y Kate fue a su casa por unas cuantas cosas que olvido de su pequeña Ava.
Mia se quedó cuidando de Ted y Phoebe.
Cuando vamos llegando a Grey House, suena mi móvil.
-Es Mia –le digo a Christian –Hola Mia ¿Qué sucede?
Escucho atenta lo que dice pero ¿está llorando? No logro entender bien lo que dice.
-Tranquilízate Mia, no logro entenderte. Repíteme lo que has dicho.
-¡Se han llevado a los niños, a Ted y Phoebe! No están en la casa. Yo no sé lo que sucedió…
Mi corazón se detiene. Mi cuero cabelludo pica. Caigo de rodillas en el asfalto y Christian me sostiene.
¡MIS HIJOS! NO. MIS HIJOS NO.-LUNA<3
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"Los Grey" Cincuenta Sombras Liberadas continua... FANFIC
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