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Cuando llegamos a casa ya es noche. Christian va tan sumido en sus pensamientos que solo me toma de la mano y me guía a la cocina.
-Por favor bebe un vaso de agua mineral.
Puede estar muy pensativo pero no por eso deja de dar órdenes.
-No la necesito.
-Ana no quiero tu boca rápida, solo haz lo que te pido. Los mojitos tuvieron efecto en ti.
-¿A dónde iras tú?
-No has hecho lo que te pedí.
-No has respondido mi pregunta.
Christian mete sus manos en los bolsillos y se da la vuelta para irse pero antes vuelve a mirarme.
-Es evidente que tenemos que discutir algunos puntos del día de hoy, tu comportamiento fue extraño. Iré a ver si los niños siguen despiertos y después debo terminar unos pendientes en mi despacho.
Sin decir más continua su paso y desaparece de mi vista. Está enojado, me queda claro.
Yo también deseo ver a mis hijos, pero es bastante evidente que Christian no quiere verme y él está ahora con ellos, tendré que esperar.
Tomo un vaso de la cocina y me sirvo agua mineral, tal como mi esposo ha ordenado. Tiene razón, los mojitos lograron marearme un poco. Con mi vaso en mano me siento en uno de los taburetes y reviso mi BlackBerry, tengo un mensaje de José.
*¿Qué sucedió con Leila? ¿O acaso es conmigo? Te conozco y algo te mantuvo incomoda ¿Podrás confiar en mí y contarme que sucede? Esta tarde todo fue bastante extraño ¿De que conoces a Leila?*
No me atrevo a responderle. El pasado entre Christian y Leila debe mantenerse olvidado, a mí no me corresponde hablar sobre su situación de dominante/sumisa, y menos contar que Leila, quería más, ella se enamoró.
Opto por borrar el mensaje de José. Bebo el resto de agua y me encamino a la habitación de Teddy.
Cuando llego al piso de arriba, la puerta está cerrada. Entro y veo a mi pequeño absolutamente dormido. Le planto un beso en la mejilla y como si él supiera que estoy ahí, sonríe.
En mi rostro también se dibuja una boba sonrisa, amo a mi hijo. Cierro de nuevo la puerta y ahora voy a ver a mi pequeña Phoebe.
Mi niña se encuentra en su cuna igualmente dormida. Le doy un casto beso y la abrigo bien con su cobijita.
En nuestra habitación no hay señales de Christian, deduzco que está en el despacho de la planta baja. Con cautela para no hacer ruido, me deshago de mis altos tacones y me desmaquillo. Cepillo mi cabello que ya me ha crecido, necesito un corte.
Lo que me hace recordar la vez que Christian me llevo a uno de los salones de Elena… Elena ¿Qué será de ella? Hace días que visito a Christian y simplemente ha desaparecido de nuevo. Mejor para mí, no la quiero cerca de Christian.
Con mi bata de seda colocada, voy en busca de Christian.
Al llegar a su despacho noto que la puerta no está bien cerrada y me acerco para ver al interior. La lamparita de su escritorio está encendida ¿pero dónde está él? Lentamente entro y logro verlo.
Esta sentado en su amplio sillón con la cabeza echada hacia atrás, parece estar dormido, así que me acerco más a él. Cuando estoy a su lado él abre los ojos.
-Hola –susurro.
-Ven, siéntate junto a mí.
Endiosada por él y por su suave y agria voz hago lo que me pide. Su voz es ronca y con tono melancólico, recuerdo sus palabras. Sus miedos, sus cincuenta sombras vuelven a atormentarlo. No puedo permitirlo.
-Christian –acaricio su mejilla -¿Estas bien? Sabes que yo estoy contigo siempre que me necesites, no huyas. Habla conmigo.
Christian coloca su mano sobre la mía, y sigue el ritmo sobre su mejilla. Tomando mi mano planta un beso en mis nudillos y juega con mis anillos de boda.
-Eres muy noble. Durante mucho tiempo lo único que he querido es hacerte feliz…a ti, a Teddy, y ahora a nuestra pequeña Phoebe.
-Soy más que feliz. No puedes dudarlo.
-Lo último que quiero es mezclarlos con mis mierdas del pasado –bufa –Ahora todo vuelve a suceder. Con Leila aquí en Seattle, tan cerca de nosotros no puedo resistirlo Ana, ni puedo impedirlo ella es parte de mi pasado, si ella habla… tus amigos tendrían razón en alejarte de mí, soy un maldito cabrón que no te merece.
No puedo creer lo que me dice, cada palabra que dice parece dolerle tanto como a mí, siendo yo más débil claro está. Lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas.
-No digas más –tomo su mano con fuerza –Christian soy tuya por todo lo que me queda de vida, nadie puede alejarme de ti. Solo tú.
Aquello es una idea horrorosa, el solo hecho de imaginarme lejos de Christian me parte el corazón. Tal como me duele verlo de nuevo en este estado, tan triste y perdido como si no hubiera salida.
-Jamás te alejaría de mi lado.
-Hace unos momentos lo hiciste, querías estar solo.
-No es eso. Quería aclarar mis ideas, jamás pensé encontrarme con alguna de mis antiguas sumisas. Es demasiado, no sabes cómo me arrepiento de haber llevado la vida que lleve.
-No puedes cambiarlo, tuviste tus razones. Ahora tu presente somos tus hijos y yo. Somos una familia Christian, juntos podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. Tú, lo controlas todo ¿no es así? Contrólate a ti mismo, entiende que no puedes desaparecer tu pasado, es una parte de tu vida, solo debes superarla. Ahora eres un excelente padre, un excelente marido, el mejor de todos.
-Todo eso te lo debo a ti, tú me sacaste de aquel oscuro mundo. Por ti soy el hombre que soy ahora. Te amo Sra. Grey.
-Yo también te amo. Ahora dime que todo estará bien, que podemos con esta situación.
-Teniéndote junto a mí, todo estará perfecto.
Sintiéndome lo suficientemente atrevida, me subo en el regazo de Christian. Lo beso como si no hubiera un mañana, su boca me responde inmediatamente. Nuestras lenguas se acoplan de manera excepcional y nuestros cuerpos arden de deseo. Pero Christian de momento parece resistirse.
-No sabes cuánto deseo hacerte el amor –jadea –Pero aún no hemos terminado de hablar.
Con cautela y sin moverme de mi posición actual lo miro fijamente.
-Tu dirás.
Christian acaricia mi espalda y baja hasta mis nalgas, lo que me hace gemir.
-¿Que paso con José?
Exactamente no sé a qué se refiere, me limito a poner los ojos en blanco.
Mala idea. Christian me da un azote que me hace soltar un grito.
-Te he pasado muchas Sra. Grey, Cuida esos ojos y responde mi pregunta.
-Explícate.
Él me mira atentamente y parece atravesarme con la mirada, se esta exasperando.
-Fuiste muy… como decirlo ¿protectora? Con él.
-José es un gran amigo así como también es una excelente persona, él jamás le pondría una mano encima a alguien, mucho menos a una mujer –observo a Christian y él se mantiene atento a mis palabras, así que continuo –Lo que me hace pensar en Leila, ella fue sumisa, le gusta que la traten de manera ruda ¿Y si quisiera enseñar a José a llevar ese tipo de vida?
-Es un buen punto como siempre Sra. Grey pero también me parece un golpe bajo.
-No fue mi intención.-me siento apenada.
-Tranquila, lo sé. José es adulto él sabrá muy bien qué tipo de relación quiere llevar o lleva con Leila ¿no te parece?
Por un momento lo pienso, tiene lógica. Pero temo que su relación sea seria y de confianza, Leila podría contarle.
-Ya no pienses en eso –me dice Christian mientras me toma de la barbilla -¿Me has disculpado por lo maldito que fui esta tarde?
-Solo si tú me has disculpado por ser tan madre protectora, así me siento con José –prefiero ser sincera.
-Estas perdonada.
-Qué alegría. Ahora hazme el amor.
-Mi misión en la vida es complacerla Sra. Grey.
A la mañana siguiente amanezco hambrienta y no de sexo exactamente, aunque tampoco es mala idea para comenzar el día. La noche anterior no cenamos cuando llegamos del bar, terminamos haciendo el amor apasionadamente, en la oficina y en nuestra habitación.
Lentamente me levanto de la cama. Christian sigue dormido, se le ve tan relajado cuando duerme.
Voy al cuarto de mi pequeño Teddy, tal como su papá sigue dormido, lo que me parece raro ¿Qué hora es? Miro el reloj que esta sobre el pasillo, las seis de la mañana. Me he despertado muy temprano, es lógico que sigan dormidos. En la habitación de Phoebe comienzo a buscar entre su ropa y escojo un conjuntito para ponerle después de su baño. Me decido por un pantaloncito rosa y una blusita a juego, aun es pequeña no quiero cargarla con ropa pesada.
Me dispongo a regresar a la cama con Christian, pero al entrar a la habitación suena mi BlackBerry. Doy grandes zancadas para llegar a él y salgo disparada de ahí, Christian parece no escuchar.
En el pasillo reviso el mensaje que me ha llegado, no conozco el número.
*He pasado la noche con José, él no sabe que he copiado tu número de móvil, tal como yo no sabía que eran conocidos. Me gustaría que habláramos ¿lo crees posible? Necesito saber a qué me atengo, no puedo responder una sola pregunta, no sé qué se sabe de mi ¿puedes iluminarme? De otro modo si hablo, no quisiera hacerlo de más. Respóndeme. Leila*
Madre mía. Leila. Se ha esforzado en escribir este mensaje y tiene un buen punto pero ¿a mí que me importa que pase la noche con mi amigo?
De nuevo debo dar explicaciones. ¿Por qué? Primero Estefanie y ahora Leila. Todos sea por cuidar la imagen y el presente de mi esposo, y la imagen de mi familia. Que esto termine de una vez por todas, es lo mejor.
*Esta tarde, te mandare en un momento la dirección. Asegúrate que nadie te reconozca, no voy sola (seguridad) por el momento Mi Marido no debe saber*
Ahora debo averiguar si el pasado de Leila y Christian está olvidado, por ella.-LUNA<3
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"Los Grey" Cincuenta Sombras Liberadas continua... FANFIC
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