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Taylor nos incorpora al tráfico y así nos dirigimos al bar donde tenemos la cita.
-¿Estas nerviosa? –me cuestiona Christian mientras toma mi mano.
-No son nervios, es solo que… no sé cómo explicarlo –lo miro fijamente –Temo que se revele el secreto de cómo es que conocemos a Leila.
-Eso solo si resulta ser la misma. –Me dice muy serio –Aunque de cualquier manera, no se sabrá nada Ana, deberías estar más relajada.
-Lo estoy intentando, créeme.
Christian me jala hacia él y me sienta sobre su regazo, me abraza, mi esposo huele maravillosamente bien y yo aspiro su olor mientras él besa mu cabeza y baja hasta mis labios.
-Estas temblando ¿quieres volver a casa?
-No, estoy bien –debo tranquilizarme o esto no saldrá bien –Tus besos me ponen a temblar.
Aleteo mis pestañas hacia él, y tengo el efecto esperado, me besa tan cálidamente que tengo que resistir para no jadear, por dios no estamos solos.
Miro hacia el espejo retrovisor para ver a Taylor y él va muy sumido en conducir el coche.
-Taylor nos e da cuenta de nada. –me anuncia Christian.
-Permíteme que lo dude.
Me gustaría pasar todo el día en los brazos de mi esposo, pero hemos llegado al bar y debemos bajar del coche. Taylor nos sostiene la puerta.
-¿aras el relevo? –le cuestiona Christian a Taylor.
-No señor. Pero en unos minutos Sawyer y Prescott nos alcanzaran.
-Bien. –Se dirige a mí –Vamos nena.
Justo cuando estamos a punto de entrar, un claxon suena tras de nosotros. Christian y yo nos giramos al mismo tiempo para ver de quien se trata. Yo conozco esa cabellera rubia y esa sonrisa resplandeciente.
-¡ANA! Que alegría verte. –me sume en un abrazo.
-Kate me asfixias, también me da gusto verte de nuevo.
-Perdón –me suelta –Siempre es bueno ver a mi gran amiga.
-Lo mismo digo.
-Hola Christian. –le sonríe. Y eso es algo.
-Kate –le tiene de la mano.
-Eliiot –saludo.
-Hola Ana. Hermano –Eliot nos abraza a ambos –Que gusto verlos.
-Entremos ¿Qué dicen? –Mi esposo siempre dando órdenes.
-Relájate hermano, entraremos solo estamos saludándonos.
-Pero podemos platicar cómodamente ya estando adentro.
Kate entrelaza uno de sus brazos con el mío y nos dirigimos adentro del bar.
Hace días mucho que no salíamos juntas a divertirnos, nos veíamos en su casa o en la mía pero ya con la maternidad no es lo mismo, y no reniego amamos a nuestros hijos.
Cuando estamos dentro una mesa ya está reservada y tomamos asiento. Kate y Elliot se sientan juntos, yo opto por sentarme junto a mi amiga y Christian va a mi derecha.
-¿Cómo les va hermano? Tus hijos son una joya- comenta Elliot.
-Nos va muy bien, y si mi pequeño Ted ya ha crecido mucho es muy inteligente y mi bebe –suspira Christian –Phoebe es una niña hermosa.
Observo maravillada a Christian, él nunca se cansa de elogiar a nuestros hijos, esta tan vivo con ellos.
Voy a abrir la boca para participar en los elogios para con mis hijos, pero José esta junto a la mesa, solo.
-Emmm hola. –nos saluda.
Yo observo a su alrededor ¿Dónde está ella?
-Hola José ¿y tú chica? Kate me comento que ya tienes novia. –Elliot siempre tan directo.
-Cierto ¿Dónde está ella? –cuestiona la inquisidora de Katherine Kavanag.
-Viene un poco retrasada, ya llegara –nos mira –Hola Christian –le tiende la mano –Hola Ana.
Su sonrisa conmigo es acogedora y llena de luz, me da gusto verlo pero siento la tensión que existe aún entre él y mi esposo.
-José –le responde Christian aceptando su mano.
Pasamos unos minutos platicando e informándonos de cómo van nuestras vidas; José se ha sentado a una silla de distancia de Christian. Esta callado solo habla cuando Kate le hace preguntas, muy original de ella.
-¿Le has hablado a Leila de nosotros? –le pregunto a José –de nosotros tus amigos.
Christian me observa atentamente y luego mira a José.
-Le dije que teníamos cita con unos amigos míos, pero creo que no sabe ni sus nombres. Ahora que lo dices, no, no sabe de ustedes.
Christian me toma de la mano y me acaricia los nudillos, a modo de darme fuerzas. Kate me da un leve codazo.
-¿Qué te traes Ana?
-Nada ¿Por qué lo preguntas?
-Ahí esta –anuncia José mientras se pone de pie.
Todos giramos automáticamente hacia donde él mira. Hay un grupo de jóvenes frente a nosotros platicando y bebiendo en la barra, no me dejan ver.
-Ana –me susurra Kate cuando toma una de mis manos –Estas helada ¿te sientes bien?
-Si Kate, ¡estoy bien!
Vuelvo a levantar la vista… y ahí esta ella… tal como la recordaba, desde la última vez que la vi.
Leila Williams nos mira asombrada a Christian primero y luego a mí, sus mejillas se sonrojan. Mierda. ¿Aun siente algo por mi esposo?
-Bueno les presento a Leila, ella es mi… -José planta su mirada en mí y frunce el ceño, él me conoce bien.
José hace un movimiento con la cabeza preguntándome que pasa y como puedo le sonrió, que convincente.
Leila suspira demasiado alto y contesta.
-Soy su amiga, mucho gusto –extiende la mano hacia Christian –Leila Williams.
Mi cuero cabelludo pica ¿Por qué debe saludarlo a él primero? Una vocecita en mi interior me dice que me tranquilice, no puedo dar un show aquí, en público. Leila sigue saludando, sigue conmigo, Kate y finalmente Elliot.
-¿No eres su novia? –pregunta Kate.
-Aún no, nos estamos conociendo, somos buenos amigos.
-Si Kate deja a la periodista allá afuera –dice José –Por favor, siéntate Leila –retira una silla para ella.
Leila se sienta junto a Christian y José a su otro costado ¡No estoy segura de soportarlo! Miro hacia mis dedos entrelazados, mientras los demás mantienen una plática, conociendo a la conquista de José.
Christian se mantiene callado y siento su mirada en mí, suspiro y miro hacia él.
Pedimos bebidas para todos, Christian y Elliot beben vino, me sorprende que tuvieran unos de su gusto; José ha pedido una cerveza, Kate, Leila y yo pedimos mojitos de fresa.
-Recuerda tu mala relación con el alcohol –me dice Christian y esboza una media sonrisa.
-No puedo olvidarlo, tú te encargas de recordármelo.
Leila contesta a las preguntas de Kate y Elliot, pero no me pasa desapercibido las miradas que tiene para con Christian, cuando se da cuenta de que la miro se sonroja y pone más atención a José.
Mi diosa interior grita ¡Es mejor mantenerte lejos!
-Debo ir al tocador, con permiso. –me pongo de pie.
-Yo voy contigo Ana.
-Kate puedo cuidarme sola –soy consciente de que levante un poco la voz –Perdón, si necesitas ir vamos, pensé que solo querías acompañarme.
-Me queda claro que puedes cuidarte sola, harás bien en ir sola.
Me siento mal por su contestación, pero debo salir de ahí. Ya hablare con Kate después.
Cuando entro a los servicios, me mojo las manos y unto el agua en la nuca. Me quedo ahí por unos minutos pero debo regresar. Cuando salgo me sobresalta la mano que me sostiene del codo.
-Anastasia debes tranquilizarte.
-¡Christian! Tienes que dejar de hacer eso, me mataras de un susto.
-No era mi intención ¿Qué pasa contigo?
-¿No lo sabes? ¡Es Leila! Esa mujer es la novia de mi amigo.
-Aún no es su novia, según dicen.
-Christian no quiero ser grosera pero…
-¿Quieres irte? No me digas que estas celosa ¿es eso? –gruñe.
-Si estoy celosa pero…
-Pero nada, me has jurado que él solo es un amigo para ti.
-Christian debes dejar de interrumpirme…
-No Ana, ya los ha dicho –se hace a un lado –Anda ve a rescatar a tu “amigo” de Leila.
Christian está furioso y de tanto apretar los puños, sus nudillos se ponen blancos. Esto no está bien.
-Has entendido mal, Christian estoy celosa de ti, no soporto que ella este sentada junto a ti ¿te has dado cuenta cómo te mira? ¿Por qué te saludo a ti primero? Se sonroja cuando te ve.
Christian suaviza su mirada y me abraza.
-Perdóname, soy un maldito por desconfiar de ti. Perdóname.
-Juraste no volverlo hacer.
-Lo sé nena, no sabes que mal me siento. –me besa.
-Christian debemos volver, pero yo tomare tu asiento Leila debe estar lejos de ti y de alguna manera de José también.
-Es su problema Ana, si él quiere estar con ella tú no puedes hacer nada.
-Pero su pasado contigo ¿y si se entera de como la conocemos?
-No se enterara.
-Estas muy seguro –de repente mi mente empieza a sacar ideas -¿Qué has hecho?
-No he hecho nada… aún.
-Ni lo harás.
-Solo quiero encargarme de dejarle claro a Leila que es mejor no hablar, ni siquiera se lo diré yo, puedo mandar a Taylor. Si quiere quedarse en Seattle debe mantenerse callada.
-Christian tú no eres dueño de su vida, la alejaste mucho tiempo de aquí, se terminó, ella vive aquí déjala que tome sus decisiones.
Mi esposo sonríe mostrando sus perfectos dientes blancos, he caído en su trampa. Pongo los ojos en blanco, que frustrante.
-Tú lo has dicho, ella y José tomaran sus decisiones, no hare nada como tampoco lo harás tú y a mí me parece que ella no mencionara nada de nuestro pasado.
-¿Nuestro pasado?
Estoy celosa ¿Cómo puede hablar de ellos dos juntos?
-Me refiero a lo que ella… hacia conmigo, lo que te hizo a ti… el pasado de los tres.
Lo fulmino con la mirada y camino de regreso a la mesa.
-Debemos tranquilizarnos Sr. Grey, podemos hablarlo en casa.
-Me parece muy bien, porque no me gusta esa actitud tuya.
Cuando llegamos a la mesa tal y como dije me siento en donde estaba mi esposo. Leila sonríe y los demás no nos pierden de vista.
-Hermano pensé que ya se habían ido a la intimidad de su casa o de un baño libre –suelta Elliot.
Siento que mis mejillas se tiñen de rojo y Christian fulmina con la mirada a su hermano.
-Siempre tan hablador Elliot. Le faltas el respeto a mi esposa.
-Bueno me disculpo, no era mi intención faltarte Ana.
-No hay problema Elliot –le sonrió.
Kate se da cuenta de que me cambie de lugar y ruego porque no piense que lo hice por ella y lo que le dije hace unos momentos.
La conozco y sé que no se quedara con dudas, ya tendré que disculparme con ella y mentirle un poco, no debe saber de lo que hubo entre Christian y Leila, y menos que ella trato de matarme.
Todos en la mesa mantienen la conversación como si fueran amigos de toda la vida. Yo no puedo estar tan tranquila, y menos con las miradas de Kate, Christian y José.
-Sra. Grey, es un gusto volverla a ver ¿sigue trabajando en SIP?
Yo que estaba dando un trago a mi mojito de fresa comienzo a toser.
Christian me da golpecitos en la espalda.
-Leila, mi esposa es dueña de Grey Publisingh. –le contesta en un tono duro Christian.
-Me da gusto Christian… Sr. Grey. –Leila lo mira y ese rubor comienza a molestarme.
-Pensé que no se conocían ¿desde cuándo lo hacen?
Oh no Kate, ahora no. Opto por ignorarla.
-Si Leila sigo trabajando –con mis ojos trato de hacerle entender que debe callarse, prácticamente le suplico con la mirada y ella parece entenderlo.
-Oh ya entiendo –susurra.
-¿Conoces a Ana y su esposo? –José entra en la conversación -¿Por qué no me lo habías dicho?
-¿De dónde se conocen? –Kate está al acecho.
No debí haber venido ¿Qué les digo ahora?
Leila llego y opto por hacer que no nos conocía y ahora estamos en este enredo.-LUNA<3
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"Los Grey" Cincuenta Sombras Liberadas continua... FANFIC
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