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Siento como mis mejillas arden, no imaginaba encontrarme tan rápido en esta situación, pero ya estamos aquí. Christian frota su mano sobre mi espalda dándome ánimos.
Kate y José esperan ansiosos las respuestas de las miles de preguntas que han realizado ¿Qué les puedo decir?
Cuando pienso que no podre más con este interrogatorio tomo de la mano a Christian, él me mira atentamente se ha mantenido callado, cuando me mira su mirada se suaviza y me sonríe. ¿Por qué sonríe? ¿No está preocupado? Se pone de pie.
Parece que va a dar un discurso, se ve más alto porque ha tomado una posición más profesional, más de… dominante.
¡Oh no! Solo lo veo así cuando estamos en el cuarto de juegos.
Leila lo observa con los ojos muy abiertos, al igual que el resto en la mesa. Mi única opción es hacer lo mismo que él, a excepción de la estatura, soy más bajita que mi esposo y no tengo una imagen dominante.
-Creí que no llegaríamos nunca. –una vocecita aniñada nos habla.
-¡Mía! qué bueno que has llegado –abrazo a mi cuñada.
Agradezco verla aquí.
Mía observa la mesa y hace un mohín.
-Han empezado sin mi ¿al menos me pidieron un mojito?
-Pensamos que no vendrían –dice Kate –Mi hermano me dijo que era posible que no terminara sus pendientes.
-La verdad no lo creí posible, pero Mía no me ha dejado de llamar al móvil, hasta que le dije que si vendríamos.
Hasta el momento Mía y Ethan no son novios oficialmente, pero son muy unidos y ninguno de los dos sale con nadie más.
Mía suelta una risita se cuelga del cuello de Christian.
-Hola hermanito, dile a Ethan lo difícil que es decirme que no.
-Está en lo cierto Ethan, a esta niña nadie puede decirle que no.
-Lo he notado, hola Christian.
Ethan y Mía saludan a todos en orden y de nuevo estamos cálidamente en una charla de familia y amigos.
Leila parece estar nerviosa e incómoda, pero se limita a sonreír y contestar a las ocurrencias de Mía.
-Oye Christian –comenta Elliot -¿Le has dicho niña a nuestra hermana?
Christian se pone serio y asiente con la cabeza.
-Pero hermano, si ya soy toda una mujer.
-Es por eso que pregunto, ya no eres una niñita. –dice Elliot y se carcajea.
-Para mí siempre serás mi hermanita, mujer o no. –contesta en un tono serio mi esposo.
Mía pone los ojos en blanco y todos comenzamos a reír. Pero cuando todo parece ir bien, se estropea.
-Sería mejor que no hagas esos ojos Mía… es de muy mala educación.
Asombrados, todos miramos hacia Leila, quien se da cuenta de lo que ha dicho y disculpándose sale corriendo del bar.
José sale tras de ella.
-¿Yo mal educada? –pregunta Mía.
-Que novedad –termina Elliot.
Ethan que no perdía de vista a Leila, se levanta y se sienta junto a mí.
-Ana ¿puedo hacerte una pregunta?
Christian aprieta con más fuerza mi mano y mira ceñudo hacia Ethan.
-Cariño, me lastimas –le susurro.
Él mira hacia mi mano y suaviza su agarre.
-Lo siento –me plata un suave beso en la mejilla.
-Estoy bien ¿me permites?
-No lo creo.
-Christian por favor.
-No deseo interrumpir, será mejor así.
Ethan se aleja de nuevo a su silla junto a Mía, pero yo quiero saber si su pregunta es referente a lo que yo sospecho.
-Christian.
-¿Sí?
-¿Recuerdas el día en que Leila quiso matarme?
El rostro de Christian pierde color y temperatura, lo siento por que su mano sostiene la mía.
-¿Christian?
-Es una de mis peores pesadillas Ana, no me lo recuerdes. Jamás podre olvidar ese horrible día ¿A qué viene esto?
-A que ese día, cuando tú te quedaste en mi departamento con ella, yo me fui con Ethan.
-Lo sé. Y llegaste muy tarde y borracha. –gruñe.
-Esa no es la cuestión. Ese día Ethan vio a Leila.
Christian abre demasiado lo ojos y parece entenderme.
-Por eso necesito hablar con él, por favor.
-Está bien, pero yo de aquí no me muevo.
-Pero…
-Nada Anastasia. No interrumpiré pero aquí me quedo.
Las consecuencias de ser la esposa de un obseso del control.
-Ethan –lo llamo sin gritarle.
Kate me mira y achina los ojos, sé que sospecha algo pero no es momento de dar explicaciones.
-Dime.
-Ethan, tu querías preguntarme algo, hazlo.
Él le echa un vistazo a Christian y ambos asienten.
¡Hombres!
-Ana ¿Esa chica es…?
Lo sabía, él recuerda bien a Leila.
-Por favor Ethan, no debes contarle a nadie lo de hace años. Nadie debe saberlo, por el momento.
-Entonces mis recuerdos no me traicionan, esa es la loca que te apuntaba con una pistola –parece alterarse –La ex de Christian ¿Qué hace ella aquí? ¿Y con José?
Christian que se ha mostrado muy atento a nuestra platica, se entromete.
-Te agradecería mucho que te mantengas callado, no es un asunto que te incumba.
-¿Pero como no lo va a ser? Ana es mi amiga, la conozco desde mucho antes que tú. ¡Esa loca quería matarla!
-¡SUFICIENTE!-grita Christian –Ana es hora de irnos.
-¿Qué sucede hermano?
Christian ignora a Elliot y tomándome de la mano me conduce hasta fuera del bar.
Elliot y el resto nos siguen. Incluido Sawyer que nunca supe a qué hora entro.
-Christian detente –grita Mía.
Taylor se encuentra fuera del local, a unos pasos de distancia de Leila y José que parecen discutir.
-Christian me lastimas –digo en un tono apenas audible.
Esto es demasiado, no imaginaba que llegaríamos hasta este punto. Los mojitos de fresa parecen haberme hecho efecto, parece que la calle gira y temo caerme.
-Ana ¿te encuentras bien?
Christian me abraza pegándome a su pecho, mis piernas parecen de gelatina, y me aferro a él tomándolo de los hombros.
-Taylor, el coche.
-Si señor.
-Debes dejar de gritarle a mi amiga ¿Qué sucede contigo? –escupe Kate.
-Esto no es asunto suyo Katherine ¡no intervengas!
-Pero si casi la has arrastrado para sacarla de ahí, y le has gritado.
José, Elliot y Ethan se acercan aún mas ¿Qué puedo hacer?
-Señor, será mejor irnos. –anuncia Sawyer.
Sawyer se coloca a un lado de Christian en modo protector.
-¿Le has gritado? –Gruñe José –No es la primera vez que lo haces, la noche de mi exposición en Portland también la arrastraste fuera de ahí.
Christian me pone detrás de él y se endereza, creciendo unos centímetros más.
-He dicho que no es problema de ninguno de ustedes, Ana es mi esposa.
-Ana ¿te maltrata? Ven conmigo por favor.
Oh no.
-Kate…
-Sra. Grey vamos –me dice Prescott.
-Annie –José me mira de modo cariñoso.
¡Se acabó!
-¡Ya guarden silencio! Estamos dando un show en plena calle, que les quede muy claro esto porque no pienso repetirlo. Christian es mi esposo, jamás me ha maltratado JAMAS. Agradezco se preocupen por mí, pero les juro que no es lo que piensan.
Todos me miran asombrados y yo me mantengo firme, peo parecen no estar muy convencidos.
-El hombre que te secuestro Mía –debo decirles esto o de otra manera odiaran a Christian –Ha salido de prisión y nadie sabe dónde está, estos meses han sido difíciles, yo temo que quiera seguir haciéndonos daño. Esto nos mantiene muy alterados a Christian y a mí, debemos proteger a nuestra familia.
-Oh no –susurra Mía y se abraza a Elliot, él por su parte la abriga con sus brazos.
-Lo siento Ana, no sabía…
-Ahora lo sabes Kate, debes entenderme mis hijos y mi esposo son todo para mí, nos sentimos inseguros estando fuera de casa y sin nuestros hijos.
-Tienes razón Ana .interviene José –Perdóname.
-Yo no soy quien debe perdonarte, a mí no es a quien le has levantado falsos.
José mira a Christian –Debo irme… ¿Leila?
-Si claro, fue un gusto conocerlos… a todos.
Se despiden y abandonan el lugar.
-Mi padre me comento lo sucedido Christian, aumentaron la seguridad para el resto de la familia.
-Es lo mejor Elliot, aunque no se sepa nada de Jack no podemos bajar la guardia. Discúlpenme a mí también, para mí lo más importante igualmente es mi familia –mira a Ethan –Si hubo errores en el pasado no pienso que vuelvan a suceder.
-Me gustaría hablar contigo otro día Ana, por favor.
-Kate cuando gustes podemos vernos, lamento lo sucedido. Por la tarde yo no quería gritarte.
Kate me abraza y yo no puedo contener las lágrimas. Nuestra amistad es de hace años, me siento feliz de que se preocupe por mí, pero tampoco quiero que sepa ciertas cosas, no son de mi pasado son del pasado de Christian y nadie más debe enterarse.
-Perdóname.
-Ana no tengo nada que perdonarte –me toma de las manos –no llores amiga, todo estará bien. –Kate se acerca a mi oído y en un susurro continua –Esa tal Leila no me gusta para nuestro amigo, y no soy tonta vi como miraba a Christian ¿algo que contarme? No respondas ahora, pronto iré a tu casa.
Al parecer hemos aclarado lo sucedido esta tarde. Kate, Mía y Elliot nos despiden y vuelven al interior del bar, la cuenta no fue pagada y se han negado a que Christian saldara la cuenta.
Ethan aun parece dudoso.
-Estaré más que feliz de poder ver a esa mujer lejos de José, no creo que sea mujer para él.
Al menos alguien me entiende.
Cuando Taylor nos lleva de regreso a casa, Christian se mantiene callado.
-¿Christian?
Parece perdido en sus pensamientos. Tomo una de sus manos.
-Un dólar por tus pensamientos. –una frase típica de él.
-¿Perdón?
-¿En qué piensas?
-Que jamás podre deshacerme de mis malditas sombras, estas cincuenta sombras son parte de mí… quiera o no.
Oh no. No podemos volver a lo mismo, su oscuro pasado no puede atormentarlo de nuevo.-luna<3
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"Los Grey" Cincuenta Sombras Liberadas continua... FANFIC
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