Jeremy era el chico que sentía de todo, por alguien que no sentía de nada.
Lo que empezó como un sentimiento inocente, se convirtió en uno asfixiante y doloroso.
Jeremy Dawson lleva enamorado siete años de su mejor amiga. Trató de mil maneras deshac...
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¿No está guapísima la mamá de JJ.? Natalie Jones es otro nivel🔥
Jeremy.
—Recuerda muy bien lo que te diré niño mío: en el mundo habrá solo una persona que te valorará, que estará allí al final del día y te dirá lo mucho que vales y lo cuanto que te ama. Solo esa persona sabrá lo que en verdad sientes y estará siempre, a toda hora, para luchar con los demonios de tu cabeza, será la única que conocerá tu infierno y aún así, se quedará hasta el final, y, cuando la batalla se haya ganado, te sonreirá y susurrará al oído un "lo hicimos". Pero si la batalla es perdida, hará lo mismo: te abrazará y dirá un "lo intentamos". —el abuelo tosió pero su sonrisa seguía intacta, verlo allí, en esa cama de hospital con su rostro palido y sus ojos verdes opacos con el pasar de las horas que marcaban el reloj, me destruyó.— ¿Quieres saber quién es esa persona?
Asentí frenéticamente con mi cabeza, mis pequeños pies colgaban por la orilla de la camilla. Recién había perdido uno de mis dientes frontales por lo que con curiosidad mi lengua exploró esa zona.
—Tú. Esa persona eres tú, así que lucha y jamás te rindas, mi niño. Y cuando te rompas, recuerda que habrá un niño en tu interior queriendo ser como tú cuando seas grande.
¿Ese niño quería seguir siendo como yo? Lo dudaba.
El recuerdo invade mi cabeza dejando un sabor amargo en la punta de mi lengua. El abuelo Max me había enseñado tantas cosas, me había dado amor y un motivo para no rendirme y seguir luchando. Por eso, haberlo perdido un día después de escuchar sus sabios consejos me destruyó el alma, después de su funeral ya nadie se sentaba conmigo en el jardín a disfrutar de las tonalidades naranjas cuando caía el atardecer.
—¿Vienes conmigo?— pregunto llegando hasta la motocicleta aparcada en el estacionamiento del instituto. La morena se cruza de brazos negando con la cabeza.
—Necesitas esto, Jeremy, necesitas llenar los vacíos que hay aquí— señala mi pecho— te hablaré luego. Me avisas cuando la mudanza termine.
Se sube a la motocicleta, acto seguido coloca el casco en su cabeza. Su pantalón se ciñe en sus caderas y muslos, relamo mis labios inconscientemente.
—Terminé con Tatiana— murmuro desviando la mirada a un grupo de chicos que se ríen entre ellos. —Me di cuenta que jamás la querré, ni a ella, ni a ninguna más. Mi corazón y alma le pertenecen a una sola persona, y dudo que eso vaya a cambiar.
—Las personas cambian, Jay, los sentimientos también. Jamás te aferres a alguien porque nunca sabrás si se irá o se quedará.
Frunzo el ceño, mis ojos caen nuevamente en ella, me da la espalda, su mirada está fija en algún punto como si estuviera hundida en sus pensamientos.
—Entonces quiero cambiar, pero junto a tí— susurro. No responde. De pronto me veo dirigiéndome hacia ella. Me deshago del casco que cubre sus facciones y beso su boca con añoranza, mi lengua busca la suya y ella me da el pase sin rechistar, profundizo el beso robándole un suave gemido que me debilita. — Mi corazón palpitará por tí, aún si el tuyo lo hace por alguien más.
