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(Este capítulo está narrado en pasaoh, porque see)   /(●_●)\

MARATÓN  2/3

Jeremy.

Eloy lo dieron de alta tres días después, con estrictas órdenes del médico que tomara reposo al menos por una semana, claro que, contando con lo terco que el rubio era, no lo pudimos retener mucho, a menos que, lo consintieran; Abusador.

Stuart, que puedo decir de él. Mi amigo levantó una denuncia, por lo que, después de salir del hospital fue directamente a la cárcel. Le fui a hacer una visita por pura satisfacción personal. Cuando me vió llegar, se retorció en disgusto y bla, bla. Estaba feliz con él en prisión.

Una semana después de todo aquel ajetreo, hablé con mamá sobre Jason. Como se estarán imaginando, sí, la mujer se negó rotundamente a levantar una denuncia ante el maldito. Habló algo sobre que el karma era tan jodida que muy pronto tocaría la puerta del desgraciado y arrasaría con todo. No mentiré, me hizo feliz el imaginar que pagaría todo el mal que nos había hecho.

Tristán y Judith estaban mejor que nunca, felices y enamorados. Luego de terminar el instituto planeaban vivir juntos en el campus de la universidad que eligieron para estudiar y lograr sus objetivos.

Después de aquella larga charla con Jud en el estacionamiento del hospital, sentí liberación, que podría por fin respirar sin ataduras a un doloroso pasado. Hice lo que la castaña me aconsejó: empecé a permitirme soñar, todas las noches, antes de dormir, soñaba con lo que me gustaría que pasara. Que puedo decir, de alguna manera u otra, todo estaba arreglándose.

Por supuesto, todo a su tiempo.

La Nochevieja la pasamos todos juntos. Y esta vez, no hubo tragedias. Dylan y Lucio se nos unieron, al parecer entre ellos empezaba a crecer una chispa, llena de química, tanto que se nos hizo imposible darnos cuenta. Encendimos un fogata detrás de la casa de George, todos con gorros y abrigos, por suerte del todopoderoso, la llama se mantuvo encendida, calentándonos. Contamos historias de terror, los mayores nos hablaron sobre sus historias de amor, de como se conocieron y enamoraron. Fue muy divertido, no lo negaré.

Empezamos el año con una carrera en las desoladas carreteras, llegando a unas enormes montañas y bosques. Está de sobra el mencionar quién fue el ganador. Eddie se enojó al perder, me mordió el cuello en venganza. Lo que restó del día los molesté a todos con lo mal perdedores que eran. Porque sí, luego de haber perdido, caras largas se adueñaron del espíritu de mis amigos.

—A ver perdedores, como lo prometieron, paguen mi cena. Se me antoja una lasaña con el tamaño de un mamut— curvé una ceja al ver que todos me ignoraron.

—Te la daré. Pero por el culo— gruñó Eddie.

Luego de eso, caí en cuenta que cada vez estábamos más cerca de mayo, donde la escuela daba a su fin, y con ello, al de nuestra estadía en ese lugar. Teníamos que ir a la universidad, pero ese era el menor de mis problemas. Que mayo se acercara significaba que la partida de Eddie también.

No fue fácil el asumir que teníamos que decirnos adiós. Esos días estuve con un humor de perros. Eddie y yo no podíamos estar en la misma habitación sin discutir.

—¡Por dios, deja de ser tan idiota!— chilló al entrar a mi habitación al percatarse de que ni siquiera le dirigí la mirada.

—Perdóname por no querer que te vayas— susurré. En ese momento, de verdad, estaba fuera de mis cabales. Estaba triste, y al no saber como manejar ese sentimiento que estaba consumiéndome por dentro, actuaba así: enojado, brusco y bravucón.

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