Jeremy era el chico que sentía de todo, por alguien que no sentía de nada.
Lo que empezó como un sentimiento inocente, se convirtió en uno asfixiante y doloroso.
Jeremy Dawson lleva enamorado siete años de su mejor amiga. Trató de mil maneras deshac...
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Un suspiro agotador sale por mis fosas nasales. Me levanto de la cama dirigiéndome al cuarto de baño para darme una fría ducha.
La semana resultó ser más agotadora de lo que pensé, jamás imaginé que las cosas se pondrían tan tensas con Eddie, Tatiana seguía detrás de mí todo el tiempo tratando de marcar territorio. Tenía planeado hablar con ella mañana mismo y arreglar las cosas con Eddie. Por primera vez en mi jodida existencia tenía que ser más inteligente, y si quería arreglar todo tenía que terminar con Tatiana Lauder.
Solo quería que ella volviera. Fui estúpido al pensar que podría dejar todo por alguien que apenas conocía.
Al salir de la ducha me visto con un pantalón gris de chándal y dejo mi torso húmedo al descubierto. Inconscientemente me detengo frente al espejo.
Mi reflejo da lástima, aún tengo las sombras de lo que una vez fueron hematomas, mi costilla rota está sanando de maravilla, ya no me duele. Pero eso es lo de menos, lo que me hace sentir lástima de mi mismo son las ojeras y rostro cansado, estoy pálido, quizás por el frío clima o tal vez necesito ir al médico. Mis ojos azules parecen más opacos de lo normal, parecen tristes. Mi cabello castaño está mojado. Mamá siempre amó lo rizado que es mi cabello.
Sonrío al pensar en mi madre, una hermosa mujer. Todas las personas que nos conocían juraban que era idéntico a ella. Pero en lo único que me parecía eran en el color de sus ojos. Ella era una hermosa rubia, unos centímetros más pequeña que yo, fuera de eso, yo no tenía la fuerza que ella, no lo era en absoluto.
Sacudo la cabeza para alejar cualquier pensamiento negativo. Hoy es domingo y solo quiero disfrutarlo. Olvidarme de todo.
Al bajar las escaleras me encuentro con mamá sentada en uno de los sillones mientras habla felizmente con un hombre que me da la espalda. Al percatarse de mi presencia ambos se giran en mi dirección.
—¡Pero si es mi bufón favorito!— exclama extendiendo sus brazos a los costados invitándome a abrazarlo. Mi sonrisa se ensancha cuando me acerco y lo envuelvo con mis brazos.
—Joder, te extrañé demasiado, tío George— digo mientras lo abrazo con más fuerza. Su abrazo es todo lo que necesitaba. Es paternal, lleno de cariño. Es el abrazo que ni siquiera el hombre que me engendró pudo darme.
Desordena mi cabello.
—Vengo para llevarlos conmigo, Nat ya me contó lo que ese malnacido te hizo. No permitiré que te vuelva a poner una mano encima, hijo.— mi corazón da un vuelco al oír sus palabras. George siempre fue un padre para mí.
—Gracias, tío— aprieto su hombro mientras me dirijo hasta donde mamá. La envuelvo en mis brazos al ver como su labio inferior tiembla y sus ojos se llenan de lágrimas. Beso la coronilla de su cabeza y le susurro cosas tranquilizadoras.— Jason es un hijo de puta que jamás volverá a ponernos una mano encima. Si es necesario puedo dejar la escuela para buscar un buen trabajo. Las carreras no me dejan tanto dinero pero...
