CAPÍTULO 11

6.2K 355 258
                                    

Natasha

No sabía de donde había salido esa bomba, ni como había llegado las instalaciones de los Vengadores. Pero cinco segundos antes estaba en medio del hangar y ahora volaba.

Mi espalda chochó contra la pared y caí al suelo, golpeándome la cabeza con fuerza. Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar y cubrirme. Un horrible pitido empezó a resonar en mis oídos a la vez que me martilleaba la cabeza. Quise enfocar la vista, pero todo estaba borroso a mi alrededor. Debía de sufrir una conmoción cerebral.

A duras penas me incorporé sobre los codos y miré a mi alrededor. Algo que supuse que era una nave estaba en llamas y no podía ver nada más que rojo por todas partes. Pero se escuchaban gritos y golpes.

―Mierda...

Intenté levantarme, pero el impacto me había hecho polvo el cuerpo. ¿Por qué siempre acababa volando por los aires? Joder, que no era de goma. Con esfuerzo conseguí que la vista se me enfocase lo suficiente para buscar una posible salida entre los escombros. Solo tenía que llegar hasta ella antes de que esto se viniese abajo. ¿Dónde coño estaban los superhéroes cuando se les necesitaba?

Volví a incorporarme y esta vez fue un dolor diferente el que me hizo jadear.

―Maldita sea ―me llevé una mano a la tripa, como si tuviese la necesidad de sujetarla para que no se desmoronase ahí mismo.

Joder. Joder. Joder.

El pitido de los oídos, causado por el ruido de la explosión ya casi era inexistente, así que gateé como pude hasta unos arcones apilados y los utilicé como apoyo para ponerme en pie.

Mala idea. Joder que dolor.

Pero aun así me sostuve en ellos, con una mano en el vientre. No sabía mucho de embarazos, pero estaba segura de que ese golpe había tenido que afectar al bebé de algún modo. Aun así, me alegré de que no volviese a repetirse el dolor de unos minutos atrás. Eso era algo bueno, ¿No?

―¡Natalia! ―la voz de James me llegó desde algún lado, pero me encontraba demasiado mal como para adivinar de dónde. A los pocos segundos estaba junto a mí, aunque era un borrón― Mierda. ¿Estás bien? ―me agarró la cara con las manos y por fin conseguí distinguir sus rasgos.

―Sácame de aquí.

No lo dudó ni un segundo, me cogió en brazos y empezó a correr. Y yo tuve que cerrar los ojos para no vomitar con el movimiento.

―Chicos. Tengo a Natasha ―escuché que decía, supongo que por el transmisor que siempre llevábamos en las misiones.

Pronto el aire dejó de estar cargado de humo y el viento me azotó la cara. James se detuvo y me permití abrir los ojos. Estábamos en la explanada, delante del hangar.

―¿Los demás? ―murmuré viendo como medio hangar ardía y una parte de techo se desprendía.

―Apagando el incendio y desalojando el hangar y alrededores. Ha habido otra explosión en la recepción del complejo.

―¿Cómo es posible? ―me llevé una mano a la cabeza y la miré extrañada cuando noté algo viscoso. Estaba sangrando― ¿James?

El susodicho me inspeccionó la cara mientras me sentaba con cuidado en una mesa. Aun así, jadeé de dolor. Me dolía cada parte del cuerpo.

―Parece que tienes una brecha en la sien ―me apartó el pelo del lado izquierdo― Pero no es muy grande. ¿Conmoción?

―Tiene toda la pinta ―murmuré apoyándome en él.

Abre los ojos - RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora