Natasha
Esta vez había sido un poco más lista y había hackeado el sistema de la moto y de mi teléfono para que no pudiesen rastrearme. No es que no quisiese ser encontrada, sino que necesitaba estar sola. No controlaba mis hormonas, no era capaz de mantener la mente fría. Estaba impresionada del modo en el que me había encendido, de cómo había perdido la compostura, yo, la persona más fría y controladora de mundo.
Cambié mi ropa por una camiseta de Steve y unos pantalones cortos y me senté en el sofá, observando cómo la aguja que marcaba los segundos del reloj que había en la pared se movía. Necesitaba calmarme y tener la mente fría. No podía dejarme llevar por los sentimientos. Daba igual que estuviese embarazada... Ahora más que nunca tenía que saber mantener la calma.
Miré hacia abajo y levanté la camiseta. Veintisiete semanas...
Entendía la preocupación de los demás, por mí, especialmente cuando no lo había llevado muy bien tres meses atrás. Pero ocultarme las cosas, creer que no sería capaz de gestionarlo... creía que me conocían mejor que eso. Ellos sabían que odiaba las mentiras, que me hacían no confiar en la gente... Y, sin embargo, me habían apartado. Como si somo recurriesen a mí cuando verdaderamente me necesitaban.
Puede que mi enfado hubiese sido un poco desmesurado, pero me sentía dolida, especialmente con Steve. Él tenía que conocerme por encima de todos los demás, y me había mentido también.
Y eso me dolía más que nada.
Pasé la tarde limpiando mis armas y poniéndolas a punto para no tener que mucho en lo que pensar. Después me di un largo baño con un libro que leer para ocupar mi tiempo y, finalmente, cuando dieron las nueve de la noche, me puse el pijama después de haber cenado y me recosté en la cama, encendiendo la televisión.
Fue entonces cuando mi teléfono sonó. Era Steve.
―Hola ―dijo cuando descolgué.
Tardé unos instantes en contestar.
―Hola.
―Siento mucho lo que ha pasado esta mañana, yo... nunca tendría que haberte ocultado nada. Sé lo poco que te gustan las mentiras. Lo siento.
―Lo sé.
―¿Estás enfadada?
―Estoy decepcionada, Steve. Me habéis decepcionado.
―Yo...
―No trates de seguir disculpándote, no va a servir de nada.
Le escuché suspirar.
―Al menos déjame que te explique lo que pasó con Wanda y Drakon ―esperó una respuesta de mi parte, pero solo obtuvo silencio. Unos instantes después lo interpretó como un sí y empezó a narrarme lo que había sucedido en la misión de Wanda y Clint, asegurándome que nunca les hubiese dejado ir de saber el peligro al que les exponía. Después me contó la última reunión que tuvieron con Furia, donde me dejaron fuera―. Yo no estuve de acuerdo en ningún momento, pero no tenía otra elección. Accedí a que una vez que supiésemos a lo que nos enfrentábamos nuevamente te lo dijésemos. Pero mi intención nunca fue dejarte fuera por voluntad propia ―se escuchaba muy arrepentido―. Di algo, por favor.
―¿Qué quieres que diga?
―No lo sé...
―Tú me conoces mejor que nadie, Rogers, sabes lo decepcionante que es para mí que alguien me mienta y me aleje... Y lo hiciste. ¿Acaso no confías en mí para mantener al bebé a salvo?
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Abre los ojos - Romanogers
FanficUna relación puramente sexual entre Steve y Natasha nunca hubiese salido bien. Y ella lo sabía. Por eso se marchó. Lo que ni en sus sentimientos más oscuros esperaba eran seis pruebas positivas de embarazado y un claro pensamiento: ella no quiere se...