9. Beso Después De Clases.

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—Saku x Chiaki...


—Y justo cuando la protagonista descubre que sus sentimientos eran correspondidos... ¡Plot twist! Resulta que el chico siempre estuvo en coma y quien la conquistó era su doppelgänger.—explicaba Chiaki con emoción y garabatos en la pizarra que solían tener un orden. Ahora no, ahora eran un montón de cuadros con garabatos que solo contaban una historia porque Chiaki estaba allí para darles un contexto.

—¿Y acaso la familia del chico no estaría confundida si lo vieran viviendo una vida normal cuando se supone que está en coma?

—Pues... ¡ellos son doppelgangers también!

—¿Y al resto del mundo no le parecería raro que de la nada hubiera dos de cada miembro de la familia?

—Eh...

—¿Vas a decir que también son doppelgangers?

—¡Saku!

—¿Qué?—respondió el aludido desde el escritorio medio de la primera fila. No era el suyo pero no había nadie más que ellos dos en aquel salón así que a nadie le importaba.

—Aún es una idea en proceso, no pensemos en los detalles.— respondió recostándose en el escritorio, estando ahora frente a frente. Una sonrisa orgullosa se mostraba en su rostro y Saku no podía evitar quedarse mirando esos labios más de la cuenta. Aun así, no dejaba de poner atención a cada idea (por más alocada que sea) que saliera de la boca de Chiaki.—¿Qué te parece?

—Cinco punto cinco...— fue contrastado con una cara de desilusión antes de terminar de hablar.—...De seis. Es bastante interesante pero necesitaría que esté completa para darle una nota final.

Ahora era una risa contagiosa lo que tenía en frente. Su mano había dejado de golpear el bolígrafo contra el escritorio para ser tomada cariñosamente por otra.

—¿Puedo decir que te amo?—dijo Chaki mirándolo con la misma cantidad de afecto. Sonaba tentador pero...

—No hasta la graduación.—respondió Saku, pero de todos modos se inclinaba hacia adelante.

—¿Vas a seguir con eso? Ya te he dicho que no voy a ir a ninguna parte, Saku.— su mano pasó de estar encima del escritorio a acariciar levemente la mejilla del contrario. Estaba tibia, seguramente su rostro estaba igual. En lugar de una respuesta sintió algo suave presionarse contra sus labios. No podía quejarse, los besos de Saku eran una de las mayores causas por las que sus tardes se llenaban de más sonrisas risueñas, sobretodo cuando su boca tenía el sabor del último caramelo que le regaló.

Momentos como ese le hacían pensar que, pese a tener ganas de decirlo explícitamente, no era necesario decir "te amo" para que eso estuviera claro.

—Estaba pensando en ir al río el fin de semana ¿quieres venir?

—Vaya vaya ¿estás invitándome a una cita?

—Ehh...

—¿"Ehh..."?

—Está bien, puede ser una cita.

31 Besos [Honeyworks]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora