¿Preparados?

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Los días siguientes fueron agotadores para la rubia. Zeref había reforzado aún más el entrenamiento, casi rayando la tortura psicológica y la física. No tenía piedad, aún seguía enfadado con Lucy pero se excusaba diciendo que ella necesitaba de aquello, pero ella ya empezaba a dudar de él, casi como al principio de todo e incluso más. Sabía en el fondo, que hacía esas cosas a propósito, pero ella no sabía porqué. Esto había ocasionado a Lucy muchas más heridas de lo habitual y las cicatrices tardaban aún más en sanar, por lo tanto siempre tenía alguna que otra venda o costra en el cuerpo.

A pesar de eso, la chica deseaba ver de nuevo a Sting. Le había dicho con la mano que estaría allí en cinco días, pero al parecer y gracias a la intervención de Zeref, al otro lado de la barrera ya habían pasado los cinco días. Eso la deprimía un poco, pero sabía que cuando Zeref terminara de entrenarla se acabaría la pesadilla....o eso creía. Hasta ese día, en el que Zeref le rebeló sus planes y un par de cosas más.

Lucy estaba siendo sometida a una gran prueba, en la que, dentro de una cúpula similar a la que estubieron Natsu y Lissana, ahora estaba ella combatiendo con distintos seres de carne y hueso. Eran monstruos creados para matar humanos y ella no era la excepción.

O ganaba o moría. 

Eran muchos seres, de distintos colores y tamaños, con distintas fuerzas y poderes. Pero Lucy supo combatirlos fieramente y con elegancia. La habían herido un par de veces, pero no eran heridas graves. Cuando finalmente terminó con el último monstruo (fueron unos 200 monstruos), la barrera se desintegró dejando a Lucy con la respiración entrecortada y sola en el páramo desértico.

Zeref se acercó a ella con la mirada seria y le tendió su manojo de llaves con su látigo. Esto la desconcertó demasiado.

-Dentro de dos noches, marcharemos hacia la capital.- le dijo.

-¿Para qué?- le preguntó inocente. Una sonrisa macabra apareció en el rostro de Zeref.

-Vamos a exterminar a la princesa y al rey. Tomaremos el trono por la fuerza.- y dicho esto se dispuso a marcharse, pero Lucy lo retuvo con el ceño fruncido.

-¡NO!¡NO SOY UNA ASESINA!- le gritó.- Además, mi familia a jurado por generaciones proteger a la familia real, no puedo matar a esas personas.- Zeref la miró de soslayo y meditando unos segundos sonrió de nuevo.

-Entonces aniquilaramos a todos los gremios de Fiore y no se hable más.- pero Lucy insistió.

-No quiero hacerles daño a personas inocentes...yo...- el chico se volvió completamente hacia ella y la miró fijamente a los ojos.

-Lucy, te doy dos opciones. O hacemos esto por las buenas o te haré algo que no quiero hacerte.- dijo amenazadoramente. La chica tragó duro y lo miró temerosa, en esos momentos daba mucho miedo y ambos lo sabían. Ante el silencio como respuesta, Zeref se intentó marchar pero Lucy dijo su respuesta.

-No. No mataré a mis amigos.- dijo firme. 

-En ese caso no me dejas otra opción, querida.- dijo con voz grave. 

Un viento se alzó ante ellos y varias sombras surgieron del cuerpo del chico e iban hacia Lucy. Ella intentó esquivarlas con todo lo que pudo en ese periodo de tiempo, pero esas sombras, parecidas a tentáculos, la atraparon de la cadera, haciendo que otros la apresaran de pies y manos.

Lucy pataleaba y gritaba de dolor, el contacto con esas sombras era peor que la lava al rojo vivo. Sentía como su piel ardía y fundía...o eso creía ella. 

-AAAAHHHH.- gritaba de dolor y los tentáculos se aferraban más a ella. Entonces, uno, parecido a una mano, se puso delante de su cara, formando en la sombra algo parecido a una serpiente con una gran hilera de dientes blancos  y afilados. La "serpiente" siseó fríamente y se acercaba al rostro de la chica.

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