Capítulo #1

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25 años antes...

Mikoto...

El sudor perlaba su rostro y el esfuerzo la hacía casi tirar la toalla. El médico entre sus piernas solo la ponía más tensa y la situación no era para menos. Hace seis meses lo había perdido todo, su casa, su empleo y tenía sus deudas hasta el cuello. Todo por sus maldita adicción a las drogas, no podía vivir sin ellas hasta el punto de hacer cualquier cosa por ellas.

Un amigo, "vaya amigo", le contó de una empresa farmacéutica, Mercile que estaba buscando mujeres jóvenes mayores de veinticinco años pero que tampoco sobrepasará los treinta, era extraño pero poco tiempo después se enteró la razón. La extraña razón solo habían sido por que esa era la mejor edad para traer al mundo un bebé sano y la empresa farmacéutica no solo fabricaba medicinas si no también tenía oscuros secretos bajo de agua, pagados millonariamente por el gobierno de los Estados Unidos.

Ella nunca olvidaria ese día, "La entrevista". Le habían hecho preguntas de todos tipo. ¿Su edad?¿Sus estado civil?¿Su residencia?¿Su condición laboral?¿Su grado de estudio? Pero eso había sido bastante normal hasta que hicieron preguntas más personales, al principio quiso darse la vuelta pensando en que quizá los científicos detrás de la mesa solo le estaban tomando el pelo o quizá más bien pensaban abusar de ella. Pero sus rostros eran serenos, ninguna emoción se filtraba de ellos y eso la motivo a contestar. ¿Si habia tenido hijos?¿Cuántos novios había tenido?¿Cuántas veces a la semana tenía sexo?¿Cómo era su periodo? ¿Decíaba tener hijos en un futuro? ¿A quien de sus padres se parecía?

De las cincuenta chicas que había en la sala, días después solo llamaron a la mitad. Ella realmente brinco de alegría y más cuando el médico que la observaba le dijo que ganaría mensualmente una cantidad de cinco cifras, más de lo que había ganado en toda su vida. Pensó en todas las drogas que podía meterse mientras pagaba sus facturas y vivía como una reina pero cuando el médico la paso a una sala en blanco y la hizo continuar con una sería de examenes, su pulso se incrementó y se dio cuenta que para que le pagarán esa cantidad debía ser una especie de conejillo de indias.

Quiso escapar y salir de allí. Es mas hasta se levantó de la camilla y cuando estaba a punto de mandarlos al diablo. El se retiró los lentes y la miro a los ojos.
Le dijo que el no podía obligarla a hacer nada que ella no quisiera pero para que le dijera de que iba a trabajar, ella tenía que firmar un contrato de confidencialidad con ellos y luego decidir. Si se quedaba o se iba, pero nunca podría hablar con nadie a menos que quisiera que el gobierno la encerrara mínimo cincuenta años.

Mikoto asintió y firmo los papeles, la curiosidad la estaba matando. Quería obtener esas drogas, costará lo que costara. No podía ser más difícil después de todo lo que había hecho.

El médico que jamás había sonreído, ni había mostrado ningún rastro de humanidad. Sonrió y tocó su hombro. Luego miro hacia la ventana y procedió a contarle eso que cambió su vida para siempre.

Una contracción se hizo presente olvidando la línea de sus pensamientos, el dolor era malditamente insoportable. Abrió sus piernas lijeramente y sintió como la cabeza de ese bebé empezaba a salir. Respiro profundo de nuevo, le habían dicho que por lo menos tomaría ocho horas en expulsar al bebé pero ella ella solo llevaba quince minutos. Tomando de si todo el control que podía tener en ese momento, rezo por qué el bebé estuviese bien, el estaba naciendo antes y muy rápidamente.

—¡Vamos Mikoto!¡Solo un poco más!

Mikoto gimió de dolor pero pujo una última vez con todas sus fuerzas y conteniendo el aliento lo logro. Sintió el pequeño cuerpo salir de su interior y como las enfermeras se apresuraban a tomarlo entre sábanas limpias y cortaban su cordón umbilical. Tenía mucho cabello y su piel era casi dorada a comparación de la de ella.

Sasuke Donde viven las historias. Descúbrelo ahora