Narra Jotaro:
Me llamo Kujo Jotaro, estudiante normal de 17 años que tiene cierta popularidad por su apariencia aunque eso me parece sumamente insoportable, las chicas hacen un escándalo por todo, no las soporto y no tengo interés en nadie... Bueno, tal vez en alguien, pero todo fuera de lo romántico, es más como curiosidad.
Su nombre es Kakyoin Noriaki, 17 años, una clase al lado de la mía. También es popular ya que es modelo, las revistas llegan a vender más de 1 millón de copias cuando él aparece en la portada, pero a pesar de eso parece no disfrutar de toda esa atención.
Todos los días sigue una rutina, llega antes que nadie, pasan las clases y en el receso desaparece, al menos para los demás, soy el único que sabe de su lugar secreto, la azotea, dónde se sienta con una botella de agua a mirar la ciudad. Cuando las clases terminan él va directo a su casa o el trabajo, no pertenece a ningún club y en ocasiones se detiene en un parque desolado y descuidado a leer o jugar con su consola, pareciera que no es nada interesante pero es todo lo contrario, su piel es tan pálida y amarillenta que pasa de ser el modelo de las revistas a un enfermo de hospital, su cuerpo es más delgado que el de cualquier chica y lo peor de todo...
~[FLASHBACK]~
-Como te decía Jojo, debes poner más atención o tendrás problemas con los maestros —hablaba por teléfono con mi abuelo—
-No es mi culpa que su clase sea aburrida —Entonces ahí lo noté por primera vez—
Jiji...-Ese no es el problema, Jotaro —bajé el teléfono al observar como ese estudiante se encontraba tirado a mitad de la calle— ¡Jotaro! ¡Jotaro! ¿Estás escuchando?
-Hablamos luego —colgué y me acerqué para ver que no despertaba por más que lo moviera— Oye... Oye despierta —pude sentir su respiración y un débil, aunque presente, latir de su corazón, lo cual me tranquilizó— ¿Estás dormido?
Decidí cargarlo y llevarlo a un lugar más tranquilo cerca del bosque que rodeaba la escuela, para mi sorpresa, ese chico tan alto no pesaba ni la mitad de lo que yo, saqué mi botella de agua y se la eché en la cara, él reaccionó despertando poco a poco
-Hmm, ¿dónde estoy? —parecía estar tan mareado que sus ojos bailaban de un lugar a otro—
-Parece ser que te desmayaste... ¿Estás bien? Puedo llevarte al hospital si quieres o hablar con tus padres...
-No, estoy bien —no terminé de hablar— gracias por esto —tocaba su cabello carmesí mojado por mi acción—
-No deberías estar tan feliz por caerte como si nada, tal vez estés enfermo, no es normal.
-Tienes razón, supongo que no lo es —se levantó lentamente y acomodó su uniforme para sacudir un poco el polvo— pero no deberías preocuparte —me miró desde arriba con sus ojos violetas que trataban de ser amenazantes pero lo único que lograban era inquietar me por lo hundidos que estaban y como eran opacados por las grandes ojeras— te pagaré esto
-No, será después —levantándome de mi asiento mientras acomodaba mi gorra— por lo menos déjame acompañarte a tu casa
-No vivo muy lejos, puedo llegar perfectamente bien, aún así, gracias por ayudarme hoy —después de eso dio la vuelta y comenzó a caminar mientras con una mano apoyaba su cuerpo de los barandales del parque hasta que lo perdí de vista—
~[FIN DEL FLAHSBACK]~
Desde entonces no he podido dejar de verlo, aunque vivimos en rutas distintas compartimos un buen tramo de camino, lo suficiente como para hablar pero no lo hago, por el simple hecho de que él no muestra interés alguno en hablar con alguien más que no sea Polnareff, un amigo de la escuela vecina, de vez en cuando ambos regresan juntos a sus hogares.
Hoy hace más frío que de costumbre, pero todos lo soportamos con unos guantes y una bufanda, todos excepto él, algo me dice que no solo por tener un alto sentido de la moda debe usar una gabardina más grande que él por unos grados menos.
Hoy decidió quedarse en la biblioteca y leía mientras sus dientes chasqueaban como el cascanueces por estar temblando del frío, si su piel es blanca ahora era totalmente transparente, como un fantasma, podía notar fácilmente sus venas verdes en su cuello y rostro. No podía soportarlo más, ese movimiento me iba a volver loco.
-Toma —le avente mi bufanda sobre la cabeza—
-¿Eh? ¿Por qué me la das?
-¿No es obvio? Estás muriendo de frío, pareces un cachorro.
-Bueno, un poco, pero ¿entonces tú?
- Solo la traje ya que mi madre insistió —sentandome a su lado mientras subía las piernas a la mesa—
-Vaya... Pues, gracias —Acomodó la bufanda en su cuello hasta su nariz roja y respingada escondiéndose en ella— ahora te debo dos favores —sin mirarnos—
-no te preocupes por eso
Toda la hora no hablamos de nada más, al sonar el timbre ambos nos levantamos para regresar al salón de no ser por dos chicos que crearon un desastre.
-Oh... Kakyoin, lo siento mucho, déjame limpiarlo
-No te preocupes, está bien —su gabardina estaba cubierta de café caliente—
-Pero si lo dejas quedará una mancha, dámela, la lavare en los baños.
-En verdad no es necesario —claro que le importaba su gran abrigo pero parecía preferir la mancha del café a quitarsela—
-Dasela, te daré mi uniforme de física —dije sin pensarlo mucho—
- ¿En serio?
-Sí, ya te lo dije, ¿no? No tengo frío.
-De acuerdo...
Después de la disculpa de los chicos fuimos directos a los vestidores dónde le entregue mi sudadera y la camisa de deportes, estuve esperando por un buen tiempo pero él no parecía mover ningún dedo.
-¿Sucede algo? ¿Necesitas una toalla para secarte también? Creo que tengo una tam...
-No. Iré al baño un momento —así ese momento se terminó convirtiendo en 30 minutos, me estaba enojando estar ahí parado esperándolo así que fui hasta dónde él decidido a gritarle que se apresurara cuando el reflejo en el espejo me detuvo en seco dándome un escalofrío que me recorrió de pies a cabeza—
Él no pareció darse cuenta de que estaba ahí, detrás de la puerta viendo todo, pero el espejo me mostraba algo que no podía observar a simple vista... Un cuerpo casi esquelético, la carne del chico estaba pegada a sus huesos, tenía múltiples heridas y moretones en su espalda y brazos. Parecía que él evitaba el espejo todo lo posible, se quedó unos segundos apreciando como mi uniforme era varias tallas más grande que la que él debería usar y después de dar un largo suspiro dio la vuelta para salir del sanitario. Rápidamente me devolví al lugar dónde lo esperaba sin poder borrar esa imagen de mi cabeza.
-Listo, gracias por esperar, tuve que limpiar algo del azúcar que quedó pegada en mi cabello —me dio una sonrisa tan brillante como si fuera una persona totalmente diferente pero ahora solo podía ver lo mismo una y otra vez—
-Volvamos antes de que se haga más tarde. —di la vuelta y acomodando mi gorra caminé hasta mi salón sin mirarlo en todo el camino.
Después de eso no pude concentrarme en ninguna clase, incluso intenté evitarlo a la salida, me sentía preocupado e impresionado por aquella escena, lo último que piensas al verlo es en ese estado en el que se encuentra... Ahora entiendo el porque su miedo al reflejo en el espejo.
Fin del cap.
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Un bocado más [Jotakak]
Фанфик⚠️⚠️ Antes que nada me gustaría aclarar que esta historia tratará sobre trastornos alimenticios y otras enfermedades por lo que su contenido puede ser afectar a la gente sensible⚠️⚠️ [Finalizada] La mente humana puede ser el peor enemigo de las pers...