~El Chico Pelirrojo~

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Narrador omnisciente:

-¿Jotaro?

-¿Marina? —Dejando el cigarrillo para correr hacía ella.

Un par de chicos que a sus 12 años de edad destacaban entre los demás. Apenas siendo niños eran reconocidos por todos.

Una bella chica de ojos y cabello color acre con una personalidad encantadora, la facilidad de hacerse amiga de cualquiera que se cruzará en su camino. En un movimiento del destino logró acercarse a un chico totalmente opuesto, disfrutaba de la soledad y el silencio y hacer amigos no era su punto fuerte aunque lo quisiera.

En algún verano pasado, durante un campamento escolar, Jotaro logró escapar de las actividades “aburridas” para disfrutar de la hermosa vista que le ofrecía el lago de aquel bosque en una total soledad que pronto cambió cuando una voz chillona llegó a su oído.

-¿Jotaro, verdad? ¿Qué haces aquí?

-... —tardó algunos segundos en responder hasta que la tuvo sentada a un lado— A esta hora del día es más fácil ver a los peces.

-¡wooow! Tienes razón —acercándose a la orilla del lago.

-¡Oye ven acá! —tomándola del brazo— puedes caer si no tienes cuidado.

-Oh jaja, lo siento.

-Cielos...

-¡Oh, Mira! ¡Un pez que brilla!

Jotaro observó un poco mejor y entendió a lo que se refería.

-De esto habló cuando digo que la vista es mejor a esta hora del día... No es que brille pero las escamas de su cuerpo junto con los rayos del sol que refleja en su cuerpo da esa ilusión.

-¿En serio? Eso es increíble... Sabes mucho.

-Creo que es algo básico.

-¿Entonces soy tonta?

-¿Eh? Yo- Yo no dije eso —nervioso ya que la cara de la chica no era nada amigable.

-pff jaja bromeó, pero tienes razón, sería algo básico pero no lo sé... ¿Por qué no me hablas más sobre esto?

Jotaro lo pensó un rato pero terminó aceptando. Después de aquello, a la misma hora se encontraban en el mismo lugar para compartir su conocimiento y algunos datos que encontraban en los libros del campamento. Sin darse cuenta creaban una conexión que les permitió tener una amistad una vez que aquel retiro de 4 semanas terminará. Siendo una especie de “mejores amigos” que podían hablar por horas sin aburrirse. Una vez entraron a la adolescencia la pubertad les había hecho un gran favor pues su belleza sólo incrementó. Jotaro había ganado cierta popularidad entre las chicas pero Marina no se quedaba atrás, varios compañeros competían por su amor y tener siquiera una cita con ella. Poco a poco comenzaron a surgir rumores sobre si eran pareja o no, después de todo ambos tenían un estatus socio económico alto. Desde esos chismes el acoso e intensidad por sus admiradores sólo aumentó volviéndose cansado. Algo que hubiera terminado bastante mal de no ser por la acción que tomaron y de manera nada algo distinta a lo normal.

-¿No piensas darles una oportunidad? —preguntaba la menor mientras miraba sobre su hombro como varias jóvenes esperaban junto a Jotaro en la estación de tren.

-Claro que no, son molestas, irritantes y escandalosas. Jamás las soportaría.

-pero me soportas a mi.

-... —la miró desde arriba— Tienes razón, no sé porque lo hago.

-¡Oye! —la altura no importó pues dio una mirada que lo intimidó— deberías decir algo como “Gracias Marina por ser mi amiga” o “Gracias Marina por hacerme compañía y soportar mi amargado humor” —imitando su voz.

Un bocado más [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora