~Joestar~

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Solo quedaba el rocío en la copa de los árboles que caía contra el suelo después de la tormenta. La puerta de la cocina se abrió dejando ver a un joven corpulento empapado de cabeza a los pies el cual inspeccionó la habitación gracias al agradable aroma que provenía de la mesa dónde le esperaban una buena taza de té y un plato con algunas galletas con mermelada de cereza.

-Jotaro, deberías cambiarte antes de que pesques un resfriado —Holly se encontraba lavando algunos trastes sucios mientras por la radio se escuchaba I don't Want to set the World on Fire. Dando una escena surrealista de alguna película de asesinato donde ella era la única culpable.

Jotaro se acercó lentamente hasta las galletas para tomar una, aún se encontraban tibias, se notaba que no hacía mucho salieron del horno.

-¿Qué es esto? —aquel postre nunca fue el favorito de Jotaro por lo cual su madre sólo lo preparaba cuando kakyoin los visitaba— ¿Acaso él...?

-¿Él quien? —Holly seguía tarareando la bella canción.

-Mierda... —dejando todo en su lugar— ¿Tiene mucho que se fue? Seguramente aún puedo alcanzarlo —se disponía a salir corriendo para alcanzarlo pero su madre lo detuvo con un significativo jalón de oreja que sorprendió al mayor.

-¿Acabas de llegar y ya quieres volver a salir? Mínimo esperaba que me contaras tu día.

-¿Por qué no me dijiste que vendría? Necesito hablar con él.

De nuevo la mujer lo detuvo pero esta vez tomó una silla para sentarse y beber aquella taza de té muy tranquila.

-Jotaro, entiendo que estás preocupado pero ¿No crees que si no quiere verte es por algo? —El azabache se giró indignado, no creía que su madre le estuviera diciendo aquello.

-¿De qué hablas?

-Eres mi hijo y siempre te apoyaré en todo lo que decidas pero hay ocasiones dónde no puedo pasar por alto este tipo de comportamientos que te lastiman y a las personas a tu alrededor... —hablando específicamente de Marina y kakyoin— Si no me equivoco ahora tienes novia —viéndolo fijamente— ¿por qué estás con ella? ¿Es por qué realmente la amas o solo intentas olvidar lo que pasó con Nori?. —preguntando de manera directa.

-Bueno... Yo...

-Si vas tras él ahora mismo estoy segura que lo encontrarás al pie de la colina... Pero ¿qué le dirás? Podrías empezar disculpándote por cómo lo trataste la última vez... —mirando de nuevo el plato con galletas— Pero si solo será eso entonces sugiero que esperes un poco más.

-¿Por qué lo dices? ¿Qué te dijo?

-No soy yo quien deba decirte esto pero... Él está tratando de sanar por todo lo sucedido —kakyoin le había contado entre lágrimas y sollozos a la señora Holly desde aquel riguroso castigo hasta la despedida con su madre— Pero ya no está solo.

-Claro que no, nos tiene a nosotros.

-No me refiero a eso.

-¿Entonces? —Jotaro ya empezaba a comprender por dónde iba todo.

-Dio.

Un simple nombre que borró toda expresión en el rostro del joven, al final le habían confirmado que no sólo fue una broma barata de parte de Dio.

-Ya veo... —dejándose caer en la silla a su lado pues un pequeño mareo lo tomó por sorpresa.

Al final Jotaro seguía esperando que kakyoin le aclarara hasta el más mínimo detalle por ridículo que fuese y que el único culpable fuera Dio. No había motivos por los cuales seguir esperando su regreso, Nori había dejado las cosas claras al atreverse a visitar su casa ignorandolo por completo, estaba decidido a olvidar cualquier sentimiento que hubiera llegado a tener con la chica que ahora estaba a su lado.

Un bocado más [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora