~Durazno~

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Narrador omnisciente:

-¿Qué haces aquí? —apagó su cigarrillo en la mezclilla de su pantalón dejando una pequeña quemadura— Digo...

-Jaja, no está bien. Supongo que debe ser una sorpresa.

-¿Marina? ¿Jotaro? —La suave voz de Holly los llamó desde lejos hasta que pudo acercarse.

-Señora Kujo que alegría volver a verla.

-Lo mismo digo... Pero ¿cómo? ¿Cuándo regresaste?

-Ayer por la noche, de echo me dirigía al supermercado por algo para la cena.

-¿Piensas cocinar tan tarde? No, nada de eso. Ven a cenar con nosotros.

-No quisiera molestar... —mirando a jotaro disimuladamente.

-No, tú nunca serás una molestia. —se adelantó el chico.

-De acuerdo, entonces está bien.

Los tres llegaron a la residencia kujo algo tensos, las únicas que hablaron fueron Holly y Marina pues resaltaba el nuevo corte de cabello de la chica. Al parecer se había mudado a los Estados Unidos y la moda de allá cambiaba constantemente y ella decidió probar algo nuevo cortando su cabello hasta sus hombros dejando su imagen anterior en el pasado.

-Jotaro ayudame con la mesa.

-Sí.

En la cocina Holly se vio obligada en tratar algunos puntos de la noche con su hijo.

-No te pongas mal. Si aceptó a venir es una buena señal así que tranquilo.

-Lo sé, mamá.

La cena transcurrió con mucha animosidad pues Marina seguía llena de alegría como siempre, su risa contagiosa calmó toda tensión que pudiera haber quedado de los hechos de esa tarde.

-Tuve la oportunidad de asistir a un concierto de Sadao en Los Ángeles, solo puedo decir que desde entonces no he faltado a ninguno. —llevando la copa de vino a sus labios.

-Eso es muy lindo de tu parte, tuviste que decirme antes así hablaría con él para que te diera los boletos gratis.

-Para nada, no sé preocupe. Casi siempre iba con amigas del colegio y no sería justo abusar de su confianza y cariño.

-Claro que no, cuando llame le diré, después de todo eres una gran fan.

-¿Ahora mi padre también pasará más tiempo con mi ex que conmigo? —un comentario fuera de lugar que hizo Jotaro, Holly no logró escucharlo pero Marina sí.

El tiempo transcurrió de buena forma pero en algún punto ella debía volver a casa y cuando el momento llegó era bastante tarde.

-Debo irme, muchas gracias por la cena de hoy.

-Para nada, sabes que puedes venir cuando quieras.

-Nos vemos, señora Kujo, Jotaro.

Salía de la puerta mientras ellos la despedían pero Holly soltó un leve golpe en el brazo de su hijo con el codo.

-¿la dejarás irse sola?

-¿Hmm? ¿Por qué no?

-Bueno me gustaría estar segura que por lo menos ella llegará con bien a su casa —regañandolo.

-Bien —Sabía que lo decía por Kakyoin.

Logró alcanzarla al pie de la colina algo apresurado.

-Jotaro, ¿pasó algo?

-No, nada, solo que mi madre se olvidó de darte esto... —Una canasta llena de durazno fresco— igual, ya que estoy aquí los llevaré por ti.

Un bocado más [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora