~Desesperación~

241 43 7
                                    

Narra kakyoin.
Ciertamente me sentía terrible por presentarme en casa de Jotaro con mi aspecto, lo que más esperaba es que no hiciera preguntas y me prestará el dinero pero como el chico amable que es me invitó a pasar para curar algunas heridas que se habían abierto y los raspones de mi caída.

-No es necesario en verdad, solo necesito los 10 dólares y me iré.

-Si vas caminando por ahí de esa manera llamaran a la policía.

Me dejó en su cuarto mientras él buscaba el botiquín y lo que más le pedía a la vida era que la señora Holly no me viera en ese estado pero fue muy tarde cuando la escuché hablar con Jotaro sobre el pasillo.

-No, dejame verlo, yo lo atenderé —entonces abrió la puerta quedando impactada por lo que vio. Quería morir en ese mismo instante.

Preocupada trató las heridas de mi cuello y rostro y algunas de mis manos con algodón y alcohol mientras me decía que no tardaría y que no dolería cuando sí lo hacía pero me sentía bastante agradecido de que se preocupara por mí.

-Gracias —tocando una gaza que cubría gran parte de mi mejilla.

-No te preocupes kakyoin, pero debo preguntar ¿cómo terminaste así?

-Nada del otro mundo. Regresaba del trabajo e intentaron asaltarme, puse resistencia pero no fue suficiente... Se llevaron todo lo que tenía.

-Vives a unos cuantos minutos de aquí ¿para qué necesitas el dinero?

Jotaro tenía la mirada cortante y furiosa, me ponía mucho más nervioso saber que no me creía.

-¿Dinero? —ella se preocupó aún más.

-No hay nadie en casa y se llevaron incluso mis llaves. Pensaba ir a casa de un amigo —cuando dije aquello la expresión de Jotaro cambió totalmente a una que incluso asustaria a satanás, parecía querer golpearme o matarme.

-No será necesario, te quedarás a dormir aquí. Iré a preparar té y una habitación

No me dio tiempo de negarme cuando ya estaba muy lejos del cuarto. Dejándome a solas con un Jotaro que desconocía, el ambiente era pesado y estaba tan nervioso y con un miedo que tarde o temprano me acabaría orinando o vomitando por la presión.

-Así que un amigo... ¿A quién quieres engañar? Dime la verdad.

-Es la verdad.

-No puedes llegar a mi casa como si nada y preocupar a mi mamá.

-Lo sé... —entendía su enojo pero pensaba que era mayor al que debía tenerme— no me quedaré, quizá 5 dólares. Juro pagártelos.

-¿Pará qué demonios necesitas dinero? Puedo romper una ventana de tu casa y no tendrás que ir a ningún otro lugar.

-No es eso... En verdad no quiero entrar en detalles... Si me dices que no, lo entenderé y me iré.

-Sí, siempre eres así.

-¿así como? —levantándome de mi lugar y caminando a la salida.

-Ocultas las cosas, me dices tener confianza pero no es así, no soy alguien en quien puedas confiar.

-Jotaro no se trata de eso. Pero no quiero hablar sobre ello —pensaba que cualquier palabra que me hiciera recordar mi última pelea me destrozaria.

-Sí bueno igual no me importa —del buró junto a él abrió un cajón sacando la cantidad exacta de 100 dólares— anda, toma el dinero y vete —con un tono engreído y maleducado.

-Ya no es necesario. Gracias —mi giré indignado por su comportamiento, no entendía que le pasaba.

-¿Ya no los quieres? ¿Acaso vas a pedirle a Dio?

Un bocado más [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora