13. Los nudos que conectan | Parte 1

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El sótano las recibió, una vez más, con recelo

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El sótano las recibió, una vez más, con recelo. Experimentaron la sensación de que no debían estar allí, pero en esta oportunidad no obedecieron al impulso de retroceder. Las cajas que Leena había dejado caer aparecían dispersas por el suelo, algunas a medio vaciar, y Senna podía imaginar su sorpresa al ver el contenido; nadie la había hecho parte del fragmento de vida que estaban dejando ir, así como ellas no la hacían parte de la historia que comenzaba a tejerse en sus mentes.

El concepto de protección resultaba extraño en su ambigüedad. Proteger a Leena, a Jouko, implicaba quitarles parte en una realidad que bien podía golpearlos con todo su peso, y era en esa circunstancias que la protección no les proporcionaba medios para estar listos, para afrontar los peligros futuros, y comenzaba a cumplir el rol opuesto. Proteger era entonces descuidar, era vulnerar. Era desproteger. Sin embargo, la alternativa era otorgarles tantas herramientas como fueran capaces de asimilar para que las nuevas situaciones no los arrinconaran, y Senna no estaba segura de que ella, en primer lugar, las tuviera.

Si bien había hablado con la verdad, no lo había dicho todo. La presencia de sus amigas allí, en ese sótano tintado con mensajes kimiá, no era motivo suficiente para creer que se verían inmersas en su mundo de manera irreversible, y no podía afirmar que Tanja aceptaría la realidad de su padre y que Emma fuera a involucrarse en la realidad de ambas por simple empatía. No podía creerlo. Y mientras no fuera real, mientras no pudiera asegurarse de que ellas estaban ahí, tan conscientes de Alkaham como su propia llama, no podía descargar en ellas sus propios conflictos.

—Sé que lo mencioné antes —comenzó en un susurro, como si las paredes pudieran oírla—, pero es importante que estés segura antes de dar el próximo paso. No sabemos qué encontraremos y puede que ni siquiera sea una puerta como imagino. Es difícil estar lista cuando no sabes qué esperar, pero quiero que te preguntes si esto es lo que de verdad quieres, si esta faceta de tu padre es la que quieres ver.

Tanja se tomó algunos segundos antes de responder. Cuando lo hizo, pronunció las palabras con calma, como si fuera el razonamiento más lógico y el único válido, sin embeberlo de obviedad.

—Es una faceta ajena a mí, pero es una faceta de mi padre que puede haber dejado secuelas en mi vida y en la de mis hermanos. Esto es lo que él era y no puedo hacer más que aceptarlo para poder conocerlo de verdad. Y quiero conocer a mi padre tal como es, quiero que sus secretos dejen de ser parte de una vida que mantiene oculta a mis ojos. Quiero conocerlo —repitió.

Senna notó cómo un ligero escalofrío recorría su espalda, podría jurar que en el sentido de las marcas para las que aún no hallaba respuesta. Se dirigió a Emma, que se había detenido algunos pasos atrás.

—¿Estás de acuerdo con esto?

Emma se adelantó, decidida.

—Sigo sin entender qué ocurre, pero en una misma noche vi cómo mis dos amigas más cercanas se descompensaban por razones que escapan a mi comprensión y a mi realidad. No concibo aún qué es todo esto de Alkaham y Gianos y kimiá, pero sí entiendo que el peligro es real y sé que no puedo dejarlas solas, no me lo permite mi conciencia. Aunque tenga mis reservas sobre todo este asunto, soy incapaz de irme. Por ustedes.

Susurro de fuego y sombras (Legados de Alkaham #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora