12. Alkyren 'ei Anukig | Parte 2

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El cofre no estaba barnizado y la madera perdía color sobre las aristas y acababa desgastándose en las esquinas

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El cofre no estaba barnizado y la madera perdía color sobre las aristas y acababa desgastándose en las esquinas. El tallado a mano de los laterales sugería que en una época había tenido valor, pero ahora estaba escondido en un rincón de la cocina, sin nadie que le diera uso, olvidado. Senna destrabó la tapa y descubrió, con sorpresa y pesar, que los espacios entre divisores estaban casi vacíos. Había dos hojas pequeñas de aminto, que aún no se habían secado —el aminto tardaba año y medio en hacerlo—, y unas cinco hojas de loria, del tamaño de la uña de su meñique. Nada de aquello le servía. Cerró la tapa y apartó el cofre. Se sentó a la mesa y Tanja la imitó.

—No tiene lo que buscaba —explicó.

—¿Estás segura? —quiso saber Emma.

Senna le reveló el contenido del cofre y Tanja pareció contrariada.

—Solía estar repleto —expresó—. Es más, recuerdo el día que puso el seguro porque la tapa no cerraba sola.

—¿Alguien habrá estado usando las hierbas? —sugirió Emma—. ¿Leena, tal vez?

—Esto de aquí es aminto. —Senna señaló el par de hojas sin quitarlos de su sitio—. Sirve para calmar los dolores articulares más fuertes. Incluso si Leena fuera deportista, no necesitaría la cantidad que falta. No habría necesitado esa cantidad ni siquiera con consumo regular durante un año, además de que tendría secuelas. Y esto suponiendo que sepa exactamente para qué sirve cada planta.

Tanja sacudió su cabeza.

—Leena quería tener la caja cerca, saber que está ahí, pero nunca vi que la buscara.

—¿Qué hay de especial con la caja en sí?

—No estoy segura, creo que papá la hizo cuando tenía doce años y asistía al abuelo en el trabajo. Él decía que buscaría una nueva, pero Leena le pedía que no la cambiara.

Senna alternaba la mirada entre sus amigas, sin atreverse a considerar que el vacío del cofre podría también ser un indicador de lo ocurrido. Sugirió que podían beber algo caliente mientras conversaban, porque no se levantarían de la mesa tan pronto. Tanja se incorporó, pero Emma le indicó que permaneciera sentada, que ella se encargaría de preparar café para las tres.

—Sé que es posible que no puedas o no quieras contarnos demasiado sobre ti, al menos hoy, pero me gustaría saber qué ocurrió esta noche.

El pedido de Tanja hizo que Emma también prestara atención. Senna sabía que tendría que explicarse, no sería justo exponerlas a lo que ocultara Jaakko en el sótano sin hablarles de ella, sin ganarse su confianza. No podía esperar que acudieran al peligro solo por habérselos mostrado.

—Soy una alkyren —comenzó—. Significa que protejo el continente de Alkaham, de donde nacieron especies como los kimiá y donde fueron creados mis antecesores. Para completar, soy alkyren 'ei Asakem, lo que implica que, desde que manifesté mi alité, fui designada al desierto de Asakem, porque mi mentor pertenece a Asakem.

Susurro de fuego y sombras (Legados de Alkaham #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora