Tanja detuvo el vehículo en la zona de estacionamiento, en Vantaa. Emma iba a su lado, sosteniendo una caja de madera con una fuerza que dejaba sus dedos aún más blancos. Ninguna hizo el menor ademán de descender.
—Podríamos comprar un mapa —sugirió Emma—. Para que no se note demasiado que sabemos a dónde vamos.
—Tú lo sabes. Yo solo confío.
Senna permanecía en silencio. Sabía que se había excedido más temprano, pero comprendía también que estaba agotando sus tiempos en aquella protección que rompía con todo parámetro para el que había sido creada. No ella, su especie. Sin embargo, ni en ella ni en su especie Senna encontraba un lugar que le perteneciera. Mencionar en voz alta que la razón por la que no podía hacer un kird y mantenerlo era que su akmieele estaba desviando el uso de la energía para la supervivencia le demostró que tenía las palabras para explicar su malestar. Solo tenía que acercarse a Jouko y liberarlas, hacerle saber que tenía prisa por dar con Perttu. Tenía que pedirle a Ensio que hiciera algo, suplicar su atención como jamás lo había hecho. Abrazar a su madre por si el tiempo no le era suficiente. Esperar.
Solo tenía que hablar y esperar. No había nada más que pudiera hacer para cambiar su situación más que resistir a costa de los nudos que escondía Jaakko Virtanen.
—Compraré uno por si acaso —resolvió Emma—. No podemos contar con que tu padre señalizó cada camino. —Salió del vehículo luego de guardar la caja en su bolso y estiró los brazos.
—Senna...
—Ahora no —la cortó—. Que pueda ser útil depende de mi concentración. La ansiedad es paralizante para cualquier alkyren. —No quiso agregar que también lo era el miedo, y que temía que algo ocurriera en un sitio donde más personas estarían recorriendo los senderos y disfrutando un domingo entre la naturaleza—. Me basta con la ansiedad que me da hablar mañana con mi madre.
Salieron del vehículo a la vez. Emma no las había esperado y estaba pagando por un mapa en el momento en el que llegaron a su lado. Les sonrió y tomó a cada una de un brazo mientras las guiaba hacia la entrada.
La nieve no superaba los cinco centímetros en algunos tramos, pero lo cubría todo. La calma que le producía el frío hizo que Senna relajara sus músculos en el abrigo de aquel invierno que le permitía dominar su llama. Sus ojos se humedecieron. Si estuviera en Alkaham, habría sufrido en el cálido desierto de Asakem. Pero había decidido que interrogaría a Sara sobre el paradero de Perttu y averiguaría lo que estuviera a su alcance para decidir si su teoría estaba cerca de la verdad. Si su padre estaba buscando el regreso a Alkaham para ellos, Senna sería incapaz de marcharse.
Emma la había soltado y usaba su mano libre para sostener el mapa. Tanja escudriñaba las indicaciones que veían al pasar, atenta a su entorno. Senna solo las seguía, sin emitir sonido y sin dejar de sentir cómo el aire frío le cortaba el rostro mientras avanzaban. No le molestaba caminar por detrás de sus amigas, cuidando sus espaldas, ni que ellas fueran tomadas del brazo; entendía que lo veían como un riesgo mientras que para ella era la oportunidad de conocer más sobre cómo se manejaba Jaakko y cómo pudo haber llegado a conseguir los nudos que mantenían su alité controlado. La posibilidad de obtener respuestas que podían darle la clave para permanecer en Finlandia era su motivación para conservar la calma en el mar de anticipación que eran sus pensamientos.
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Susurro de fuego y sombras (Legados de Alkaham #1)
FantasiaMientras oculta la maldición que consume su fuego, Senna descubre que sus amigas peligran a causa de su mundo y ella es la única que puede protegerlas. ...