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Mientras mordisquea una papa frita, Nico llega a la conclusión de que su mejor baza para encontrar las respuestas que desea es la invocación de fantasmas desde el mundo de los vivos. Tiene que ser un punto alejado de la civilización pero no lo suficiente como para que no pueda reabastecerse de comida y tener algún techo bajo el cual dormir. Usar viajes de sombra para idas y venidas rutinarias o recurrir a Jules Albert para que le hiciera de chofer no son opciones inteligentes. Nico sospecha que su padre usa al chofer zombie para estar al tanto de sus actividades, como su versión de un dispositivo rastreador con cámara y micrófono incluido.

A las tres de la tarde esas papas, más un vaso grande con limonada rosa, consisten en su almuerzo. Hay escasos clientes en el pequeño local, dentro del cual se encuentra sentado frente al mostrador amaderado. El sonido de una película antigua del lejano oeste que emana una televisión colgada cerca le hace suficiente acompañía.

A decir verdad, Nico entró porque fue el primer local de comida que encontró al paso cuando notó que su estómago rugía de hambre. Había estado vagando por las calles de Elmont sin ningún rumbo en particular después de terminar un recado de su padre. No quería volver al campamento ni le apetecía llamar a Jules Albert aún. Pensó en pedir una hamburguesa pero como se había olvidado de reclamar el pago a su padre, no tenía dinero suficiente para las tres cosas y entre todas las opciones prefirió dejar afuera la hamburguesa.

Imagina qué diría Jason al ver cómo está llevando su vida después de su muerte. Si lo viera comer papas sin haberlas acompañado con un plato principal, priorizando la limonada rosa, le habría preguntado si se encontraba bien o le habría obligado a comer algo más, así tuviera que pagarlo él.

Lo cierto es que Nico no quiere volver a comer hamburguesas todavía. Jason solía invitarle unas cuando salían juntos. Ir a los Elíseos y verlo había resentido su herida a medio cicatrizar.

Obliga a su mente a volver a Will, Oasis y los portales. Intenta pensar en un buen lugar donde la muerte se conecte a la vida y obtiene su respuesta cuando sus ojos se dirigen a la pantalla en el momento que transmite un infomercial con imágenes promocionales de destinos turísticos en Inglaterra.

En el Cabo Beachy, cerca de la ciudad de Eastbourne, hay un acantilado que se conoce popularmente como El Abismo del Fin del Mundo. Nico había ido una vez y sintió la fuerte presencia de almas que se habían lanzado voluntariamente al abismo. Uno creería que un lugar famoso por los suicidios no es un lugar de conexión entre la muerte y la vida, sino al contrario, pero la lógica funciona en doble dirección. Los suicidios en su mayoría se dan por personas que querían escapar de su sufrimiento, y cuando quedan atrapadas en la muerte, aprenden a valorar la vida. Eso hace que quieran seguir conectados al mundo de los vivos desde el lugar de su muerte, enviando una resonancia a través de los mundos, y la conexión se hace más fuerte mientras haya más almas intentándolo. Cuando Nico fue pudo sentir el dolor con el que esas almas lidiaron en su vida, pero también su apego a la vida en sí. Invocar desde ese sector no requería que gastara energía de más ni ofrendas. Los muertos que querían hablar se agolpaban ante la oportunidad.

Decidido, Nico se prepara para partir. Primero va donde su padre, le pide su pago en libras y dinero extra para lo que le presenta como una misión para estudiar la actividad fantasma de su jurisdicción en Eastbourne. Luego, con la billetera llena, prepara un modesto equipaje y toma un autobús hasta Montauk, para luego hacer un viaje de sombras a la costa oeste de Inglaterra y finamente tomar el tren a Eastbourne. Una vez instalado en una cabañita relativamente cercana al acantilado, se echa a dormir por dos días enteros antes de dedicarse a invocar alma tras alma, buscando información.

Como había predicho, la mayoría de los que se presentan a su llamado son personas que se suicidaron y sienten melancolía por lo que dejaron atrás. A quienes emanan una energía más agresiva, embustera o ansiosa, Nico los manda de regreso al hades de inmediato. Mantener la compostura frente a los fantasmas es imprescindible a la hora de tratar con ellos, o alguno podría meterse por una grieta de la mente del invocador y atormentarle para robarle el cuerpo o utilizarle para volver a la vida.

Don't mess up with godsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora