© back to me; kth | book #2

doce

—JUNG HYORI—

— No queda otra opción, HoSeok. Encárgate de ellos durante unos minutos, recíbelos y ofréceles algo de tomar o lo que sea, tengo que solucionar esto cuanto antes.

— ¿Estás segura de recibirlos? No agendaron ninguna cita ni avisaron con anticipación que vendrían, por si no fuera poco entraron a la sala de reuniones como si esta fuera su puta empresa.

— Vocabulario —dije mientras me centraba en todo el papeleo que debía hacer, HoSeok suspiró.

— Mi vocabulario es lo de menos ahora, no intentes ocultar el hecho que también estás molesta por su comportamiento. 

—suspiré y me recargué en el respaldo de la silla— No estoy negando nada, claro que estoy molesta y mucho más de lo que tú, ellos no pueden entrar así a todas partes como si fueran de su propiedad, ¿Crees que me quedaré con los brazos cruzados? No soy imbécil.

— ¿Entonces por qué debemos ir a recibirlos? Yo no pienso ir, ni loco. —dijo mientras se sentaba frente a mí, suspiré y voltee a verlo.

— ¿Quieres dejarlos solos en la empresa para que ellos puedan inspeccionar lo que hacemos? ¿Y si también intentan meterse a otras salas a investigar que hacen los empleados? Puede que nosotros no seamos una de las más grandes empresas pero no voy a exponernos a este tipo de cosas. Ahora ve y hazte cargo como te pedí —volví a lo que estaba haciendo, el asintió resignado y salió de la oficina.

Una vez HoSeok se marchó, me sentí mal por haber actuado de esa manera con él, sin embargo, debía dejar en claro que a pesar de ser hermanos, el debía seguir mis órdenes por el simple hecho de ser su jefa y quien le da esos cheques tan grandes. Tomé mi teléfono y marqué el primer número para comunicarme con SoHye.

— Tráeme una pastilla para el dolor de cabeza, rápido por favor. —colgué y me recargué de nuevo en el respaldo de la silla. Tenía que apresurarme a terminar de firmar los papeles que estaban en el escritorio pero no podía concentrarme, me dolía terriblemente la cabeza, además, seguía intentando recordar que había hecho aquella noche que me embriagué. 

"¿No quieres, o no puedes?"

"Estoy dispuesto a todo contigo."

Froté mi cien con la yema de mis dedos mientras seguía intentando recordar algo más que dos cortas oraciones. Estaba segura que esa era la voz de TaeHyung, era fácil de identificar incluso si susurrara o hablara desde lejos, incluso mi corazón latía con fuerza cuando recordaba sus dulces palabras, mierda. A los pocos segundos SoHye entró a mi oficina con un vaso de agua y una caja de pastillas, era algo que debía tener preparado siempre desafortunadamente.

— Señorita Im. Sólo para recordarle que a las dos de la tarde tiene una cita con el señor JaeBum en el restaurante Jungsik Seoul, pidió que por nada del mundo faltara a su reunión, por favor. —asentí y me pasé la pastilla con un trago de agua.

— ¿Alguna otra cita más tarde?

— A las cinco debe reunirse con el señor Min y su esposa para una pequeña reunión con otros inversionistas, más tarde, a las siete de la noche, tiene una reunión con el señor Kim TaeHyung, dijo que vendría un chofer a recogerla. —me quedé helada.

— ¿TaeHyung? —asintió.

— El señor Kim hizo una cita con usted hace dos días, usted me dijo que estaba bien y que por favor confirmara la reunión. —lo había olvidado por completo, di por seguro que no lo vería al menos hasta dentro de una semana, maldición. Revisé la hora en el reloj que estaba cerca de la puerta, aún faltaban cuarenta y dos minutos para la cita que tenía con JaeBum, suspiré.

— Recorra la cita que tengo con mi esposo una media hora. Explique que tengo que arreglar unas cosas muy importantes y por ello demoraré un poco, si demoro más de treinta minutos en esta estúpida reunión, cancele la cita y discúlpeme con JaeBum por favor —tomé algunos papeles del escritorio y me puse de pie para acomodar un poco mi falda, mi secretaría hizo una reverencia y después salí de mi oficina. Tenía que dejar en claro quién era la persona que mandaba.

⋆⌘⋆ ────────

— Lamentamos haber llegado sin avisar, pero necesitamos una respuesta hoy. —JunSeo había hablado apenas me vio cruzar la puerta de la sala, sin dejarme hacer la reverencia que se supone debería hacer, HoSeok me observó molesto para después ponerse de pie, tomé aire y saludé a todos mientras cerraba la puerta.

— No sabía que tenía tan malos modales, señor Park. —dije mientras caminaba hasta mi asiento, JunSeo carraspeo.

— ¿Disculpe? No creo deberíamos hacer aquello de las reverencias, ambos somos de la misma edad, somos casi socios, debería—

— ¿Socios? —sonreí mientras tomaba asiento y dejaba mis cosas sobre la gran mesa rectangular que se encontraba en la sala de juntas, HoSeok avanzó en su silla y se acomodó a lado mío— De acuerdo, antes de tocar ese tema, me gustaría dejar algo en claro. Me sorprendió que un empresario de tal magnitud como lo es usted, siendo socio de una de las empresas más importantes de este país, no sepa que no debe entrar a empresas ajenas a imponer. Mucho menos que no puede llegar aquí sin realizar ninguna cita o tan siquiera notificar con mi secretaría su grata visita.

— ¿Qué? Disculpe pero estoy en todo mi derecho—

— No lo está —dije mientras azotaba mis puños en la gran mesa, los socios que estaban a lado suyo me observaron mal—, aunque usted fuese mi socio, hermano o incluso mi cónyuge, bajo ninguna circunstancia tiene derecho a entrar de esta manera a mi —enfaticé— empresa. En caso que esto vuelva a suceder, quiero dejar en claro que será obligado a salir de la misma y se le prohibirá la entrada a usted y a cualquier otro socio de su empresa, no me interesa si Shilla, a quien usted representa, sea una empresa mayormente reconocida —tomó aire— y siendo honesta, me sorprende que alguien como usted, se atreva a decir que es de una empresa tan grande y respetada como es Shilla, es realmente... Patético.

— ¿Patético? —preguntó ofendido, suspiré y me senté de nuevo.

— Así es. Ahora, sobre aquella respuesta que había estado esperando —aclaré mi voz y me reincorporé en la silla—, JunSyo Group ha decidido no trabajar con ustedes —frunció su ceño y cuando vi la intención de manifestar su desagrado, lo interrumpí—. Lo meditamos durante un largo tiempo y aunque encontramos más desventajas que ventajas al no trabajar con Shilla, decidimos que es mucho más importante nuestra dignidad y prestigio. Preferimos esperar a una empresa realmente seria y profesional con la que asociarnos —me puse de pie e hice una reverencia—, espero que tengan una buena tarde y lamento que su viaje haya sido en vano. No creo que sea necesario mostrarles la salida.

¿Me había ganado enemigos realmente peligrosos? Sin duda alguna.