June Charleston era ese tipo de chica que veías por la calle, y si eras mujer, probablemente dos cosas podrían pasar por tu cabeza: Envidia o admiración. Era solo con ver su caminar, su paso tan decidido y seguro, que hacía que los chicos quedasen hechizados. Esos ojos avellana claro, cabello color caramelo y labios con forma y naturalmente rosados. Parecía un reloj de arena. Una Afrodita. Ella tenía a capitanes de equipos de fútbol besándole los pies, chicos rudos mandándole mensajes, frikis desesperados y valientes le murmuraban un "hola" nervioso. Pero entre todos esos chicos... ella vió a ese niño tímido.