20 de marzo del año 2450. En el hospital nacional de Sendai por primera vez en 25 años ha nacido un omega. De piel ligeramente bronceada, inusual cabello rosa y orbes color avellana, el llanto de Yuji Itadori resuena en el hospital. Por los altavoces y con algarabía es anunciado aquel milagroso nacimiento, haciendo que aquellos en el interior sin importar su condición celebren este acontecimiento. Los mejores médicos y enfermeras son asignados a Kaori Itadori, quien débil por su segundo parto celebra junto a su esposo, Jin, el nacimiento de su bello hijo omega. Ellos son de esas extrañas parejas que llaman destinos. No solo contrajeron matrimonio, sino que también se enlazaron. Minutos más tarde, el pequeño ya está registrado en la base mundial y el gobierno envía seguridad privada para salvaguardar al cachorro. Deben protegerlo a cualquier precio, ya que su vida vale más que el mismo oro.