Capítulo 29: ¡Sorpresa!

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La primera vez que narrare sin algo penoso o con la intención de hacer sufrir, luego me lo agradecen ;).

=Narro yo=

La nieve golpea con fuerza a la pequeña isla de Berk, el día más helado y gris de la temporada, e irónicamente los cerebros de los alumnos de segundo año arden como el infierno concentrados en los exámenes finales.

Una linda forma de pasar un finde semana, encerrado con los tan agradables compañeros, comenzando las evaluaciones, sin opción de salir ni a la esquina, la nieve bloqueo todas las salidas.

Murmullos, borrones, trazados, tamborileos con los dedos, suspiros y copos de blanca nieve es lo único que se escucha en el alrededor, todo parecía tan pacifico, pero si uno pudiera entrar a una de sus cabezas, estarían en medio campo de bombas en plena explotación.

El movimiento constante de la pierna de Hipo hacia que al pobre le costara concentrarse, miró a su alrededor para solo encontrarse a sus amigos, que por primera vez en la vida los veía tan concentrados, Patapez murmura cosas solo entendibles para él, Heather cuenta y recuenta con sus dedos asegurándose de que no haya ningún error, Patán con bastante esfuerzo está inclinado hacia delante intentando ver la hoja del rubio robusto y los gemelos tienen ases bajo la manga, literalmente, sus trucos no tienen, ni tendrán fin.

Movió su vista al frente a la diagonal donde se encuentra su novia, mordía la parte trasera del lápiz, pensativa, al sentir su mirada lo observo sobre su hombro dándole una mirada cargada de buena energía y tranquilidad, lo que él necesitaba, le sonrió de lado y ella volvió a su prueba, Hipo intentó devolverle el gesto, pero fue tan efímero que ni le dio tiempo, justo lo que se le estaba acabando si no continuaba, agradeció de forma silenciosa a su novia de que lo hubiera hecho, de la misma forma que ella le da paz, también lo desconcierta.

Centro su cabeza al frente, debía aprovar, es un paso hacia su futuro aunque aun no tiene ni la más remota idea de lo que va hacer con su vida. De cierta forma su indecisión lo asusta, no, le aterra.

¿Y si no se decide a tiempo?

¿Qué sucedería que ya llegó la hora y no tiene idea, pero sus amigos si? Tendría que ver como sus amigos y novia se van a hacer su vida y él ahí, estancado, ¿tendría que tomar la automovilística de su padre como el siempre deseo? No es una idea que lo emocione, pero tiene que seguir, debe estar listo a lo que sea que se le venga encima.

Pero de algo esta seguro.

No se va al lado químico.

Cuando el timbre sonó anunciando el descanso, algo precioso para los estudiantes, los chicos fueron a sus casilleros donde se lanzaron al suelo como si fuera una nube invitándoles a descansar, que fue muy bien recibido por un pelinegro que no dudo ni dos veces en responder su llamado.

—No resistiré otra hora más ahí dentro—exclamó Brutilda agotada dispuesta a sentarse al lado de las piernas, que descansan en la pared, de Patán

—Que pena por ti hermana, porque yo podría vivir ahí—se cruzó de brazos Brutacio

Un enfrentamiento de miradas se llevo a cabo, creando un silencio ridículo, como lo toman sus amigos. Hipo y Astrid se sentaron en la pared frente a ellos mientras que Heather toma asiento donde antes estaba una rubia, Patapez lo imito poniendo distancia, pero de igual forma siguiendo sus movimientos que para él son tan únicos solo porque vienen de ella.

Astrid tomo la libertad de descansar su cabeza en el hombro del castaño disfrutando—que es lo máximo que tendrá—, la paz antes de volver al salón a freír, nuevamente su cerebro. Hipo agarró con delicadeza su mano y empezó a mimarla trazando círculos imaginarios, apoyó su cabeza en la pared con la mirada en el techo y cerró los ojos disfrutando su cercanía.

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora