Capítulo 34: Cruz Deja Con La Duda

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=Astrid=

—Tenemos que abrirnos a esa posibilidad—dijo Hipo paseándose de un lado a otro dejándome mareada

Abrimos en discusión la posibilidad de que el asesino no este yendo necesariamente por todo el equipo de futbol y porristas del 83, según Hipo puede que solo sea una distracción, o un tipo de castigo para las personas involucradas realmente en su venganza, con solo esa idea un escalofrió recorrió toda mi columna hasta erizarme los pelos de la cabeza.

En cuya venganza entran, como parece costumbre últimamente, mi padre, junto a Estoico y de seguro un par más. Ah y también mi madre, ella es lo que no cabo de entender, pareciera que rompe todos nuestros patrones, tal vez sea así, fue la primera, de seguro que antes, nada de esto estaba planeado. Seguro que para el asesino solo fue una vida más, la que causo su impulso sanguinario y tuvo suerte a no dejar ninguna pista.

—Sí, entiendo, pero sería demasiado enfermizo, ¿asesinar para cubrirse?—pregunté.

No quería que pensara en que su idea sea errónea, claro que no, solo esperaba que no fuera de verdad, esperaba que no hay un tipo yendo por personas solo para desviar una investigación, creo que prefería que fuera más por venganza en vez de porque sí.

—En este caso me esperaría cualquier cosa, As.­

No podía culparlo, yo también estaba igual que él, solo tenia una rayito de esperanza que esperaba conservar, aunque creo que no será posible. Suspiré llevando mis manos a mi cara, me sentía estresada, cansada, confundida hasta un poco dolida, sabia que descubriría cosas de mi madre, pero he llegando a un punto donde dudo si realmente la conocí.

—Si tuvieras razón y nuestros padres son realmente el objetivo, si es que no es uno de ellos, ¿Cuál seria patrón realmente? Mamá fue la primera, seguramente fue ella quien detono su furia, ¿acaso era un amor no correspondido? Hasta donde yo sé a mi padre no le ha pasado nada y a tu papá—vacilé un poco en continuar, Hipo estaba estático esperando a que termine, pero sus dedos tamborileando en su brazo lo delataban, estaba ansioso, dude—. Si tu papá es un trofeo final para él ¿por qué atacarlo? Y eso me hizo pensar, ¿recuerdas cuando nos sentimos vigilados? Tal vez teníamos razón, vio como nos acercamos y tal vez uso a tu padre, si él es un tipo de trofeo no lo sé, quizás no le importo mucho cambiar sus planes, el final seria el mismo, aunque no lo logro.

Trate de decirlo lo mejor que pude, pero no se da todos los días que tu padre era una carnada donde caímos con facilidad y a un tipo le resulte la nada de si vive o muere. Sí, había decidido que Hipo volviera después de su pequeña explosión, esperaba que Hipo tuviera más calmado, aun seguía preocupada por él, estaba atenta a cada movimiento o gesto que me indicara una molestia, luego de unos días que no habían pasado nada acepte.

Esperaba no equivocarme.

Tampoco quería culparlo o que se culpara. Hipo se quedo callado, arrepintiéndome de inmediato, no quería que retrocediera, prefería que se enojara con el resto y no con él, aunque no sé si seria posible, de algún modo me sentía hipócrita pidiéndole lo imposible, porque es algo que yo hago todos los días.

No me malentiendan, nada en el mundo me haría arrepentirme de haberme quedado a ayudar a Estoico, hice un gesto egoísta, sé la falta que hace un padre, el trauma, la culpa y la ira, no le deseaba nada de eso a Hipo, no se lo desearía ni a la bruja de Tamara, es un destino cruel, para el atacado como a quienes lo rodean.

En total la muerte les afecta a los que siguen aquí, en este juego retorcido llamada vida, posiblemente condene a otras familias a pasar lo que nosotros pasamos, tal vez se unirían como había dicho la Dra. Diaz en su consultorio o se romperían como sospechaba que sucedía con la mía.

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora