Capítulo 21: A Dormir

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=Astrid=

Con el corazón latiendo a mil, sintiendo que se me iba a salir del pecho logre salir de la escuela, mire al cielo con un suspiro, aun está claro, lo cual puede que tenga la suerte de llegar a casa sin que mi padre la halla invadido. Ciertamente me había desahogado y me sentía feliz, al fin, de que haya conocido otro lado de Hipo, ahí cuando el dicho de que nunca terminas de conocer una persona ya me está pareciendo cierta.

Sacando los sentimientos de rayos de sol, sigo muy molesta con mi padre, yo solo lo podía considerar como traición, sé que él lo intenta y se esfuerza mucho para llevarse a paz conmigo, pero toda nuestra vida fue así, un ciclo de discusiones con el único freno, mi madre, que para aumentar mi mala suerte, ella se fue.

Entre a mi casa en puntillas para no hacer ni el más mínimo ruido, apesar de que mis sospechas que la casa está más solitaria que la soledad misma.

Prevenir antes de lamentar.

Efectivamente la casa está vacía, con la excepción de Tormenta que debe estar en mi cuarto esperando con ansias ser alimentada, con más tranquilidad que antes me encamino a las escaleras. Al entrar a mi cuarto lo primero que veo es a Tormenta moviéndose sin para exigiendo que abra la rejilla que le impide volar con libertad, me acerque e hice su concedido pedido mientras ella vuela por toda la casa yo lleno su plato hasta el tope y preparo mi bolso para ir a la casa de Heather.

—Pelea—escuché a la más tranquila Tormenta que con su cabeza ladeada me hace entender que es una pregunta

Le dedique una sonrisa de lado y me puse en cuclillas adelante de la cama donde ella está.

—Sí, Tormentita—respondí con un tono triste en mi voz

Con mi mano le acaricio su delicado plumaje azul intentando calmarla, de algún modo a ella también le molesta bastante el hecho que discutamos con mi padre, últimamente no le he prestado mucha atención, no como el principio, tengo el ligero temor de que haya escuchado a mi madre... bueno ya sabrán.

—Todo se arreglara, lo prometo

Le desordené su plumaje y fui por mis cosas lista para irme antes de que mi padre llegue, coloqué mi bolso en mi espalda y me voltee a ver a Tormenta que seguía viéndome, es muy inteligente a pesar de ser un pájaro.

—Te deje comida suficiente por si a mi papá se le olvida al igual que agua, ¿Está bien?—ella asintió—. Todo estará bien—le dije más para mi que para ella

Respire hondo y me dirijo a la puerta, pero un sonido de la puerta me desconcierta junto con el sonido de un motor del auto aun encendido.

Mierda.

En silencio abro y cierro la puerta tras de mi, me pongo de rodillas y camino por todo el pasillo hasta llegar a la escalera, él está ahí con la puerta abierta, de seguro fue a comprar, siempre deja el auto encendido aunque ni siquiera lo este usando, todo el tiempo le digo que lo apague que después de seguro no lo van a robar, pero tendré que contenerme.

—¡Astrid!—me llamó—. ¡¿Ya llegaste?!

Silencio

Tenia miedo que Tormenta lo llamara así tendría que verlo, por lo cual, aunque nunca me funcione, rece a los dioses que creo que tiene el hobby de hacerme la vida miserable.

Mi padre se quedo unos segundos más esperando una respuesta que nunca llego, vi en su cara cierta tristeza y se fue a dirección al auto, espero que apagarlo y tal vez sacar lo ultimo que compro. Aprovechando la situación corrí escalera abajo casi rompiéndome un tobillo, al llegar abajo apure mi paso para llegar al living y lanzarme de guata al suelo siendo cubierta por el sillón para no ser vista.

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora