Capítulo 22: El Secreto Que Todos Sabian

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#AmoEsteDrama

=Hipo=

El final del día fue bastante aburrido en realidad, pero no lo admitiré, mucho menos al frente de Brutacio que se esforzó mucho para que pasemos un buen rato.

Ni mencionar la mañana, pues aunque sea parte de la rutina el sueño estaba presente, en especial en la cara de Patán, pero eso ya es otra historia.

El padre de Brutacio nos llevó a la escuela, cuando llegamos casi de inmediato nos encontramos con la chicas que por alguna razón las veía diferente, no sé que exactamente, físicamente están igual que ayer la última vez que las vi, pero hoy están más ¿tranquilas?.

Ellas nos vieron, sonrieron lo que nosotros le devolvimos el gesto, nos adentramos a la escuela y me ubique a la par de Astrid.

—¿Cómo les fue en su noche de hombres?—me preguntó Astrid con gracia y una sonrisa

—Em... Fue muy divertido, no los pasamos de lo mejor—contesté—. ¿Y a ustedes como les fue?

Ella pareció pensar muy bien lo siguiente que iba a decir.

—Ah, pues fue algo tranquilo—ella asintió—. Seh, tranquilo

Luego de nuestra pequeña platica entramos a clase que para mi penosa existencia me tocaba Historia, o sea que sin compañía de mis amigos, apunto de desmayarme por el sueño que tengo. Mientras mi mente caía una y otra vez a un abismo creando un ciclo donde estoy y a la vez no en clase, saque mi croquera de modo casi inconsciente y deslice el lápiz de forma circular creando un circulo como el abismo que ahora estaba pasando.

Lo que antes era un circulo perfecto le empecé a dar forma de una nariz de un animal y luego termine por dibujar un oso, ya que estamos viendo la guerra fría, lo que me sirve de escusa por una parte si es que me descubren.

El profesor siguió explicando sin percatarse que yo ni mire lo que presenta en el pizarrón, pues mi única atención era en mi croquera, así me la pase toda la hora, entre dibujos que jamás expondría, tampoco es que me considerara bueno, solo plasmo mis ideas en un papel como cualquier otro.

Cuando la clase termino fui el ultimo en salir, al ver lo que me había tardado salí en un trote que no llego muy lejos, por estar concentrado en intentar meter la croquera choque torpemente con alguien que de inmediato supe de quien al escuchar su melodiosa risa.

Me hubiera quedado contemplando esa imagen, pero me di cuenta de algo, mi croquera no está y no fui el único que lo noto pues Astrid se agacho rápidamente, intente ser más rápido, pero naturalmente ella me gano.

—Wow

Fue lo único que dijo, sin saber que hacer y empezando a entrar en pánico la tome por los hombros con cuidado y la guie al salón de química que está al lado, mientras que ella ojea mis dibujos que había hecho anteriormente.

Al parecer ni cuenta se dio cuando entramos al salón, que gracias a los dioses está desocupado, me separe de Astrid para ponerme al frente de ella no comenta nada, sus ojos brillan y veo una ligera curación en su comisura de la boca, pero no comenta nada, lo que me pone más nervioso.

—Hipo, esto es...—se interrumpió al notar que estamos en un salón, sacudió su cabeza, supongo para quitar importancia al asunto y se volvió a mi con una sonrisa—. Esto es realmente hermoso—comentó mostrándome bocetos que hice por aburrimiento

—¿Q-qué?—tomé la croquera, la ojee buscando lo que ella veía

—Que esto es hermoso—repitió—. Deberías estar en clase de arte, no en la libre, tienes talento—dijo con un tono leve de reproche

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora