Capítulo 17: Noche De Insomnio

283 27 15
                                    

=Astrid=

La noche llegó nuevamente, un sábado común y corriente estaría en mi cama comiendo lo que sobra en el refrigerador, viendo una película y aguantando las quejas de mi padre, pero como nada es perfecto, no me encuentro realizando esas encantadoras actividades.

En cambio estoy acostada en un colchón inflable, apenas tolerando los ronquidos de Brutilda y los movimientos constate por parte de Heather para que pueda acomodarse y yo aquí, bien despierta sin una pizca de sueño por la estúpida idea de que alguien me esté espiando, el mejor sábado de mi vida.

Entonces vi a través de las telas de la carpa, la intensa luz de el fuego proveniente de la fogata de el exterior que volvió a encenderse, mire a ambos lados donde se encuentran las chicas plácidamente dormidas. Con cuidado, pero sin ayuda de el ruidoso colchón, me levanté.

Cerré la tienda tras mi espalda cuando exitosamente logré salir sin despertar a medio bosque, veo la tienda de los chicos que está cerrada, caminé por el mini pasillo que hay entre las carpas y al salir veo a un castaño sentado en un tronco, observando con atención el movimiento elegante que tiene el fuego.

Él alzó la vista apenas escuchó el pasto crujir ante mis pasos, me regaló una cálida sonrisa y con un movimiento de cabeza me indica que lo acompañe.

Le devolví la sonrisa en respuesta y me encamine a su dirección, tomé asiento a su lado en completo silencio, mi mirada se perdió en el inteso fuego con sus hermosos colores y tonalidades que iluminan con éxito su alrededor.

—¿No puedes dormir?—pregunté con cierto tono de obviedad

Él dejó de contemplar el fuego para mirarme, con solo ese acto mi corazón dio un vuelco.

¡Dioses ayúdeme!

—Sí, me siento... Extraño—divagó un poco

Rápidamente él volvió con su mirada a la fogata. Con la poca luz que tenia podia ver que está tenso, pero creo que no es por mí. Él tambien lo siente.

—¿Sientes que te observan? —inquerí, me miró de reojo y ahí, sin que él supiera me dio la razón—. ¿No te gusta estar debajo del microscopio?—bromeé para intentar de aligerar el ambiente

Claramente fue inútil, me siento igual que él y no es una sensación agradable, una de las razones por las que queria dejar esto. Pero lo hecho echo está.

Hipo empezó a jugar con sus manos por el nerviosismo, posé una mano sobre las suyas deteniendolo, él me miró y yo le sonreí de lado de forma fugaz.

—¿Desde cuando lo sientes?—le pregunté ya cuando estuvo más calmado

Él pareció meditarlo unos segundos mirando nuevamente las llamas anaranjadas.

—Cuando fui por Mark al club—confesó—. Me sentí extraño, pero no puse atención, pensé que no era nada, hasta hoy

Por un momento quise estrangularlo por no decirme, pero por otro lado lo comprendía, yo estaba dejando el caso y él no quería, esto pudo ser otra forma de dejarlo.

Odio mi lado que le tiene afecto, más de lo que me gustaría, de no ser así le hubiera dado un buen puñetazo, pero ese lado existe y puede ser una condena.

—¿Y tú?—preguntó sacándome de mis pensamientos

Volví a recordar mi día paranoico donde a la fuerza—o a medias—Tuve que ir a su casa, por su preocupación y mi temor.

—Cuando fui a tu casa por la noche, creo que alguien me seguía y en el bosque cuando ustedes se fuero al río—dije, con solo recordar eso un escalofrío se hace presente detrás de mi cuellos, estremeciéndome—. No quiero decir te lo dije, pero te lo dije

Un Misterio en BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora